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Tribuna
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Enseñanzas de los censos de población

En marzo de 2003 se publicó el Avance del Censo de Viviendas de 2001, cuyos resultados vienen referidos a 1 de noviembre de dicho año. La trascendencia de dicha fuente estadística es sustancial, puesto que permite disponer de información sobre variables respecto de las cuales hasta ahora ha habido que esperar 10 años para actualizar la información que aportan.

Los datos relativos a los hogares en viviendas principales, proporción de viviendas en alquiler/en propiedad, viviendas desocupadas, son ejemplos de algunas de las estadísticas en cuestión. Aunque el padrón es la estadística oficial de población, la mayor calidad estadística del censo de población está fuera de duda, y es mas que obvio el sesgo alcista del Padrón, como lo revela el hecho de que el de 2002 haya arrojado para el 1 de enero de 2002 un millón de habitantes en España más que el censo de dos meses antes.

Las ventajas que para los ayuntamientos presenta el tener más habitantes (recaudación, número de representantes políticos, posibilidad de calificar más suelo como residencial) aporta a los resultados del padrón un sesgo acusadamente alcista que debería llevar a revisar la oficialidad de los datos estadísticos procedentes de dicha fuente.

La carencia de parques de viviendas sociales de alquiler es la diferencia más clamorosa de España respecto del resto de los Estados de la UE España crece más que la UE gracias, sobre todo, al sector de la construcción, pero tiene el problema del acceso a la vivienda de los jóvenes

De acuerdo con los resultados del Censo de 2001, el número de viviendas (21%) y de hogares (21,6%) aumentaron en España en el periodo intercensal 2001/1991 sustancialmente más que el número de habitantes (5,1%). La llegada de inmigrantes en dicho periodo ha explicado el 70% del aumento de la población de España hasta los 40,8 millones de habitantes de 2001, a la vez que ha contribuido a reforzar el crecimiento notable del número de hogares ya citado.

En el último periodo intercensal se ha desacelerado, respecto de 1991/1981, el aumento de las viviendas secundarias (13,7% frente al 53,9% del anterior periodo), mientras que se ha acelerado el aumento de las viviendas vacías (13,1% frente al 6,8%).

En todo caso, el total de viviendas desocupadas y secundarias aumentó en un 13,4%, por debajo del 27,6% de la década precedente.

En 2001 apareció en España un nuevo retroceso de las viviendas de alquiler (-7,8%, frente al -17,9% de la década anterior), quedando en 2001 sólo 1,6 millones de viviendas destinadas al alquiler, la mitad de las que había en 1950.

La proporción de viviendas principales ocupadas bajo dicha forma de tenencia suponía el 11,5%, la tasa más baja de toda la UE (32%), donde la proporción mas elevada es la de Alemania (60%). Esta situación es la resultante de un amplio conjunto de políticas disuasorias del alquiler, entre las que destaca la congelación de alquileres de la pasada etapa autoritaria de Gobierno y la persistencia en mantener una clara discriminación fiscal a favor de la vivienda en propiedad frente al alquiler, discriminación que se mantiene incluso en las últimas medidas estimulantes del alquiler, en las que la desgravación sólo afecta a los oferentes (hogares y empresas), pero no a los arrendatarios. La carencia de parques de viviendas sociales de alquiler es la diferencia más clamorosa de España respecto del resto de los Estados miembros de la Unión Europea, en los que dicho parque alcanza al 18% del total de viviendas.

En un reciente estudio sobre los factores estructurales que inciden sobre la vivienda (2003), el Banco Central Europeo subraya la trascendencia de que exista una proporción de alquiler algo más significativa que la actual de España, a la vista de que dicha forma de tenencia no exige realizar un importante pago de entrada, a la vez que el coste de búsqueda es inferior, como también lo es el coste de las nuevas transacciones. La vivienda en alquiler también contribuye mejor a reforzar la movilidad de la fuerza de trabajo.

En cuanto a los resultados censales por comunidades autónomas, los mayores aumentos intercensales 2001/1991 del número de hogares fueron los correspondientes a Canarias (40%), Baleares (31,8%), Murcia (27,5%) y Andalucía (24%), mientras que los aumentos menores fueron los de Asturias (10%) y Castilla y León (11,4%). Las proporciones mayores de viviendas secundarias más vacías (29,9% en el total de España) correspondieron a la Comunidad Valenciana (38,6%), Castilla y León (37,8%) y La Rioja (37,5%), mientras que las proporciones más reducidas de dicho tipo de viviendas fueron las del País Vasco (15,11%) y Comunidad de Madrid (23,3%).

Una proporción alta del total de viviendas desocupadas y secundarias implica un volumen de construcción por encima de la demanda, o al menos un derroche amplio de recursos destinados a la construcción residencial.

En el censo de viviendas de 2001 ha destacado, en especial, el importante crecimiento del número de hogares, 2,6 millones (260.000 cada año), el 72% del aumento de 3,6 millones registrado en el total de viviendas familiares. La reducción del tamaño de los nuevos hogares, el aumento de la solvencia producido hasta 1999 por el intenso retroceso de los tipos de interés (en una década han descendido en más de 10 puntos porcentuales) y por el aumento de los plazos de los préstamos hipotecarios, el citado auge de la inmigración -que primero alquila y después compra una vivienda- son algunas de las causas que explican un aumento tan notable del total de hogares.

Detrás del fuerte aumento de las viviendas vacías también están varios factores explicativos: el despoblamiento de algunas autonomías, como Extremadura y Castilla y León; el auge de la compra de viviendas con fines de inversión, que da lugar a que existan algunas capitales de provincia en las que ha retrocedido el total de la población y el número de hogares, mientras que ha crecido el total de viviendas en casi un 20%, desplazándose en las mismas todo el aumento poblacional a las ciudades de la periferia.

La proporción viviendas sobre hogares se elevó en 2001 a 1,459, muy por encima del 1,109 de la Unión Europea, mientras que alcanzó su máximo valor en la Comunidad Valenciana (1,684) y el valor mínimo en el País Vasco (1,190). La proporción precio de la vivienda sobre salario medio anual ha alcanzado en España en 2002 el valor histórico más elevado (6,46), aunque el esfuerzo de acceso conoció el valor más alto en el auge anterior, en 1990-1991, como consecuencia de los elevados tipos de interés entonces vigentes.

En 2002 la Comunidad de Madrid ha presentado los precios medios más elevados (2.147,7 euros el metro cuadrado), mientras que los más reducidos fueron los de Extremadura (563,2 euros el metro cuadrado).

Los censos de viviendas del Instituto Nacional de Estadística revelan la realidad de un país, España, que sobreinvierte en vivienda, que crece más que el resto de la Unión Europea como consecuencia, sobre todo, del fuerte esfuerzo constructor, pero que presenta un problema de esfuerzo de acceso para los jóvenes hogares por completo desproporcionado.

Esta situación está configurando de forma decisiva la economía española de nuestros días, en las que la inversión productiva y un volumen intenso de ahorro se están desplazando en masa hacia la compra de viviendas. De este modo, de la forma en que se resuelva el actual auge inmobiliario dependerá su evolución en los años inmediatos.

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