Alto riesgo para el largo plazo
Los fondos de bonos de alto riesgo son atractivos para el inversor que apueste por la recuperación económica. La inversión, sin embargo, debe ser al menos a tres años
Invertir en una emisión de bonos de alto riesgo concreta es temerario. Es como llegar a un casino y apostarlo todo al 23 impar y rojo'. Ramón Pereira, director general de Franklin Templeton en España, es un firme defensor de la diversificación, y más aún cuando se trata de invertir en bonos de alto rendimiento, también conocidos como bonos de alto riesgo, high yield o bonos basura. Este tipo de activos de renta fija los emiten compañías de solvencia dudosa y calificación crediticia baja por debajo de BBB. Dado el riesgo de impago que entraña invertir en este tipo de bonos, las compañías deben ofrecer un cupón muy elevado como compensación por asumir ese riesgo.
Son, sin embargo, activos con atractivo, sobre todo en un contexto como el actual, donde las perspectivas de revalorización de los bonos estatales y de las Bolsas se muestran bastante limitadas. Al contrario que los bonos estatales, que sirven de refugio en épocas de estabilidad, los de alto rendimiento son algo así como un híbrido entre la renta fija y la renta variable, y su comportamiento depende en mayor medida del crecimiento económico. Por esa razón, los gestores de fondos high yield, aunque cautos, recomiendan mantener una posición en este tipo de activos, siempre que el inversor espere un repunte de la economía, pues es en las primeras fases de los ciclos expansivos, antes de que comiencen a subir los tipos oficiales, cuando esta categoría de activos se comporta mejor.
En lo que va de año, los fondos que invierten en bonos de alto riesgo han cosechado ganancias que superan en algún caso el 3%, lo que sin duda es bastante más de lo que han ofrecido hasta el momento los fondos de Bolsa. Al contrario de lo que históricamente sucedía, en los últimos meses se ha producido un descenso acusado en la correlación de las Bolsas y los bonos de alto riesgo. Los diferenciales de los tipos de éstos con los bonos estatales han descendido mucho, impulsando el precio de los bonos, desde que en septiembre se situaran en máximos históricos. 'En los últimos 18 meses hemos asistido a un saneamiento de los balances de las empresas gracias a procesos de reestructuración', explican los gestores de BNP Paribas. 'Por ello, a pesar de la incertidumbre del entorno macroeconómico actual, este saneamiento puede conducir a mejoras en los ratings calificación crediticia de las compañías y a la obtención de financiación más barata'. La gestora de fondos de BNP Paribas considera clave este saneamiento de los balances, pues compensará la caída del precio de los bonos en caso de producirse subidas de los tipos oficiales a medio plazo.
El medio y el largo plazo, de hecho, se antojan como el mejor horizonte inversor para una inversión en high yield. 'Dadas las 13 semanas consecutivas de rendimientos semanales hasta finales de enero y las preocupaciones económicas en el horizonte, nos mantenemos cautos respecto al corto plazo', sostienen los gestores de ABN Amro Asset Management. 'Sin embargo, la combinación de máxima rentabilidad histórica y las previsiones de Moody's agencia de calificación de crédito de una reducción en la tasa de insolvencias ofrece una oportunidad atractiva a largo plazo'.
Ahora bien, invertir en bonos de alto riesgo requiere 'bucear' mucho, como subraya Ramón Pereira. En primer lugar, porque no todos los fondos de esta categoría son iguales en cuanto al riesgo que asumen. Los hay, por ejemplo, que invierten en bonos con calificaciones crediticias en la frontera entre activos aptos para la inversión y de alto riesgo (en el entorno de BBB-), mientras que otros se centran en compañías de peor calificación, como CCC. 'Hay muchas variedades de fondos que llevan la misma etiqueta de high yield; unos pueden ser mucho más agresivos que otros', apunta Pereira.
Existen otras variables a tener en cuenta, como pueden ser el tipo de gestión que se lleva a cabo dentro del fondo (más especulativa o menos), el número de emisiones en que invierte (la diversificación es muy importante) o el tamaño de esas emisiones, pues es mayor el riesgo si, por ejemplo, tan sólo cuatro compañías copan el 20% de una cartera.
Desde que estallaran grandes escándalos contables como el de Worldcom o Enron, las agencias de calificación han agilizado su actuación a la hora de rebajar la calificación de las compañías. Muchos grupos de renombre, como puede ser Ericsson, han visto caer su deuda a niveles basura. Algunos analistas consideran que estos ángeles caídos, como se les denomina, pueden ser una oportunidad de inversión, pues los saneamientos y la recuperación económica podrían devolverles en breve al grado de aptos para la inversión. 'Hay ángeles caídos como Deutsche Telekom o France Télécom en los que el Estado está detrás', explica Jaime Hoyos. 'Es muy raro que llegaran a quebrar'.
Otros expertos, sin embargo, matizan que el riesgo que acompaña a estas compañías puede ser mayor que el de otros high yield, porque, al ser compañías muy grandes, su necesidad de financiación es mayor, pero el mercado de bonos de alto riesgo es reducido y poco líquido. 'El que sea high yield no depende tanto del nombre de la compañía, sino del tipo de emisión que haga', matiza Ramón Pereira.