España sólo logra apoyo de cuatro países contra la reforma pesquera
El comisario Fischler no dudó en calificar la discusión de ayer en el Consejo de Ministros de Pesca como 'un punto de partida muy alentador para unas negociaciones tan complicadas'. El Consejo de Ministros volverá a abordar la reforma de la política pesquera común el 14 de octubre, ya bajo presidencia danesa de la UE. El Parlamento Europeo debe pronunciarse también sobre el proyecto antes de que los ministros lo debatan el 18 de noviembre y el 16 y 17 de diciembre. Fischler está convencido de que hay consenso para que 'la reforma entre en vigor el 1 de enero de 2003'.
Su propuesta, que prevé el desguace de unos 8.600 buques (el 8,5% de la flota pesquera europea), cuenta con el respaldo casi incondicional de la mayoría de los Estados y el apoyo beligerante de Alemania, Reino Unido, Holanda y Dinamarca. La delegación alemana advirtió que 'está dispuesta a colaborar con la Comisión Europea de la forma más diligente posible'. Holanda calificó de 'anacrónicas' las reticencias del Gobierno español a la reforma. Y en Londres causan estupor las dudas de Cañete sobre el análisis científico de la situación de los recursos pesqueros. 'Son incontestables', afirmó Elliot Morley, secretario de Estado británico de Medio Ambiente.
España, Francia y Portugal fueron los únicos países, en efecto, que en el Consejo de Ministros de ayer marcaron claramente las parcelas de la propuesta que no están siquiera dispuestos a discutir. Grecia e Italia también se oponen a la reforma, pero incluso en este grupo existe una gradación.
Una coalición con grietas
'El supuesto bloque de países amigos de la pesca no existe en absoluto', concluía con regocijo un miembro del departamento comunitario de Pesca, tras escuchar los diferentes matices de las posiciones contra la reforma. 'Cada Estado tiene sus propios intereses y si hay claro consenso en algo, es en la urgencia de aprobar la reforma antes de que acabe el año'.
El nuevo Gobierno luso fue el más radical, al calificar toda la propuesta de 'inaceptable políticamente y fallida técnicamente'. La delegación española, presidida por el ministro Miguel Arias Cañete, expresaba su 'rotundo rechazo' a la iniciativa de Fischler y concentraba sus críticas en la supresión 'inexplicable' de las ayudas a la modernización de la flota y en la reducción de capturas en un 40% 'en especies que no están en situación de agotamiento'.
El ministro francés, Hervé Gaymard, declaraba, 'con una cierta solemnidad', según sus propias palabras, que considera 'innegociables' la continuación de las ayudas públicas y el derecho de los ministros a consensuar anualmente las cuotas de captura en aguas comunitarias de cada especie.
Sin embargo, Francia expresó su satisfacción con 'algunas orientaciones propuestas por la Comisión'. En concreto, París apoya, junto a Roma y Dublín, la reserva para las flotas nacionales de las aguas hasta seis o doce millas de la costa.
Esta medida, criticada por España y Portugal, se completa con la prórroga de la exclusión de las flotas de estos dos países de los bancos en que tradicionalmente han faenado los miembros más antiguos de la Unión Europea.
Ambas propuestas dividen a los cinco países que se oponen a la reforma. Y cualquier deserción inclinará la balanza irremediablemente a favor de Fischler.