Los resultados, en alerta
La crisis latinoamericana ha obligado a las mayores compañías del Ibex 35 a rebajar sus perspectivas para todo el ejercicio. El primer semestre se ha saldado con fuertes caídas generalizadas del beneficio ordinario
América Latina está mostrando su cara más amarga, al menos en lo que a resultados empresariales se refiere. Las grandes compañías del Ibex, madrugadoras como nunca, ya han presentado sus resultados del primer semestre de 2002; unas cuentas marcadas por las fuertes caídas del beneficio e incluso las pérdidas, como en el caso de Telefónica. Las provisiones por la devaluación de las divisas latinoamericanas ha sido la tónica general. BBVA y SCH, por ejemplo, han sufrido una caída de beneficio conjunta del 11,2% y han tenido que revisar a la baja sus expectativas de crecimiento para todo el año. Repsol y Endesa han salvado el tipo gracias a los extraordinarios derivados de la venta de Gas Natural y Enagás (en el caso de Repsol) y de Viesgo (en el de Endesa). Iberoamérica se ha convertido en el talón de Aquiles de las compañías del Ibex, que están sufriendo en sus beneficios la crisis del Cono Sur americano. En el primer semestre de este año, el Ibex ha sufrido un descenso del 17,6%. En lo que va de año, la caída alcanza el 27,19%. La contracción mundial ha obligado a las compañías a advertir al mercado que no alcanzarán los objetivos planteados para final de año. Los analistas, entre tanto, han publicado una riada de informes con numerosas rebajas en el precio objetivo de las acciones, lo cual ha afectado sobremanera a la cotización de las empresas. Telefónica, Endesa, SCH, BBVA y Repsol se encuentran entre los 10 peores valores del Ibex en lo que va de año, con caídas que oscilan entre el 25% y el 38%.
La semana que ahora termina ha estado marcada por los resultados de los dos grandes bancos españoles. La presentación de las cuentas anuales del Grupo Santander, el pasado martes, provocaba un desplome de la acción del 10,74%, caída a la que se sumaba el BBVA, con un descenso del 6,82%. Ambos valores han cerrado la semana con una caída acumulada del 10,91% y del 5,04%, respectivamente. No es para menos. Los resultados del Santander han sido los peores desde el año 1995. El grupo bancario ha registrado unos beneficios de 1.196,6 millones de euros en el primer semestre de 2002, frente a los 1.381 millones del mismo periodo del año anterior. Este descenso supone una caída del beneficio atribuido del 13,4%.
La entidad que preside Emilio Botín ha sufrido con creces la crisis que azota Brasil y Argentina, y que se ha saldado con una fuerte devaluación del peso y el real y un aumento del riesgo-país. El grupo Santander ha ganando en la región 801,2 millones de euros (un 0,89% menos), frente a unas estimaciones que apuntaban a un crecimiento del beneficio del 10%. Esta situación ha obligado al banco a rebajar sus perspectivas para todo el año, situadas ahora en 2.250 millones de euros, un 10% menos que el pasado ejercicio y 450 millones de euros menos que lo estimado. 'La inestabilidad política y económica en América Latina está pasando una grave factura al beneficio del Santander', apuntan en JP Morgan. 'De hecho, la crisis de Argentina y la acusada devaluación del real brasileño (que perdió un 22% de su valor en el segundo trimestre) han sido las razones principales para la rebaja de nuestras estimaciones para el ejercicio'. El banco de inversión, aun así, recomienda todavía comprar, con un objetivo en 8,3 euros. 'Hemos rebajado nuestra recomendación de mejor que el mercado a peor que el mercado, tras conocer la alerta sobre resultados que acompañó a la presentación de las cuentas del segundo semestre', explican en BNP Paribas. Los analistas de esta entidad sitúan el precio objetivo en ocho euros.
Endesa y Repsol han salvado sus resultados gracias a la venta de su participación en Viesgo y Gas Natural, respectivamente Endesa y Repsol han salvado sus resultados gracias a la venta de su participación en Viesgo y Gas Natural, respectivamente
Los resultados del BBVA corren parejos a los de su gran competidor. La entidad ha registrado unos beneficios atribuidos de 1.166 millones de euros en el primer semestre, un 8,9% menos que en el mismo periodo de 2001, cuando alcanzó la cifra de 1.280 millones de euros. Al igual que el Santander, el grupo presidido por Francisco González ha decidido rebajar sus estimaciones de beneficio para todo el año en 450 millones de euros, como consecuencia de la disminución de los préstamos y del peor comportamiento de los mercados latinoamericanos, a raíz de la depreciación de sus divisas y la del dólar frente al euro. El nuevo objetivo de beneficio del BBVA se sitúa en 2.150 millones de euros, frente a los 2.600 millones de estimaciones anteriores, y que suponían un crecimiento del beneficio atribuido del 10%.
El impacto de Brasil sobre las cuentas del grupo ha sido menor que sobre las del Santander, dado que la exposición a este país no es tan grande. El BBVA tan sólo ha tenido que restar a su cuenta de resultados 15 millones de euros por este concepto, frente a los 190 del Santander. La crisis argentina, sin embargo, sí ha pasado factura al grupo, que ha tenido que provisionar 117 millones por la reclasificación al alza del riesgo país, a los que se suman 46 millones por el aumento de su participación en la gestora argentina Corpbanca, así como 151 millones derivados de la devaluación del peso. Al capítulo de Latinoamérica hay que sumar las provisiones realizadas por su participación en Telefónica, del 5,51%, a raíz de las pérdidas de 5.574 millones del primer semestre de la operadora.
'Dos tercios de las pérdidas no esperadas por el BBVA proceden de su cartera industrial (principalmente Telefónica) y un tercio de América Latina', señalan los analistas de ABN Amro. El banco holandés ha rebajado el precio objetivo de 13,6 a 13 euros y recomienda acumular títulos de la entidad. Los analistas de BNP Paribas, por su parte, han ajustado el precio objetivo para la acción de la entidad un 19%, hasta 11 euros. 'A pesar de que lo preferimos al Santander en este incierto escenario, el potencial alcista limita nuestra recomendación, que fijamos por debajo del mercado, con respecto al resto de Europa, y neutral con respecto a su sector'.
El giro de Telefónica
El mayor impacto en los resultados de las grandes compañías de la Bolsa española ha venido de la mano de Telefónica. La última semana de julio la empresa española presentó unas pérdidas inusitadas por valor de 5.574,2 millones de euros, atribuibles, en su mayor parte, a las provisiones derivadas del saneamiento de activos de telefonía móvil y a la provisión de gastos de reestructuración en Alemania, Austria, Italia y Suiza, entre otras divisiones. Durante aquella presentación, la compañía anunciaba el cierre de sus actividades en Alemania y el congelamiento indefinido de todos los proyectos de telefonía móvil de tercera generación (UMTS). La compañía lanzaba, asimismo, una advertencia al mercado, según la cual cerrará el ejercicio en pérdidas.
Los inversores, a pesar de esa advertencia para final de ejercicio, aplaudieron el giro dado por César Alierta y el anuncio de que la compañía volverá a repartir dividendo, y premiaron a la acción con un alza del 17% en apenas dos sesiones. Los analistas tampoco tardaron en emitir numerosos informes de aprobación de los nuevos objetivos.
Una de las compañías que en mayor medida ha sufrido la crisis latinoamericana ha sido Repsol. La compañía petrolera tiene casi la mitad de sus activos en Argentina desde que comprara YPF, y se ha visto especialmente afectada por la devaluación del peso. A lo largo del primer semestre, el grupo se ha visto obligado a realizar provisiones y saneamientos por sus activos en Argentina por más de 1.500 millones de euros. Desde que se iniciara la crisis en aquel país, a finales del pasado ejercicio, la compañía ha realizado ajustes en el balance por valor de 2.615 millones. Aun así, la advertencia, en este caso, ha procedido de su auditor, Arthur Andersen, que no ha despejado la salvedad formulada sobre las cuentas de 2001, por la incertidumbre argentina. No ha sido éste, sin embargo, el único lastre para el beneficio ordinario, que se ha visto afectado por la caída del precio del crudo y por la reducción de los márgenes de refino. El barril de brent cotizó en el primer semestre a una media de 23,1 dólares, frente a los 26,6 dólares de media del primer semestre de 2001.
A pesar de todo, la compañía ha aumentado su beneficio en el primer semestre gracias a los extraordinarios, es decir, a las plusvalías de 1.092 millones de euros obtenidas por la venta de su participación en Gas Natural y en Enagás. Por esa razón, los beneficios aumentaron un 4,6% en el primer semestre, hasta 1.302 millones de euros. 'A nuestro juicio, el hecho más destacado de estos resultados es el decisivo recorte en el endeudamiento financiero, auténtico talón de Aquiles, hasta el momento, de la compañía', destacan en Urquijo Bolsa. La reducción de la deuda neta ha sido del 46%, hasta situarse en 8.960 millones de euros.
El caso de Endesa es similar al de Repsol. La compañía ha visto crecer su beneficio un 10,6% gracias a la venta de Viesgo, que le reportó 930 millones de euros netos. El beneficio ordinario, sin embargo, ha sido de 24 millones, un 96,9% menor, debido una vez más a la incertidumbre americana y el déficit de ingresos por tarifa en el mercado español. 'La situación en Argentina es preocupante, aunque desde nuestro punto de vista sigue teniendo algún valor, en contra de lo que está descontando el mercado', sostienen en BSN Banif.
La crisis se ahonda en América Latina
La empresas españolas han invertido más de 35.000 millones de euros en Iberoamérica en los últimos años. La dependencia de muchas de las grandes compañías hacia la región ha ido en aumento hasta ganar un peso importante en la cuenta de resultados. La mitad de los activos de Repsol, por ejemplo, se encuentran en Argentina desde que adquiriera la petrolera YPF. Por esa razón, la profunda crisis que está viviendo la región ha afectado con fuerza a las cuentas de los grandes grupos españoles.
Las empresas se están viendo obligadas a provisionar las pérdidas de la región derivadas de la falta de negocio y de la devaluación de las monedas. El peso argentino, por ejemplo, se ha depreciado un 75,51% entre enero y julio de este año. El real brasileño, casi un 40%.
La próxima semana está prevista la visita del secretario del Tesoro estadounidense, Paul O'Neill, a Argentina, Brasil y Uruguay, de cara a tratar con las autoridades de aquellos países ayuda financiera estadounidense y del Fondo Monetario Internacional para evitar un colapso mayor.
La situación más grave, de momento, es la de Argentina. El impago de la deuda del país y la devaluación del peso a finales del año pasado provocaron la estampida de los inversores extranjeros y la imposición del denominado corralito, que impide a los ciudadanos sacar sus depósitos de los bancos. La crisis argentina le ha costado a las empresas españolas del entorno de 12.000 millones de euros.
Un informe de la ONU estima que la economía argentina podría sufrir una caída del PIB del 13,5% en 2002. Ese mismo informe cifra en un 0,8% la contracción del PIB para toda la región.
Pero lo que quizás preocupa más en estos momentos a los inversores y empresas es la posibilidad de que Brasil siga los pasos de Argentina. La mayor economía de la región ha sufrido una caída de su divisa frente al dólar cercana al 40% en lo que va de año. Los inversores extranjeros temen un impago de la deuda brasileña, valorada en 292.000 millones de dólares.
Las autoridades del país, entre tanto, no saben cómo recuperar la confianza de los inversores, perdida ante el miedo de que Inácio Lula da Silva, candidato del Partido de los Trabajadores, acceda a la presidencia. Aunque ya ha matizado su programa, Lula anunció en su momento su intención de renegociar la deuda de Brasil.
Todo ello puede desembocar en una grave crisis, pues el riesgo-país se ha disparado en los últimos meses, así como el tipo de interés de la deuda, lo que está dificultando la financiación de las empresas brasileñas, incapaces de cumplir con sus compromisos de deuda.
Los problemas de Argentina y Brasil corren el riesgo de contagiar al resto de la región, que ya de por sí están sufriendo las consecuencias de una crisis global.
Uruguay, en la cuerda floja
La alarma ha saltado recientemente en Uruguay. El peso uruguayo se ha devaluado casi un 50% frente al dólar, desde que el Gobierno decidiera la libre flotación de la moneda en junio. Lo mismo ha sucedido en la Venezuela de Hugo Chávez. Las revueltas ciudadanas se están convirtiendo en la tónica diaria en Argentina, Venezuela y Brasil.
La economía uruguaya se ha visto profundamente afectada por la caída de las exportaciones hacia países vecinos, como Argentina y Brasil, y ha sufrido la salida de enormes cantidades de divisas de manos de argentinos que tenían sus depósitos en bancos uruguayos.
Para evitar el colapso del sistema financiero, el Gobierno ha optado en los últimos días por cerrar los bancos. Los analistas temen que Uruguay copie la fórmula del corralito.
América Latina está sufriendo con creces las consecuencias de la crisis global. El FMI se ha convertido en la tabla de salvación, si bien las medidas impuestas no están exentas de polémica.