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El zar Nicolás II arrastra sus deudas hasta Francis Mer

Invertir en Rusia es invertir en Francia'. El mensaje se dirigía a los pequeños ahorradores franceses de principios del siglo pasado. La alianza estratégica entre la Rusia zarista de Nicolás II sin industrializar y una Francia aislada diplomáticamente tras la guerra franco-germana llevó a miles de pequeños ahorradores galos a emitir bonos de deuda alentados por los poderes públicos. Miles de kilómetros de vías ferroviarias y parte de la realización del transiberiano pudieron construirse con los 30 millones de bonos que se emitieron entonces con la garantía del Estado ruso. Sin embargo, la Revolución de 1917 frustró la confianza de agricultores, comerciantes y pequeños funcionarios en unos títulos que parecían seguros. Los bonos quedaron anulados por decreto y los bienes expropiados.

Casi un siglo después, los infatigables descendientes de los entonces 300.000 acreedores luchan para que sus títulos vuelvan a cotizar en la Bolsa de París, donde nunca han dejado de estar inscritos desde 1892.

'El Gobierno francés no ha cumplido su compromiso', se indigna el presidente de la Asociación de Tenedores de Bonos Rusos (Afper), organización de 15.000 miembros que representa los intereses de los acreedores en la actualidad. El asunto, que todavía hoy es 'sensible' para la Administración gala, parecía que fuera a concluirse en 1997, cuando Francia y Rusia firmaron un acuerdo por el que el Estado ruso se comprometió al pago de 400 millones de dólares para saldar las deudas entre ambos países. Una vez la indemnización se hiciera pública, la cotización de los títulos se reanudaría.

Una cantidad que la Asociación considera 'insultante'. 'Tan sólo representa el 1% de la deuda, que además sirvió para cubrir el expolio de bienes y los asuntos pendientes entre Francia y Rusia', en referencia a la responsabilidad financiera que Rusia exigió a Francia tras su intervención en la guerra civil rusa.

A falta de respuesta diplomática, la organización francesa ha decidido como último golpe de fuerza llevar ante los tribunales al ministro de Economía y Finanzas, Francis Mer, quien representa la tutela de la Autoridad de Mercados Financieros (AMF) gala.

Las exigencias del organismo se centran en que se reanude la cotización de sus títulos, hoy reducidos a 9 millones. La deuda asciende así a 19.000 millones de euros, 'sólo en capital, sin intereses', insiste la organización.

El Estado ruso, según la Afper, sigue sin reconocer la deuda. 'Y el Gobierno francés también nos ha abandonado', pese a que en el pasado el Estado galo entregó a los pequeños ahorradores franceses los títulos para que pudieran reclamar el pago a las autoridades rusas. Aun así, no cesan en su campaña publicitaria.

La última acción fue el reparto de tarjetas postales a organismos financieros y económicos de medio mundo con el mensaje: 'Si presta 100 dólares a Rusia, le devolverá uno'. La audiencia en el Tribunal de Comercio de París, que se comunicó al ministro la pasada semana, tendrá lugar el próximo mes de marzo.

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