Los estadounidenses consumen más pese a la menor confianza en la economía
El consumo de los estadounidenses no aminora. Como decía un analista ayer, puede que no lo hagan con una sonrisa en la cara, pero lo hacen. Según los datos hechos públicos ayer, las ventas al por menor han mejorado en agosto un 0,8% (frente a la subida del 1,1% en julio), mientras que la encuesta sobre la confianza de los consumidores registra mínimos no vistos desde noviembre.
Sin embargo, el pasado es el tercer mes consecutivo en que este indicador de compras muestra avances, lo que supone un alivio, ya que el gasto de los consumidores es el responsable de dos tercios de la economía estadounidense.
El crecimiento se produce por el atractivo de los bajos tipos de interés con el que financiar las compras de automóviles y viviendas, que después tienen que equiparse. Así, un examen detenido de las cifras muestra que las ventas de coches y componentes crecieron un 1,9%, las de muebles crecieron un 1,7%, y un 2,9% las librerías y tiendas de discos. Curiosamente, las ventas de las cadenas de tiendas cayeron un 0,1% (a pesar de ser temporada de vuelta al colegio).
Los consumidores están haciendo un importante esfuerzo ya que, según los datos de la Reserva Federal, el endeudamiento familiar no deja de crecer. Y aunque pasan por caja, lo cierto es que su percepción de la realidad económica no es la más positiva. Según el estudio que sobre este particular hace la Universidad de Michigan, en lo que va de mes, la confianza de los estadounidenses ha caído hasta los 86,2 puntos, frente a 87,6 registrados en agosto. Esta lectura es la más baja que se hace desde noviembre de 2001 y está influida negativamente por las perspectivas bélicas y la inestabilidad que un conflicto con Irak puede deparar. Y, sobre todo, porque no se crea empleo y la tasa de paro está en el 5,7%.
Los analistas empiezan a creer que la lectura sobre la confianza ya no es, en esta crisis, un fiel reflejo de lo que se puede deducir del comportamiento de los consumidores.