Talgo pierde 108 millones tras provisionar 116 millones por el retraso con los Avril de Renfe
El fabricante afirma que su capacidad de producción ”está bien dimensionada”, pero reconoce que explora “oportunidades de crecimiento industrial para abordar la fuerte demanda del mercado”


El secreto mejor guardado por Talgo en las últimas semanas, relacionado con sus resultados anuales, ha salido esta tarde a la luz: el fabricante de trenes ha dotado provisiones por 116 millones, sin efecto en la caja, ante la penalización impuesta por su cliente Renfe por el retraso de dos años en la entrega de las 30 unidades del modelo Avril, encargadas entre 2016 y 2017. Talgo ha presentado unas pérdidas de 107,9 millones al cierre de 2024. Sin el efecto de la citada sanción, el beneficio neto habría ascendido a 8,8 millones.
Las ventas alcanzan un récord de 669 millones, un 2,5% al alza, y el ebitda (beneficio bruto de explotación) cae hasta los 46,7 millones en rojo por la citada provisión. El dato sería positivo en 70 millones, y el margen ascendería al 10,5%, de no haberse reconocido el riesgo de cobro por parte de Renfe.
La sanción, equivalente al 20% del contrato de los Avril sin contar el mantenimiento de los trenes, asciende a 116 millones de euros. Una losa contra la que Talgo presentó reiteradas alegaciones y cuyo peso podría ser aliviado por Renfe una vez que se produzca el anunciado cambio de control en el fabricante. Así al menos lo anticipó el ministro de Transportes, Óscar Puente, y lo reiteró días atrás su número dos, el secretario de Estado de Transportes José Antonio Santano. La operadora pública no puede retirar una pena contemplada en el contrato, pero sí podría conceder, por ejemplo, el aplazamiento de los pagos. Talgo ha entregado 27 unidades de las 30 comprometidas y ve retenidas facturas pendientes por parte de Renfe desde el pasado mes de diciembre.
Talgo ha subrayado a través de un comunicado que la penalización de Renfe “se encontraba en fase de alegaciones y justificaciones desde julio de 2022″, y ha añadido que la dotación de provisiones se debe a “un incremento del riesgo en la probabilidad de hacer frente a la penalización, en opinión de los administradores y sus asesores legales”.
La dirección que encabeza Carlos de Palacio maneja “dictámenes contables de terceros independientes de reconocido prestigio que ratifican este cambio desde un punto de vista de la información financiera. En consecuencia, Talgo ha considerado oportuno registrar una provisión de 116 millones de euros con cargo al capítulo Otros gastos de explotación”.
Una vez reconocida la pérdida, el fabricante sostiene que los retrasos en las entregas del material de Renfe “se han ocasionado por causas no imputables a Talgo y, como siempre ha intentado, procurará llegar a una solución con Renfe que proteja sus intereses y los de sus accionistas, reservando su derecho de acudir ante los Tribunales de Justicia, llegado el caso”. La puerta de los tribunales queda abierta. Además, la compañía explica que “la complejidad de los proyectos, la larga duración de su implementación y la influencia de factores exógenos que afecten a los plazos de entrega son habituales en el sector ferroviario, y por ello es una práctica extendida que concurran circunstancias que permitan el ajuste de los calendarios de entrega sin responsabilidad para el contratista”.
El primer accionista de Talgo, la instrumental Pegaso con el 37,5%, en la que suman sus participaciones el fondo Trilantic y la familia Oriol, está en pleno traspaso de un 29,7% del capital a un consorcio vasco liderado por el empresario José Antonio Jainaga, presidente de Sidenor. Junto a él invierten el fondo público vasco Finkatuz y las fundaciones bancarias BBK y Vital. El grupo, que va a encontrarse un balance con la penalización ya descontada, ha tenido todo el apoyo de los Gobiernos central y vasco en detrimento de los intentos de compra, mediante posibles opas, del fondo estatal polaco PFR y el fabricante indio Jupiter Wagons.
De la nueva dirección, una vez que Jainaga desembarque en el consejo, se espera la presentación de un plan industrial que alivie el déficit de capacidad de planta de Talgo. La cartera de contratos de esta última tiene un valor de 4.173 millones al cierre de 2024, siendo atendida en las fábricas de Rivabellosa (Álava) y Las Matas (Madrid). La firma industrial ha señalado que tal volumen de encargos responde a la confianza de sus clientes en sus capacidades y tecnología.
Los contratos entrantes en 2024 suman 619 millones de euros, ante lo que Talgo afirma que “la capacidad de producción actual está bien dimensionada para satisfacer las demandas de proyectos nuevos y existentes en tiempo y forma. Sin embargo, la compañía está explorando oportunidades de crecimiento industrial para abordar la fuerte demanda del mercado, siempre con foco en la eficiencia y la rentabilidad”.
En pleno pulso con el cliente español, Talgo también tiene que responder con próximas entregas ante la danesa DSB y la alemana Deutsche Bahn, con la que ya se pactó una prórroga de un año ante los problemas de la cadena logística generalizados en toda la industria.
Salarios a la baja y perspectivas
El informe de remuneraciones de los consejeros, registrado esta tarde en la CNMV, expresa una reducción del 29,7% en el salario recibido por el presidente Carlos de Palacio, respecto a 2023, y un recorte del 44% en el caso del consejero delegado, Gonzalo Urquijo.
De Palacio cobró 477.000 euros (563.000 con una serie de complementos) el año pasado, desde los 679.000 euros del ejercicio 2023, mientras que la retribución de Úrquijo fue de 556.000 euros (595.000 euros con los complementos), muy por debajo del millón de euros ingresado un año antes. Las casillas de la retribución variable del presidente y el consejero delegado se quedaron en cero euros al cierre del ejercicio. Una circunstancia que se explica por las abultadas pérdidas.
Sobre el futuro más inmediato, Talgo prevé mantener sus ingresos por encima de los 600 millones; un margen de ebitda del 11% para el ejercicio; una inversión de 55 millones de euros, y el mantenimiento de la deuda financiera neta, actualmente de 404 millones, en un múltiplo de cuatro frente al ebitda. La empresa dice trabajar en oportunidades por 5.000 millones para el periodo 2024-2026. Adicionalmente, estudia la posibilidad de concurrir a proyectos por más de 20.000 millones.
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