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Productos a medida para las grandes fortunas

Carteras de fondos, gestión discrecional de carteras, segurfondos, depósitos estructurados y estructuras a medida son algunas de las soluciones que ya ofrecen las entidades de banca privada a las grandes fortunas. El capital que hace unos años se direccionaba casi de forma automática a las sociedades de inversión de capital variable, Sicav (anteriormente Simcav) -vehículos de inversión por excelencia y símbolo de riqueza de los grandes patrimonios- cuenta desde hace tiempo con competidores que si bien no replican con exactitud sus ventajas sí permiten lograr resultados similares incurriendo en menores costes.

La aprobación del reglamento de instituciones de inversión colectiva contribuye a ampliar este abanico, como ya lo hizo la modificación de la ley del IRPF en 2003 permitiendo el traspaso libre entre fondos de inversión sin coste fiscal.

Eso no significa que las Sicav dejen de ser una opción interesante, como reconocen los responsables de 10 entidades especializadas en gestionar grandes patrimonios reunidos por Cinco Días. 'Para según qué perfiles y qué situaciones patrimoniales la Sicav es el vehículo más conveniente', coinciden.

Su favorable fiscalidad -las plusvalías tributan al 1% frente al 35% que pagan el resto de sociedades españolas- y las ventajas que reportan a sus accionistas -tienen libertad de decisión sobre la política de inversión- como vehículo para albergar las inversiones las han convertido durante años en el instrumento preferido para canalizar sus inversiones en renta variable y renta fija.

No obstante, la rigidez de estas instituciones de inversión colectiva, con estrictos requisitos en lo que a constitución y cotización se refiere -imprescindibles para beneficiarse de su ventajosa fiscalidad- así como los importantes costes de formalización, documentación y registro en los que se incurre, ha llevado a muchas entidades a idear instrumentos alternativos a estos vehículos a los que, en muchos casos, se accede desde importes inferiores a los exigidos para crear una Sicav. Más aún, desde las propias entidades, reconocen que la gestión integral del patrimonio contempla no sólo la de activos tradicionales como permite la Sicav, sino la toma de participaciones en activos inmobiliarios y otros alternativos, como el capital riesgo o las energías renovables.

Bien es cierto que ninguno rechaza la opción de las Sicav. 'Para algunos inversores son un vehículo muy interesante, pero en el pasado se ha promovido su creación quizás de forma excesiva', señalan desde una entidad en la que reconocen que ésta puede ser una de las razones de que muchas Sicav no cumplieran los requisitos exigidos por la Ley de instituciones de inversión colectiva. Este motivo, además de llevar a la Agencia Tributaria a levantar expedientes a varios cientos de ellas la pasada primavera, puede haber incidido en el crecimiento del sector. De las 248 que se crearon en 2003, y las 119 de 2004, en lo que llevamos de año, se han constituido sólo 27 Sicav, hasta estar registradas en la CNMV un total de 3.040.

Cifras aparte, las alternativas a estos vehículos toman cuerpo en las inversiones de las grandes fortunas. 'Entre las ventajas de ampliar el abanico de opciones está el que se puede adaptar más la inversión al perfil del cliente, e incluso si lo desea puede delegar la gestión de sus ahorros en profesionales', sostiene Gonzalo Nebreda, director general de la división de Finanzas Personales de Bankinter -que gestiona patrimonios por encima de los dos millones de euros-, en referencia a los acuerdos de gestión que ofrece la entidad a sus clientes.

Un solución para todo el patrimonio

Y algo más. Puestos a gestionar el conjunto del patrimonio del cliente, como rezan los servicios integrales de los bancos privados, la Sicav se queda pequeña. 'La Sicav, o las alternativas a ella sirven para gestionar los activos tradicionales (renta variable y renta fija) pero no para abarcar todos los activos', explica Santiago Churruca, director de inversiones de Deutsche Bank Private Wealth Management -área que gestiona patrimonios líquidos de a partir de dos millones de euros-. Para Churruca, las carteras discrecionales de fondos, la renta fija privada, los unitlinked, depósitos y high yield de mercados emergentes (su apuesta actual) serían la alternativa a las Sicav de renta variable y renta fija. Sin embargo, para los activos alternativos, hacia los que aumenta el interés de las grandes fortunas, esta opción no serviría.

José Miguel López-Frade, director general de Banco Madrid, coincide. 'La gestión dinámica del patrimonio, de todos los activos, cotizados y no cotizados, inmobiliarios y financieros es nuestro objetivo'. De ahí que para este experto la Sicav o, en su defecto, la cartera de fondos o de segurfondos, sean sólo parte del patrimonio global. 'Hay que encontrar vehículos específicos para cada categoría de activos que estén agrupados en una sola estructura, sea sociedad patrimonial u otro vehículo'.

Para los activos tradicionales, la solución es clara. La opción más recomendada son las carteras de fondos y los unitlinked, como señala Belén González, directora de marketing de BNP Paribas. Carteras moderadas, defensivas o dinámicas e ir modificando el perfil a medida que cambian las necesidades de inversión son alternativas que permite la toma de participaciones en carteras de fondos o los segurfondos (además con una favorable fiscalidad).

Y es que la exclusividad en lo que a fiscalidad y rentabilidad financiera se refiere ya no es inherente sólo a las Sicav. 'Desde la modificación en enero de 2003 de la ley del IRPF permitiendo el traspaso libre entre fondos de inversión sin coste fiscal, tanto las personas físicas como las sociedades pueden acceder a la gestión, antes limitada a los clientes de las Sicav', afirma Jaime Porras, director general de Nmás1 Patrimonios. Desde unos 300.000 euros el cliente puede invertir en activos antes reservados a unos pocos y evitando gastos como la auditoría, la admisión a cotización o los cánones de Bolsa.

Pero lograr reducir gastos y una rentabilidad similar no es el único objetivo que persiguen. La diversificación y la exploración de activos alternativos se ha convertido en materia obligada para estas entidades, condenadas a innovar continuamente tanto en productos como en servicios. Y es que el grado de exigencia, con verdaderos expertos financieros al otro lado de la mesa, así lo requiere. Enrique Marazuela, director de inversiones de BBVA Patrimonios, confirma esta tendencia. 'Estamos desarrollando sociedades de inversión, tanto inmobiliarias como de capital riesgo dentro de un proceso que busca tanto la innovación como la extensión a otros mercados', señala Marazuela, para quien estas inversiones dependen de la situación personal y patrimonial de cada cliente. 'Por eso nunca recomendamos la creación de sociedades de inversión de capital variable de forma individualizada', afirma.

La búsqueda de una mayor rentabilidad financiera (el capital riesgo está arrojando rentabilidades netas anuales de entre el 15% y el 20%) y, por qué no, fiscal, está llevando a algunas de estas entidades a desarrollar sofisticadas formas de inversión, que mezclan en algunos casos capital riesgo con inversión inmobiliaria, y que pasan por crear sociedades en las que cada cliente tomaría una participación de al menos el 5%. La rebaja fiscal en estos casos es importante. Y es que además de que la sociedad tributa al 1% en el impuesto de sociedades -como sucede con los fondos-, se beneficia de la exención por reinversión de beneficios. Si el partícipe invierte a través de una sociedad, en el régimen general, las plusvalías de la venta tributan al 15% en vez de al 35% ya que se realiza la deducción por reinversión.

Tampoco hay que olvidar activos más exóticos como los que añade Cesáreo Espino, director general de Barclays Premier. 'Inversiones como las huertas fotovoltaicas o las solares, que estamos promoviendo a través de su financiación resultan muy atractivas y su demanda ha aumentado mucho en los últimos tres meses', sostiene este experto al tiempo que explica que desde 500.000 euros un inversor puede acceder a estos activos.

Para Luis Moreno, director de marketing de Banif, o el cliente cumple unos determinados requisitos o la mejor opción es inclinarse por un mandato de gestión de carteras de fondos 'en el que de manera individualizada y sin tener que contar con la aprobación del los 100 accionistas restantes puede modificar su política de inversión'. Opciones para las grandes fortunas parece que no faltan.

El perfil del inversor: ¿A quién interesa tener una Sicav?

Las Sicav (Sociedades de Inversión de Capital Variable) son sociedades anónimas, que cotizan en Bolsa, tienen limitadas sus inversiones y están sometidas al control de la CNMV.Entre sus requisitos está que tienen que tener al menos 100 accionistas y deben tener un capital mínimo de 2.404.048 euros. Además deben cotizar en Bolsa un porcentaje mínimo establecido de sesiones.Las inversiones están limitadas. Así, la misma entidad no puede emitir ni avalar más del 5% de los valores. Al menos el 90% del activo estará invertido en valores mobiliarios admitidos a cotización. Tendrá que tener al menos un 3% de liquidez y no puede invertir más del 5% en valores de una misma sociedad.El perfil del cliente al que interesa este tipo de vehículo, además de ser, por el importe, cliente de banca privada, debe tener querencia por la inversión directa en valores, ya sean de renta fija o de renta variable. También, según los expertos de Banif, interesa a las personas jurídicas que tengan volumen de inversiones importantes y que quieran asumir el control de los organismos y los costes que conlleva una Sicav.A los colectivos de los profesionales y a los grupos familiares que utilizan un vehículo común para invertir también les puede resultar conveniente, ya que además de formar a las siguientes generaciones, unos miembros pueden restringir la posibilidad de liquidez de otros (ejemplo: padres con hijos). Con todo prima la voluntad de invertir directamente en valores, según los expertos.

'Hedge funds' y Sicav más accesibles con el reglamento

Si hay un sector que está de enhorabuena con la aprobación del reglamento de instituciones de inversión colectiva es el que ofrece servicios y productos a las grandes fortunas. Las posibilidades que añade la nueva norma a los inversores no son baladí. Hedge funds y Sicav por compartimentos para las clientes con más patrimonio, así como fondos cotizados son algunas de las figuras aprobadas por el reglamento y que parecen especialmente pensadas para este tipo de inversores, al menos si se tiene en cuenta la alusión a inversores cualificados que se hace en el texto. A partir de 50.000 euros en el caso de los inversores más expertos -siempre que se firme una cláusula de asunción de riesgos- o un menor importe si se accede a través de los fondos de fondos, casi cualquier minorista podrá acceder a este instrumento que pasarán a denominarse fondos de inversión libres. Entre las ventajas que ofrece es que estos activos pueden invertir en activos menos líquidos y apalancarse más. Las entidades extranjeras que ya ofrecían este producto en otros países donde se permitía su comercialización no tardarán, como reconocen en el sector, en ofrecer este tipo de instrumentos. El resto no tardará en hacerlo, como sugería Francisco Gómez-Trenor, director general de Urquijo Banca Privada. 'Llevamos mucho tiempo pendientes de la aprobación del reglamento, ya que de su luz verde depende que desarrollemos nuevas fórmulas para los inversores', explicaba días antes de conocer el visto bueno del consejo de ministros a la nueva norma.Pero no es la única opción que amplía el horizonte de inversión de los tenedores de patrimonios considerables. La aprobación de las Sicav por compartimentos facilitará la admisión de nuevos inversores y aumentará la oferta de productos. Así, aunque se mantiene el patrimonio y el número de inversores mínimos para crear una sociedad de inversión de capital variable (2,4 millones de euros y 100 accionistas), dentro de ellas se podrán constituir compartimentos con menor patrimonio y número de inversores (hasta 20 y con un patrimonio de 480.000 euros cada uno), lo que permitirá aprovechar economías de escala al integrarse bajo una única sociedad distintas políticas de inversión.Eso sí, con limitaciones, ya que los compartimentos tendrán que ser de la misma clase, es decir, no será posible crear subsegmentos inmobiliarios dentro de sociedades financieras y viceversa. Para Manuel Sánchez del Valle, director general de Popular Banca Privada, a partir de ahora 'se popularizará aún más el vehículo de las Sicav'.

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