Lo que hay detrás de la tasa de paro
Tenemos tendencia a utilizar la tasa de paro para medir la buena o mala salud económica. Sin embargo, en ocasiones es un indicador insuficiente para ver la situación socioeconómica. Así, un escenario negativo del empleo motiva que numerosas mujeres no accedan al mercado de trabajo (población activa) y, por consiguiente, se excluyen (población inactiva) de las estadísticas oficiales como desempleadas, lo que produce una tasa de paro inferior que confunde la realidad.
Aunque en España existan comunidades autónomas con idéntica tasa de paro, ello no indica que su estructura económica sea homogénea. Para comprobarlo hemos clasificado en dos grupos las comunidades que tienen una tasa de paro inferior a la media española (11,1%): por un lado, las que cuentan con un escenario económico dinámico, y presencia significativa de las mujeres. Su tasa de actividad de las mujeres es superior a la media estatal (43,5%). Es el caso de Cataluña, País Vasco, Navarra, Baleares, Madrid y Valencia. Y, a la inversa, comunidades con débil tasa de desempleo, pero con situación totalmente diferente. Su tasa de paro es reducida debido a que su población activa femenina es poco numerosa.
Como ejemplo, Aragón (5,5%) tiene la tasa de paro más baja de todas las comunidades. Dos de sus provincias, con pleno empleo, Teruel (3,6%) y Huesca (4,1%), tienen en contrapartida tasas de actividad de las mujeres muy inferiores a la media de España: 34,8% y 38,9%, respectivamente (equivale a ocho puntos porcentuales menos de la media).
Otro caso singular es Castilla y León (10,7%, de tasa de paro). Su tasa de actividad femenina se sitúa en menos de cinco puntos porcentuales sobre la media nacional. Además, Ávila (7,6%), ostenta la tasa de actividad de las mujeres (28,1%) más baja de España (18,5 puntos porcentuales por debajo). Lo mismo puede decirse de León (9,5%) con 34,1% de tasa de actividad de la mujer.
Castilla-La Mancha (9,20%, tasa de paro) tiene más de seis puntos porcentuales menos que la tasa de actividad nacional. Albacete (6,8%) próxima al pleno empleo, posee una tasa de actividad de mujeres cinco puntos inferior a la media. Cuenca (8,1%), una tasa de actividad femenina muy baja (30,3%) y se aleja 13 puntos porcentuales de la media nacional.
En Galicia hay provincias, Lugo (5,1%) y Ourense (8%), donde las tasas de actividad femenina son del orden de cinco puntos menos que media. Igual sucede en La Rioja (5,8%) y Murcia (10,3%). Sus tasas de actividad de la mujer están dos puntos por debajo de la media nacional. Incluso en Cataluña: Lleida (5,5%), con una de las mejores tasas de paro, tiene una tasa de actividad femenina inferior en ocho puntos porcentuales a la media de su propia comunidad. En la Comunidad Valenciana, la tasa de actividad de la mujer en Castellón (5,4%) es inferior a la de la comunidad.
Llegado a este punto hay que hacerse la siguiente pregunta: ¿se imaginan el nivel de paro de determinadas comunidades si disminuyera la proporción de mujeres que se quedan en el hogar? Es seguro que aumentarían considerablemente.
De todo ello podemos obtener dos conclusiones: la primera, que el desarrollo económico condiciona la incorporación de la mujer al mercado laboral. La última: no podemos hablar de pleno empleo si no alcanza a todos por igual, hombres y mujeres.
Profesor de la Universidad Jaume I de Castellón