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Tribuna
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España en la industria aeronáutica

Hace pocas fechas publicaba Cinco Días unas declaraciones de Rainer Hertrich, uno de los dos CEO -consejero delegado en nuestra terminología- de la multinacional EADS, en las que manifestaba que la participación española en la producción del nuevo avión de Airbus sería en torno al 5%, 'acorde con su participación accionarial'. En realidad, Hertrich estaba haciendo referencia a que en la producción de otros aviones (A-380, A-400) la participación española es claramente superior al citado 5%, fruto de una exitosa negociación por parte española.

Para valorar el alcance de lo anterior es conveniente repasar la situación del sector de construcción aeronáutica así como la presencia española en el mismo.

La realidad del sector se caracteriza tanto por tener un magnífico futuro como por el fuerte nivel de exigencia que presenta. Sobre la primera cuestión, es relevante conocer que el tráfico aéreo ha venido creciendo históricamente a mayor ritmo que la economía, superando el ritmo de aumento del PIB de los países. De ese modo, la demanda de aviones ha provocado que la facturación global del sector de construcción aeronáutica no haya dejado de crecer desde que existe. Lo que resulta aún más importante es que, según las previsiones, esta tendencia se mantendrá en el futuro, dado que se estima que durante los próximos 20 años el tráfico de pasajeros va a seguir aumentando a una tasa media anual del 4,5 %.

En paralelo a lo anterior señalaremos que el sector presenta un nivel considerable de exigencias. Se caracteriza por tener desarrollos muy complejos, aplicar tecnología acusadamente vanguardista, productos de muy largo plazo -50 o 60 años-, y un continuo aumento de los costes (debido a los requisitos crecientes en materia de seguridad aérea, en cuestiones medioambientales, y a la necesidad de reducir los costes de explotación del producto terminado). Además, buena parte de la demanda -los productos militares- recae en manos de los Gobiernos, lo que obliga a un constante ejercicio de relaciones y negociaciones políticas.

En definitiva, necesidad de ingentes recursos financieros, ciclos largos, negociaciones políticas…, todo conduce a la exigencia de compañías de gran dimensión. Por este motivo, en Europa se inició al final del siglo pasado un proceso de concentración mediante la fusión de varias sociedades. El proceso cristalizó, ya en el siglo actual, con la creación del consorcio europeo de construcción aeronáutica EADS, y afortunadamente con la integración en el mismo de nuestra antigua empresa pública CASA.

Desde su constitución, y sin desconocer las dificultades inherentes a un proyecto de semejante envergadura, la historia de EADS es la historia de un éxito. Proporciona empleo a prácticamente 100.000 trabajadores, factura más de 20.000 millones de euros, es la empresa líder en Europa en todas las manifestaciones del sector: civil, aviones de combate, helicópteros, satélites, misiles..., y la segunda empresa mundial, disputándole incluso el liderazgo a la Boeing en algunos segmentos del mercado.

Pues bien, un sencillo ejercicio de imaginación puede servirnos para situarnos en cuál hubiera sido el presente de una CASA independiente: dimensión insuficiente, recursos limitados, escasa capacidad de negociación, incluso problemas de supervivencia; y compararla con la actual realidad de la presencia española en la nueva multinacional europea. En EADS España, a través de la SEPI, dispone de cerca de un 6% del capital social, tiene representación en el consejo de administración, dirige una de las divisiones de la sociedad, lidera dentro de la compañía el desarrollo de determinados productos de altísimo componente tecnológico, ha aumentado hasta el 10% su participación en el A-380 (frente al habitual 4%-5 % por el que se regía su participación en los productos Airbus), se ha logrado que España se convierta en la tercera línea en Europa de montaje final de un avión de grandes dimensiones -tras Hamburgo y Toulouse-, que Sevilla vaya a ser el centro de entrega de todos los A-400, el futuro avión de transporte militar…

Con la objetividad que dan los datos y disponiendo ya de una cierta perspectiva temporal, puede afirmarse que la historia de éxito que es EADS lleva incorporado otro particular éxito: el de la presencia española. Por eso, harán bien las autoridades responsables de los Ministerios de Economía y de Industria en estar atentos a los movimientos que anticipan las declaraciones de Hertrich, y vigilar para que se mantenga el nivel de la presencia industrial, directiva y tecnológica de España en la empresa EADS.

Y en este sentido, importan la cantidad y la calidad, pues tan positivo es lograr un porcentaje mayor en la construcción de los diferentes productos del consorcio, como mantener las posiciones de liderazgo español en la compañía. En definitiva se trata de, evitando el riesgo de convertirnos tan sólo en un gran taller de EADS, mantener el carácter estratégico de nuestra presencia en la compañía.

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