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Tribuna
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Una alternativa de alto riesgo

Dos elementos inherentes a la hora de invertir en el mercado de renta variable son el precio y el factor tiempo. Se compra un determinado activo (por ejemplo, una acción) a un precio concreto, con la finalidad de venderlo posteriormente a un precio superior para que por diferencia obtengamos un beneficio. Operar de esta forma en Bolsa implica implícitamente limitar nuestra capacidad de inversión, puesto que en este mercado, al igual que existen periodos de alzas en los precios, también existen periodos de bajas, y puede que, como está sucediendo en estos últimos años, sean extensos en cuanto a su duración.

El contrato forward sobre materias primas, cuyo origen fue a finales del siglo XVII o a principios del XVIII, nace como instrumento de cobertura con la finalidad de que el productor y el distribuidor se asegurasen o cubriesen ante una variación importante en el precio de la mercancía objeto de la transacción.

El contrato de futuro, al igual que el anterior, es una operación a plazo que obliga tanto al comprador como al vendedor; y si bien existen múltiples diferencias entre uno y otro, nos centraremos únicamente en este último, en su aplicación para el Ibex 35.

El Reglamento del Mercado Oficial de Futuros y Opciones de Renta Variable (MEFF RV) señala, en su artículo segundo, que contrato de futuro es 'un contrato normalizado a plazo, por el cual el comprador se obliga a comprar el activo subyacente y el vendedor a venderlo a un precio pactado (precio de futuro) en una fecha futura (fecha de liquidación). Hasta dicha fecha o hasta que se realice una transacción de cierre, se realizan las liquidaciones diarias de pérdidas y ganancias'.

A partir de enero de 2001, y fundamentalmente dirigido para el pequeño inversor, éste puede operar con futuros sobre el denominado 'mini-ibex' y en futuros sobre acciones. Dependiendo de cómo sea nuestra posición en el mercado, estaremos largos (posición comprada, pues esperamos que el mercado suba) o cortos (posición vendida, pues esperamos que el mercado baje). En líneas generales, la forma de operar es muy similar a la de un contrato de futuro que tenga como subyacente el Ibex 35. Entre las particularidades de este tipo de contratos hay que referirse principalmente a dos aspectos:

Garantías a depositar: mientras que en 'mini-ibex' es una cantidad fija de 700 euros, para futuros sobre acciones ésta va a ser un porcentaje sobre el valor nominal de la operación, dependiendo del tipo de subyacente.

Fecha de vencimiento: si se opera con 'mini-Ibex', las fechas de vencimiento serán las mismas que en el contrato de referencia (tercer viernes de cada mes), mientras que si se opera con futuros sobre acciones, los meses de vencimiento serán marzo, junio, septiembre y diciembre.

Si bien es verdad que el beneficio que se pueda obtener de la utilización correcta de estos productos es elevado dado el alto grado de apalancamiento, el riesgo asociado a la operativa en futuros es mucho mayor que en operaciones de contado.

Existen estadísticas que indican que el 80%-90% de las operaciones realizadas con futuros presentan resultados negativos, y tal y como ya se ha señalado en alguna ocasión en este medio, alrededor del 90% de los nuevos participantes en este mercado suele quedar fuera del mismo en un plazo aproximado de 12 meses.

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