General Motors se juega su estabilidad financiera en 2006
Standard & Poor's mantiene su pesimismo sobre la automovilística
El que viene no será un año normal para General Motors. Es el de la gran prueba, el momento en el que tiene que empezar a impresionar realmente primero a sus potenciales clientes y después a los inversores y analistas, algo que hasta ahora no ha hecho y le cuesta caro.
El lunes, la agencia Standard & Poor's rebajó dos grados más la calificación de la deuda de GM. Es la tercera vez que lo hace en un año. La primera, en mayo pasado, fue para degradarla a la categoría de basura. A día de hoy, la calificación de la deuda de la empresa de Detroit está en su nivel más bajo en 52 años.
S&P tomó esta decisión una vez estudiado el plan de ajuste presentado hace unas semanas (30.000 despidos y cierre de 12 factorías en Norteamérica) y el acuerdo con los sindicatos para rebajar costes sanitarios. Estas acciones no han impresionado a los analistas de S&P, quienes tienen un acceso especial a los libros de la compañía.
Scott Sprinzen, experto en automoción de esta agencia, afirma que si la posición financiera de GM continua deteriorándose y sigue la tendencia de los últimos trimestres, la posibilidad de la suspensión de pagos 'no es extrema'. GM ha perdido 4.800 millones de dólares este año en su negocio principal en EE UU. Actualmente tiene 19.000 millones en cash.
Pero en S&P tienen algo muy claro: los beneficios de los recortes de costes pueden verse contrarrestados si GM no puede estabilizar o ganar mercado en 2006 sin echar mano de los descuentos en EE UU. No son los recortes, son las ventas lo que importa.
Y aquí GM tiene que poner en práctica una lección obvia. 'En una automovilística no hay ningún problema que un buen coche no resuelva'. Lo dijo Carlos Ghosn cuando se puso al frente de Nissan.
GM sabe que tiene este problema desde hace años y de hecho ese fue el motivo para contratar a un histórico del diseño, Bob Lutz. A Lutz se le encargó dar alegría a una línea de modelos que perdía atractivo conforme lo ganaban los fabricantes asiáticos e incluso Chrysler, que ha reconectado con los clientes.
Hasta ahora GM ha conseguido poco en este frente e incluso se han hecho chistes sobre la poca innovación que en este sentido. Cuando hace meses la empresa presentaba fotos de perfiles de sus coches en una doble página de publicidad, algunos ejecutivos se sorprendían de oír que ésta era negativa porque evidenciaba que casi todos los coches de todas las marcas eran casi iguales entre ellos e iguales a los de años anteriores.
GM lanzará nuevas camionetas al mercado el año que viene y versiones rediseñadas de sus modelos. El problema es que con la subida de las gasolinas las camionetas y los todoterrenos (el principal fuerte de GM) han perdido su atractivo y las ventas han caído. En S&P siguen manteniendo un cauto pesimismo y dudan que los nuevos modelos ayuden a recuperar la rentabilidad perdida y más cuando los asiáticos presentan tan dura batalla en este frente.
La amenaza de Delphi fuerza la negociación
Uno de los problemas más importantes de GM lo presenta su mayor proveedor de piezas, Delphi, en suspensión de pagos en EE UU. Una huelga en Delphi pararía la producción de GM por eso, para evitarlo, la empresa está negociando con los sindicatos de su proveedora, que fue segregada a finales de los noventa.El sindicato, la United Auto Workers, en esta compañía de componentes, aseguraba ayer sin embargo las conversaciones están rotas con la cúpula de la propia Delphi desde que su presidente les presentara dos alternativas laborales que se tacharon como inviables. La posibilidad de la huelga tomaba cuerpo y GM ha tomado las riendas de las conversaciones. En Delphi se asegura que se trabaja en presentar una alternativa a los sindicatos que sea aceptada en el primer trimestre de 2006.