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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

El derecho a saber qué se vota

CINCO DÍAS

Hay costumbres que, por inveteradas, acaban instalándose como reglas sagradas sin que nadie las ponga nunca en cuestión. Una de ellas, en España al menos, es que los candidatos a La Moncloa no revelan por anticipado los nombres de los ministros del Gobierno que pretenden formar en caso de ganar las elecciones con mayoría suficiente (lo que en Gran Bretaña se conoce como shadow cabinet). Los partidos y sus candidatos disponen, sin duda, de una buena batería de razones que explican su escasa disposición a adoptar esta costumbre. Pero ninguna de ellas tiene que ver con el ciudadano. Ni con el derecho del votante a conocer con detalle las políticas, los programas y, también, las personas que los aplicarán. Dejando atrás los cuadernos azules de José María Aznar, los dos principales partidos en liza, PP y PSOE, encaran las elecciones de marzo con el mismo espíritu. Piden el voto, reclaman confianza, presentan programas, pero ninguno de los dos candidatos ha mostrado la mínima intención, hasta ahora, de decir con claridad quién ocupará, por ejemplo, un cargo tan importante como el Ministerio de Economía.

Las razones están meridianamente claras. Y son de dos tipos. Externas e internas. Por una parte, la retención de esa información protege al interesado de los ataques anticipatorios del partido contrario y del escrutinio y seguimiento individualizado de los medios de información. Pero las razones que más pesan, probablemente, al menos en esta ocasión, son de tipo interno. Mariano Rajoy, pese a sus reiterados mensajes de continuismo en materia económica, no ha querido o no ha podido decir públicamente que Rodrigo Rato, ministro de Economía, y según todas las encuestas favorito de su electorado para seguir en el cargo, efectivamente continuará en este departamento si el PP triunfa en marzo. El cuaderno de Rajoy no es azul, pero su actuación en este campo comienza a parecerse mucho a la del actual presidente.

El PSOE no presenta una actuación mucho mejor. El partido ha sugerido que, en caso de ganar, Magdalena Álvarez, actual consejera de Economía de la Junta andaluza, será ministra de Hacienda. Pero mantiene la indefinición sobre el Ministerio de Economía. Jordi Sevilla es el actual responsable del partido en este campo. Pero José Luis Rodríguez Zapatero incluyó ayer, además de a Álvarez, a otras dos personas (Miguel Sebastián y Pedro Solbes) con perfil económico en el comité de notables que le asesorará en su lucha por La Moncloa. El líder socialista, sin embargo, siguiendo los usos y costumbres de 25 años de democracia, recalcó varias veces que no se trata de un Gobierno en la sombra.

El ciudadano español puede elegir en las urnas a un partido y, consecuentemente, a un Gobierno, formar parte de un jurado, y en general decidir, con los medios que ofrece una democracia, el futuro del país. Pero los partidos le consideran menor de edad para revelarle quién, con nombre y apellido, decidirá sobre cuestiones fundamentales. Una actitud que atiende demasiado a la dinámica y a los problemas internos de los partidos, y poco al elector y a su legítimo derecho a saber, exactamente, qué está votando.

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