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Motor

Juicio a la fusión entre Daimler y Chrysler

En el banquillo de los acusados estará Jürgen Schrempp, presidente del grupo germano-estadounidense Daimlerchrysler. En tela de juicio, la credibilidad y el honor de uno de los principales directivos de Alemania. Estos son los protagonistas del juicio que comenzará hoy en la ciudad de Wilmington, una pequeña población de la costa este. El caso promete ser uno de los más interesantes de la historia empresarial. Habría que remontarse hasta el juicio entre Henry Ford y Horace Dodge en 1916 para encontrar un caso similar.

Kerkorian, el principal accionista de la extinta Chrysler, acusa a Schrempp de haber engañado a los inversores de Chrysler, entonces la tercera compañía automovilística de EE UU, en el proceso de fusión entre esta firma y la alemana Daimler-Benz en 1998. El directivo germano prometió una 'fusión entre iguales' que, en la práctica, se convirtió en una absorción de la firma por parte de la alemana para formar el consorcio Daimlerchrysler. Las más de 250.000 páginas del sumario no han amilanado a los jueces norteamericanos, que sin duda habrán tenido que renunciar al Día de Acción de Gracias. 'Es lógico pensar que, según los indicios en posesión de Tracindas (la sociedad de participaciones propiedad de Kerkorian), los acusados habrían pagado por Chrysler una cantidad mayor si hubiera sido una absorción', afirmó el juez Joseph Farnar. El abogado de Schrempp asegura que 'no hubo tretas' y que fue una transacción limpia. Sin embargo, el directivo alemán puede verse en dificultades por unas poco agraciadas declaraciones que hizo a hace tres años. A finales de octubre de 2000, Schrempp afirmó al Financial Times que había presentado la unión con Chrysler como 'una fusión entre iguales' por razones tácticas. Su abogado asegura que la cita fue 'malinterpretada'. La grabación fue reclamada este verano por un juzgado de Londres.

Que el peso de la parte alemana en Daimlerchrysler es muy superior al de la estadounidense no es un secreto para nadie. Sin embargo, algunos expertos aseguran que esto ha resultado beneficioso para Daimler, pues, de lo contrario, no habría podido sobrevivir a la dura guerra de descuentos del mercado estadounidense. Para el grupo, el socio estadounidense ha sido desde la fusión un permanente quebradero de cabeza económico. En el sector no se descarta que el proceso judicial termine con un acuerdo privado entre ambas partes, una solución que, aseguran, sería mucho más económica para Schrempp. Este verano, el consorcio pagó unos 252 millones a unos accionistas que presentaron una demanda similar. La petición inicial ascendía a 22.000 millones de dólares.

Boxeador y millonario con pasión por Hollywood

Kirk Kerkorian, de 86 años, es un ejemplo clásico de hombre hecho a sí mismo. Descendiente de emigrantes armenios, abandonó pronto la escuela y se ganó la vida como boxeador, repartidor y vendedor de coches.Posteriormente fue piloto de aviones y llegó a fundar una compañía de vuelos chárter especializada en el traslado de celebridades y deportistas a Las Vegas. Gracias a esa firma hizo importantes contactos que le fueron muy útiles en su carrera de inversor. En esta nueva faceta, Kerkorian logró un gran éxito acompañado de una dudosa reputación. Su falta de escrúpulos le valió el apodo de Termiator. Sus inversiones no pasaron nunca desapercibidas: compró y vendió un par de veces los estudios MGM. También intentó absorber la totalidad de Chrysler, de la que llegó a controlar casi un 14%. Desde 1982 aparece en la lista de los más ricos que elabora la revista Forbes y actualmente se encuentra entre los 30 más acaudalados de EE UU, con una fortuna de 7.800 millones de dólares. Kerkorian tiene dos hijas y ha estado casado tres veces. La última vez sólo duró un mes.

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