Referéndums por países sobre Turquía
La apertura de negociaciones, previsiblemente en 2005, para la adhesión de Turquía a la Unión Europea no pondrá fin a los desvelos de Ankara. Más bien, será el comienzo de un largo regateo (se calcula al menos una década años), al final del cual las aspiraciones del Gobierno turco pueden estrellarse contra las urnas. Pero no en su propio país. Porque a diferencia de la mayoría de las incorporaciones a la Unión, en las que los nuevos socios someten el tratado de adhesión a referéndum antes de que entre en vigor, en el caso de Turquía puede ser la opinión pública de otros países la llamada a pronunciarse.
Ya ocurrió en 1973. Cuando se produjo el ingreso del Reino Unido, de Irlanda y de Dinamarca pendió del hilo de un referéndum en Francia (finalmente, el 68,31% dijo oui a los británicos).
Ahora, los partidos mayoritarios en Francia y Holanda (conservadores y liberales, respectivamente) barajan la posibilidad de que se celebren referéndums cuando concluyan las negociaciones con Turquía. La iniciativa puede propagarse fácilmente entre los países más reacios a la adhesión del gigante turco. Y bastará con que un país vote en contra para que el proceso de adhesión quede congelado.