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EE UU

Las empresas estadounidenses empiezan a implantar la figura del director de gobierno corporativo

Los últimos escándalos financieros en Estados Unidos han puesto en evidencia el buen gobierno de las empresas. Para dar luz a este asunto, algunas empresas han empezado por incorporar una nueva figura a la plantilla: la del director de gobierno corporativo.

No se calman las aguas en Wall Street. En diciembre hará dos años que Enron, una de las mayores empresas de EE UU, declarara la suspensión de pagos. Luego llegó el escándalo de Worldcom, Imlclone, Adelphia y el de muchas más empresas que pusieron en evidencia que amén de otras problemas de carácter penal su buen gobierno era una asignatura más que pendiente. El escándalo llega ahora de la propia Bolsa de Nueva York.

Con la lección aprendida y las imposiciones de la ley creada por el Congreso, Sarbanes Oxley, algunas empresas han renovado sus estructuras y puesto en marcha normas para asegurar a sus empleados, accionistas y a las autoridades. Algunas han ido más allá y han creado la figura del CGO (Chief Governance Officer), el director de gobierno corporativo. No hay tantas empresas, de momento, con este puesto cubierto. La American Management Association (AMA) elaboró un informe en julio en el que fueron consultadas, entre otras, 52 empresas en Bolsa sobre cuestiones relacionadas con su puesta al día en temas de buen Gobierno y aunque el 79% ha actualizado o creado su código ético, solo el 33% de ellas ha nombrado un director para esta tarea desde que la ley Sarbanes Oxley entrara en vigor. El porcentaje es menor en empresas privadas que no cotizan, ya que sólo el 13% de ellas tiene un puesto similar e incluso es menor también en organizaciones no gubernamentales (31%).

Aunque la AMA no dice quiénes son sus encuestados, una de las empresas que pudo tener la respuesta afirmativa a la cuestión sobre el CGO es Kodak. La empresa de fotografía nombró ese mes a Laurence L Hickey su primer director de gobierno corporativo. Su misión: 'Hacer cumplir las reglas de gobierno impuestas por la Bolsa de Nueva York e imponer las mejores prácticas en la arena del gobierno corporativo', se explica en la empresa de Rochester. Experto en leyes, impuestos y con un MBA bajo el brazo, Hickey, de 49 años tiene como una de sus más delicadas responsabilidades la compensaciones de los directivos. Desde Kodak se asume que este puesto es vital para 'asegurar la confianza de los accionistas', según se explicaba el día de su nombramiento en el comunicado oficial.

Una de las primeras empresas que cubrió este puesto es el creador de software Computer Associates, una de las compañías que aún sigue bajo la lupa de los reguladores por pasados fraudes contables que acabaron con un gran cambio en la empresa. En octubre del pasado año la compañía contrató al abogado Robert Lamm, de 56 años. Su misión no es muy distinta de la encomendada a Hickey, pero ya ha admitido que la tarea es mucho más grande de la que imaginaba por las nuevas normas de obligado cumplimiento que han puesto en marcha legisladores y reguladores. Lamm asegura que su trabajo es cada vez más absorbente. En una entrevista, Lamm iba más allá del exacto requisito de las normas y señalaba que el gobierno corporativo no puede ser un objetivo fijo, 'sino que crece, es un proceso continuo en el que es necesario trabajar'. Lamm cree que su posición no resta competencias a los consejos de vigilancia u otros órganos como el consejo de gobierno.

Para este abogado, su puesto lleva implícitas obligaciones como asegurar que las prácticas de buen gobierno formen parte del proceso natural de las decisiones de la empresa, además de hacer los ajustes necesarios para que la compañía esté en armonía con la batería de leyes que en EE UU han salido de casi todos los órganos reguladores.

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