Despedida sin traumas a 12 divisas plagadas de simbolismo nacional
El adiós a la peseta coincide con la retirada de otras siete monedas plagadas de simbolismo nacional (ocho si incluimos el marco alemán, que fue relevado oficialmente por el euro el 31 de diciembre, pero es aceptado por los comercios hasta el día de hoy). El euro se convierte así en la moneda de curso oficial para 300 millones de ciudadanos de 12 países, que han recibido abrumadoramente con los brazos abiertos la moneda común europea.
Entre las divisas que dejarán de tener curso legal hoy están el dracma griego (que empezó a acuñarse en las islas griegas en la era pre-cristiana y era la moneda más antigua del mundo), el escudo portugués (que reemplazó al real cuando cayó la monarquía en 1910), la lira italiana (nacida en 1860 y símbolo de la unidad de Italia) y el chelín austriaco (lanzado para frenar la hiperinflación que siguió a la II Guerra Mundial y la segmentación del imperio austro-húngaro). Además desaparecen las monedas de Bélgica, Finlandia y Luxemburgo.
Alemania, Francia, Holanda e Irlanda ya habían dicho adiós a sus respectivas monedas. Culmina así un proceso de unión monetaria que convierte al euro en la moneda común de casi 300 millones de ciudadanos. En todos los casos, la transición ha sido mucho más rápida que lo previsto por las autoridades económicas y monetarias. Pero las percepciones y sensibilidades varían de país a país.
El franco francés, acuñado por primera vez en el siglo XIV, dejó de circular el 17 de febrero sin que los franceses ofreciesen muestra alguna de melancolía. En Alemania, donde el marco se había convertido en símbolo de la reconstrucción del país tras la II Guerra Mundial, un 47,7% de los ciudadanos se mostraba favorable a recuperar el marco en un sondeo publicado ayer mismo por la revista Focus Money.