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Estados Unidos

El conflicto con Irak deja fuera de la agenda la política económica

Los últimos indicadores económicos no son positivos. Los que muestran alguna fortaleza no lo hacen con claridad y en las Bolsas los inversores siguen acumulando fuertes pérdidas. La recuperación vislumbrada a principio de año se desvanece pero ni en la Casa Blanca ni en el Congreso se habla de otra cosa que de Irak. 'Washington parece estar menos preocupada por el estado de la economía que Wall Street ya que cualquier intento de referirse a la economía o a medidas de estímulo se ha marginado', asegura el analista de Salomon Smith Barney, Tobias Levovich en un reciente informe sobre las elecciones.

El presidente se comprometió hace unos meses a proponer otro recorte fiscal en el que se iban a contemplar rebajas de impuestos sobre plusvalías, la eliminación de la doble imposición de dividendos, el aumento de deducciones por pérdidas y la reforma del sistema de pensiones.

En las bambalinas de Washington se comenta que la mejora temporal de los indicadores y el alivio bursátil en agosto disuadieron a Bush de tomar una iniciativa de la que no estaba convencido y que según Levovich, 'era cara y controvertida'. Con la presión electoral del 5 de noviembre, el presidente habla de la economía sólo para abogar por una ley de seguros contra el terrorismo.

Esta legislación, aún en trámite, se considera vital por la Casa Blanca. El objetivo es tratar de proteger a las aseguradoras de posibles pérdidas devastadoras en el caso de que hubiera otro acto terrorista mediante una cobertura gubernamental. Mientras, la reforma de las pensiones aprobada hace meses en la Cámara Baja dominada por los republicanos está parada en la Alta por este partido que no quiere dirigir el debate sobre uno de los apartados más difíciles de los escándalos empresariales, la pérdida de pensiones de los votantes.

La ley para las aseguradoras está apoyada en el asunto que más preocupa en el país. Una encuesta de Gallup de fines de septiembre, asegura que el terrorismo, seguido del conflicto en Oriente Medio y la guerra con Irak, son motivos de mayor preocupación que la situación económica para los ciudadanos. Es el escenario ideal para que Bush acaricie una mayoría en el Congreso tras las elecciones y pueda desarrollar su programa en estado puro.

Pero los empresarios están preocupados. El Conference Board indica que los que consideran que se está en mejor situación que hace seis meses son el 29% frente al 62% de hace tres meses. En una reciente reunión en Virginia, éstos coincidieron en que una guerra era lo que menos necesitaban en este momento.

Levovich dice que la política económica es 'situacional'. 'En Washington parece que se opera más con una mentalidad de crisis a crisis que en un amplio plan político'. Según este analista, Bush consideraría al recorte de impuestos de 2001 como un objetivo cumplido 'en vez de un elemento de una política'.

Analistas políticos como Jeff Madrick aseguran que Bush tiene política económica 'pero no funciona'. Madrick propone un estímulo de 100.000 millones de dólares enfocado a los consumidores y a los desempleados mediante una mayor cobertura de paro. Los demócratas apenas han propuesto nada más allá de exigir una ampliación de la ayuda a los parados que ahora parece corta. El propio Gore ha criticado el déficit presupuestario pero nadie cree que él lo hubiera evitado. æpermil;l tampoco ha dado pistas.

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