Correcto, pero ¿es suficiente?
Segundo Presupuesto de la legislatura y por segundo año el Gobierno propone ligero superávit. No obstante, sólo la Seguridad Social lo obtiene, mientras la Administración central y autonómica volverían a tener déficit. Los Presupuestos de gasto son mucho más generosos que en 2004, pero la buena marcha de los ingresos permitirá equilibrar las cuentas. Mirando los déficit que acumulan la mayoría de Gobiernos debemos coincidir que el Presupuesto es correcto, pero ¿es suficiente?
El último año, la economía española no sólo ha mantenido su patrón de crecimiento sino que éste ha aumentando en intensidad, aunque también en desequilibrios. Nuestra pertenencia al euro nos protege de choques externos -petróleo-, y permite financiar un déficit por cuenta corriente, aproximándose al 8% del PIB, sin obligarnos a reducir el gasto e incrementar el ahorro interno como en 1992.
Pertenecer a la unión monetaria tiene beneficios, pero también costes. España ha renunciado a la política monetaria, que se gestiona en función de las condiciones del área en conjunto. Por no complicar el análisis, nuestro cuadro macroeconómico se parece bastante al de EE UU, aunque el nuestro es más desequilibrado. A la Reserva Federal no le gusta la composición del cuadro y ha decidido seguir subiendo tipos, hasta el 3,75%. Si nuestro crecimiento es aún más desequilibrado, nuestros tipos deberían estar por encima, pero la realidad es que disfrutamos de tipos europeos del 2%. Si les descontamos la inflación, los tipos reales son negativos. Esto significa que si las familias españolas deciden ahorrar en letras del tesoro, al año siguiente su capacidad de compra es un 1,5% menor. Si por el contrario, deciden endeudarse pagarán un 1,5% menos en términos reales. Para compensar esta política, muy expansiva, deberíamos haber sido más ambiciosos y apostar por un superávit presupuestario mayor del que nos propone el Gobierno.
Los tipos reales ayudan a explicar el comportamiento tan racional de los españoles. El ahorro lo depositamos en activos con riesgo, digamos el sector inmobiliario, y hemos perdido el pudor a endeudarse de nuestros abuelos. Esto no es intrínsecamente negativo, lo único que ha sucedido los últimos años es que los españoles nos hemos aproximado a los niveles de renta y patrones de comportamiento de los países más desarrollados. El problema es que el proceso ha sido muy intenso y eso explica la magnitud de los desequilibrios acumulados.
En el mundo occidental andan preocupados porque los asiáticos han aprendido a competir en una economía de mercado y exigen más pastel. Nosotros vivimos en la isla de Utopía, con fuerte crecimiento del empleo y andamos enzarzados con el boom inmobiliario, financiación autonómica, derechos sociales, temporalidad del empleo, orden territorial, etcétera.
Utopía, del griego, es 'la tierra que no existe'. Nuestras actuales fuentes de crecimiento son transitorias: el aumento de la deuda de las familias tiene un límite y en algún momento la economía europea se recuperará, los tipos subirán y aumentará el servicio de esa deuda. Entonces habrá que intentar vender nuestros bienes y servicios en el exterior y de golpe nos empezaremos a preocupar por los cuentos chinos. Diremos que hay que mirar al futuro y afrontar los problemas. El problema es que este Presupuesto podría haberse anticipado. El año próximo ¿tendremos otra oportunidad?