_
_
_
_
Debate abierto
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Historia de un desencuentro

Santiago Carbó Valverde / Francisco Rodríguez Fernández

Puede una economía crecer a largo plazo sin ahorro? En el modelo de crecimiento que vienen mostrando numerosas economías occidentales en los últimos años, el ahorro no parece, precisamente, un objetivo primordial. España no es una excepción. Parece oportuno reflexionar sobre esta cuestión cuando todavía no está muy lejano el Día Mundial del Ahorro, fecha con la que se desea impulsar una mayor cultura ahorrista.

La eficiencia en la gestión del riesgo de las entidades financieras en un entorno de reducidos tipos de interés -ya históricamente prolongado- ha hecho compatible un recurso intenso y continuado de las empresas y los hogares al endeudamiento financiero y un crecimiento económico sostenido. Sin embargo, la estabilidad de este modelo reside en la propia evolución de los tipos de interés y no son pocas las voces (especialmente en las últimas semanas) que anuncian posibles repuntes de tipos de interés.

En este contexto, en el que resulta ya perceptible el endurecimiento de las condiciones de concesión de préstamos -tal y como muestra Banco de España en sus últimas encuestas de préstamos bancarios- y, en ausencia de ahorro, esta situación compromete, aún más, la inversión y el crecimiento a largo plazo. Las economías domésticas, eje principal del ahorro financiero de la economía española se han sumido, desde el año 2004, en tasas de ahorro financiero negativas que alcanzarán el -1,1% del PIB a finales de 2005, según las previsiones de Funcas. Se estima que, aunque las familias aumentarán en este año sus activos financieros en un 14%, la variación de sus pasivos será aún mayor (15,1%). Una subida de los tipos de interés tendría, muy probablemente, un mayor efecto (negativo) sobre la carga financiera de los hogares -hipotecas a tipo variable, principalmente- que sobre la remuneración de los activos. Por todo ello, la riqueza financiera presenta signos de estancamiento y, de no invertirse esta tendencia podría suceder, al igual que ocurrió en 2002, que se produjera una disminución de la misma.

¿En qué están materializando su ahorro financiero las economías domésticas españolas? Las previsiones de Funcas para el cierre de 2005 sitúan el activo financiero de las economías domésticas en 1,48 billones de euros, con una variación del 9,2% respecto a 2004. Se prevé que el efectivo y los depósitos aumenten un 6,8% y experimenten una leve reducción de su participación en balance, que se estima en el 39,07%. Sin embargo, se espera que el crecimiento de las acciones (11,6%) y los fondos de inversión (10%) aumente la participación del conjunto de estos productos en balance hasta el 38,83%, en un porcentaje que prácticamente ya iguala a la participación de los depósitos.

La recuperación de los mercados de valores está contribuyendo tanto a aumentar la confianza de los inversores en la renta variable, como a las revalorizaciones estos activos. El mayor crecimiento, sin embargo, lo registrarán una vez más los seguros (13,2%) y los fondos de pensiones (11,6%), alcanzando su participación en el conjunto de activos el 15,71%.

En cuanto al pasivo, la previsión en 2005 es de un aumento del 20,7%, alcanzando los 0,64 billones de euros. En este punto, debe destacarse que los préstamos supondrían ya el 93,03% del pasivo y se estima que el 80% de estos préstamos corresponde a financiación hipotecaria.

Aun encontrándose la morosidad crediticia en niveles mínimos históricos existen algunos riesgos potenciales derivados del sustancial incremento del endeudamiento.

Una corrección brusca de los precios de la vivienda y una subida de los tipos de interés significativa disminuirían el valor de colateral de la vivienda y aumentarían aún más la carga de la deuda de los hogares. Asimismo, las expectativas de rentabilidad en los mercados no parecen ser de magnitud suficiente como para atenuar de forma sensible la inversión en ladrillo.

Sería conveniente, entre otras cosas, eliminar o reducir los incentivos fiscales a la inversión en vivienda ya que, más que aliviar las tensiones financieras de los hogares, favorecen la especulación inmobiliaria. En definitiva, la situación del ahorro y las decisiones financieras de los hogares es la historia de un desencuentro que, si bien no toca a su fin, trae algunos aires de cambio... ¿para bien?

Más información

Archivado En

_
_