Habilidades psicosociales y valores van de la mano
El liderazgo excelente requiere del directivo un control consciente del lenguaje para comunicar siempre lo que se quiere decir
La formación de líderes concede importancia a las habilidades psicosociales pero no siempre vincula a éstas con los valores. Así lo cree Santiago Fernández Barrero, director general de la compañía especializada en la formación virtual Puedesmas.com. 'Hay gente excelente en sus actos, pero que usa las herramientas de liderazgo para fines poco éticos. Son líderes que no reparan en el cómo de las cosas, unas personalidades mesiánicas o líderes tóxicos que no generan confianza', explica.
Fernández ha creado una metodología de formación de habilidades psicosociales, utilizadas siempre en combinación con los valores, que se puede aprender a través del denominado Máster en Autoliderazgo Excelente. A su juicio, algo que no puede faltar en el maletín mental del directivo es el control consciente del lenguaje. 'Consiste en decir exactamente lo que se quiere decir para lograr los objetivos que se persiguen', explica. Y pone un ejemplo de cómo el hecho de elegir las palabras adecuadas es clave: 'en lugar de decirle a un niño que debe hacer los deberes hay que invitarle a realizar su entrenamiento', señala.
Y no sólo se trata de la comunicación con otros. También es importante la que se establece con uno mismo. Para Fernández, es frecuente encontrarse con profesionales que manifiestan actitudes victimistas a los que un pequeño cambio en sus pautas de comunicación intrapersonal les permitiría ser mucho más eficaces. 'A la gente que dice, por ejemplo, que siempre lo hace todo mal yo le preguntaría: ¿siempre? ¿todo? ¿tan mal?', argumenta. Este experto, que procede del mundo de la Psicología del alto rendimiento deportivo, también recomienda a los directivos que dominen el análisis de los sesgos negativos del pensamiento, es decir, de aquellas cuestiones que los encorsetan cuando tratan de encontrar soluciones. Se trata en aprender de otra manera, intentando olvidar condicionantes del entorno, como la rutina. 'El análisis de estos sesgos ayuda a localizarlos y eliminarlos para reformular los planteamientos de otra manera distinta a la habitual', añade. Ese análisis, insiste, debe hacerse teniendo en cuenta los valores para que la salida de los dilemas tenga congruencia.
Otro análisis que hay que conocer es el de las experiencias afectivas. Según Fernández, los profesionales -en realidad cualquier persona- no saben a veces qué sienten. Por ese motivo es necesario aprender a conocer la cadena de pasos que llevan a un determinado sentimiento negativo. Así es posible encontrar el punto en el que se puede evitar que éste se produzca. A su juicio, un buen líder también debería comprender de qué forma se configura la personalidad. æpermil;sta se estructura en varios niveles. En el primero está lo más personal: la misión. En el segundo, la identidad. Luego, los valores. Una personalidad atractiva es aquella en la que existe una correcta alineación entre misión, conductas y valores. Siempre es bueno saber valorar esta alineación en uno mismo y en los demás.