La antigua filial de móviles de BT reduce sus pérdidas un 75%, hasta 1.422 millones
Mmo2, la quinta operadora de móviles de Europa, sigue en pérdidas, aunque ha podido mejorar sensiblemente su gestión el pasado año dentro de 'un entorno difícil', según la compañía. La que fue filial de BT antes de su segregación el pasado noviembre ha recortado sus pérdidas un 75%, hasta situarse en 873 millones de libras (1.422 millones de euros) en el ejercicio que acabó el 31 de marzo, frente a 3.460 millones de libras (5.640 millones de euros) en el año precedente.
La situación sigue difícil 'con una ralentización de la captación de nuevos clientes y con el mercado de los servicios de datos de móviles todavía en su periodo inicial de desarrollo', aseguró David Varney, presidente de Mmo2. El número de abonados creció hasta 17,5 millones el pasado año, un 12,2% más, una cifra que el mercado todavía considera aceptable.
Las pérdidas registradas corresponden, en parte, a los costes de la salida al mercado, la eliminación de 1.400 empleos en el Reino Unido y la rebaja del valor de sus activos. Otro dato negativo fue el incremento de la deuda hasta 1.005 millones de euros, 180 millones más que cuando la compañía fue segregada de BT hace siete meses. Pero Varney aseguró que los gastos se había reducido un 28% en el año, 1.793 millones de euros.
Por la magnitud del Ebitda, Mmo2 ganó 433 millones de euros en el año, superando las previsiones de los analistas. 'Este resultado es una buena noticia, sobre todo en las filiales de Alemania y Holanda, pero el crecimiento de los ingresos en el negocio base del Reino Unido sigue siendo problemático', dijo Christian Maher, analista de Investec Securities. Los ingresos totales crecieron un 11,5%, unos 7.000 millones de euros, impulsados, sobre todo, por la captación de nuevos clientes. Pero en el Reino Unido el número de abonados sólo creció un 4,7%, hasta 11 millones, de los que poco más del 30% son clientes con contrato.
La mejora obtenida en las filiales alemana y holandesa permitirá a Mmo2 resistir las presiones de los accionistas, muchos de los que piden que la compañía se retire de estos negocios.