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Recesiones de dos en dos

Juan Ignacio Crespo

La publicación de los últimos datos de la economía norteamericana ha causado cierta perplejidad. No sólo por el anémico crecimiento estimado para el segundo trimestre de este año (1,1%) o por la reducción que ha experimentado el 6,1% de crecimiento atribuido al primero, sino por la revisión a la baja que hace del crecimiento en el periodo 1999-2001 (de una tasa del 3,1% al 2,7%) y por la ampliación de su periodo recesivo más reciente: de tres a nueve meses. Todo ello, junto con indicios de que el trimestre actual no ha comenzado con demasiada fuerza, ha puesto sobre el tapete la posibilidad de que la economía norteamericana pudiera volver a entrar en recesión, produciéndose lo que los anglosajones llaman double-dip o recesiones emparejadas.

Mirando la historia de las recesiones en los EE UU se puede constatar que la frecuencia con la que se ha producido este tipo de fenómeno no es tan baja como pudiera pensarse. De las nueve recesiones de la posguerra, únicamente hay dos, las que se produjeron entre enero y julio de 1980, y entre julio de 1981 y noviembre de 1982, que aparecen evidentemente emparejadas: las separa una expansión económica que sólo duró 12 meses.

Pero si quisiéramos rastrear con un criterio menos exigente otro periodo en el que la economía norteamericana se hubiese comportado de manera parecida después de 1945, encontraríamos entre 1957 y 1961 un doble periodo recesivo, en el que la primera y la segunda parte estarían separadas por una etapa expansiva que duró dos años ( una separación de más de dos años entre recesiones parece un periodo demasiado largo como para emparejarlas bajo la figura que estamos considerando). Diríamos, pues, que hay cuatro recesiones emparejadas para un total de nueve en la posguerra, lo que da una frecuencia de 44%. Si nos vamos más atrás y contemplamos la historia entre comienzos del siglo XX y la Segunda Guerra Mundial, no sólo las recesiones emparejadas aparecen con más frecuencia, sino que podemos encontrar algún caso ya no de doble, sino de triple recesión: se produce un triplete de recesiones entre 1907 y 1913 y entre 1918 y 1924. De modo que, del conjunto de las 21 recesiones de los últimos 100 años, hay un total de 14 agrupadas de dos en dos o de tres en tres, lo que nos da una frecuencia del 66% para todo el periodo.

Entre comienzos del siglo XX y la Segunda Guerra Mundial podemos encontrar algún caso, no ya de doble, sino de triple recesión

Por tanto, la probabilidad de que se produzca una doble recesión no es tan reducida, y de ahí la preocupación que han suscitado los últimos datos conocidos. Más si se tiene en cuenta que se han hecho públicos en un contexto de Bolsas a la baja que suele interpretarse como un aviso (en ocasiones equivocado) de las recesiones por venir.

Los fondos de renta fija a largo plazo también han estado a su manera anticipando la posibilidad, si no de una segunda recesión, sí de un periodo de estancamiento. Así, sus rentabilidades medias mensuales oscilaron entre -0,52% y 0,1% mientras se creyó que la economía norteamericana estaba creciendo fuertemente y no estaría lejana una subida de tipos de interés de intervención en los EE UU. Cuando esa perspectiva perdió fuerza, meses de abril a julio, su rentabilidad mensual media se recuperó a niveles de entre 0,11% y 0,53%. Para los últimos 12 meses, acumulan una rentabilidad media de 3,09%, lo que los convierte en los fondos más rentables después de los inmobiliarios.

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