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Tribuna
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¿Por qué crece la preocupación sobre los tipos?

Que cuáles son los riesgos para el crecimiento mundial? Los precios del crudo, la gripe aviar, los desequilibrios en las balanzas exteriores y los tipos de interés. Sí, los tipos de interés pasan ahora a primer plano dentro de las amenazas para el crecimiento mundial y la propia estabilidad de los mercados financieros mundiales. Y no lo digo yo: ha sido una reflexión común en los diferentes foros internacionales recientes. Incluso desde el Ministerio de Finanzas japonés se ha adelantado que será objeto de debate en el G-7 de este mes, en paralelo al análisis del mercado de crudo.

Se pide prudencia a los bancos centrales en el manejo de los tipos oficiales, aunque en el caso del Banco de Japón y el Banco Central Europeo no hace falta. Ambos han matizado recientemente su mensaje, de forma que ahora se alude claramente a la cautela a la hora de aproximarse a una política monetaria más neutral.

Algo más ambigua ha sido la lectura desde la Reserva Federal (Fed) de EE UU. Así, si primero escuchábamos a varios miembros de la Fed acortar el margen para la subida de tipos, el viernes Bill Poole nos sorprendió al elevarlo de forma implícita hasta un mínimo de 0,5 puntos. En su opinión, subir los tipos para contrarrestar futuras tensiones en los precios puede tener sentido cuando el coste futuro para combatir la inflación puede ser mucho mayor que para moderar la desaceleración económica. Supone de forma implícita un cambio de lenguaje frente a la mesura anterior al defender la aproximación a tipos de interés neutrales.

Pero, ¿qué ha pasado para toda esta preocupación sobre los tipos de interés? Nada en apariencia. O mucho, si vemos el daño sufrido por los mercados de deuda. En apenas un mes hemos visto cómo los tipos de interés de la deuda han alcanzado los niveles más altos de los últimos tres años. En el caso del treasury a 10 años, hasta el nivel psicológico del 5,0%. Un año atrás el ya ex presidente de la Fed Alan Greenspan aludía al conundrum al estudiar los bajos tipos de interés de la deuda. Niveles del 3,9% en el 10 años que, en su opinión, no podían tener una única explicación. Más tarde sí lo vio claro, junto con el nuevo presidente de la institución, al valorar el impacto del elevado ahorro a nivel mundial. O escasa tasa de inversión. Esta argumentación ha sido mantenida por Ben Bernanke en su última comparecencia antes del fuerte ajuste del mercado.

¿Quizá hay menos liquidez ahora? Viendo cómo han reaccionado otros mercados, especialmente commodities, no parece ser la mejor explicación detrás de las subidas de los tipos de interés de la deuda. ¿Menos credibilidad de los bancos centrales? En el BCE ha sido frecuente la alusión a este tema, al argumentar que la actuación de los bancos centrales en su lucha contra la inflación se veía recompensada con una prima de riesgo menor como mostraban los bajos tipos de interés de la deuda. ¿Ya no se valora de la misma forma? Sinceramente, no tengo respuesta fiable para estas preguntas. Pero sí sospechas centradas en varios temas.

El primero pasa por un aumento estacional de las emisiones de papel a nivel mundial en el primer trimestre, ampliado su efecto psicológico con los anuncios sobre operaciones corporativas. El segundo factor se centra en el sesgo de la política monetaria en el ámbito mundial, especialmente entre los principales países desarrollados que lo argumentaban bajo el riesgo de inflación que conlleva la elevada liquidez actual. Por último, la creciente tensión comercial entre las autoridades de EE UU y China. æpermil;sta ha sido en el pasado uno de los principales inversores internacionales en renta fija norteamericana.

¿Qué nos queda? Partiendo de la máxima de que 'el mercado siempre tiene la razón', lo fundamental es centrarnos en el nuevo escenario que nos presentan las ahora altas rentabilidades de la deuda. Sí, niveles de tipos de interés reales del 3,0% en el treasury a 10 años ya no se pueden considerar como bajos desde una perspectiva histórica. Pero tampoco son tan altos como para considerar que las Bolsas ya no son atractivas en términos relativos. Con todo, el ajuste ha sido demasiado rápido como para no pasar factura, aunque sólo sea en términos de un aumento de la volatilidad a corto plazo. En los mercados, dado el positivo impacto que ha tenido la escalada de los tipos en los precios del oro y otros metales preciosos. Incluso en los precios del crudo, ya beneficiados a su vez de la inestabilidad por Irán y Nigeria. Pero es el mercado de divisas el que mejor está reflejando el aumento de la incertidumbre en los mercados de deuda. Lo seguirá haciendo.

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