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EL ESPEJO DE LOS FONDOS
Tribuna
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'Terra incognita'

Juan Ignacio Crespo

Esta expresión es, quizá, la que mejor define el actual momento económico: el exceso de inversión de finales de los noventa ha conducido a una recesión en los EE UU de la que no es seguro que vayan a poder salir fácilmente. Y, aunque exista un acuerdo amplio de que la crisis se habrá terminado para mediados de año, planea sobre los responsables económicos la evidencia de que ésta es una crisis de sobreproducción, de un tipo desconocido desde la Gran Depresión, un periodo cuya sola mención produce escalofríos. Aunque se confía en que las políticas monetarias y fiscales que se están aplicando evitarán un desastre como aquél, el grado de incertidumbre que pesa sobre cualquier medida de ingeniería económica o social hace que predomine la sensación de estar navegando por aguas desconocidas.

La economía estadounidense entró en recesión en marzo de 2001, con lo que a estas alturas lleva ya casi 10 meses de crecimiento negativo. Simplificando, las recesiones de antes de la Segunda Guerra Mundial solían tener una duración media de 24 meses, y las de después, de 12. Por tanto, para la primavera, si antes no se reanuda el crecimiento, esta recesión empezará a parecerse, por edad, cada vez más a las de antes.

Sin embargo, con la liquidación de inventarios prácticamente terminada, las empresas tendrán que empezar a incrementar la producción de nuevo. Será, en cambio, más difícil que decidan aumentar sus inversiones, por lo que será el consumo privado el que determinará el ritmo de crecimiento económico. Como la confianza de los consumidores americanos parece haberse recuperado no tan mal desde septiembre, lo más probable es que para cuando la recesión cumpla un año en los EE UU, su economía esté empezando a crecer de nuevo. La reticencia empresarial a arriesgarse con nuevas inversiones hasta comprobar cómo de fuerte viene la expansión hará que el crecimiento sea mediocre y que la recesión dé paso a un periodo de un año o dos de estancamiento. Y más si, para neutralizar la enorme liquidez inyectada en el sistema, la Reserva Federal tiene que subir prematuramente los tipos de interés.

Por lo que respecta a las Bolsas, tanto americanas como europeas, podría decirse que ya han descontado la recuperación de la recesión y el estancamiento posterior. Si la experiencia del pasado sirve de algo, eso es lo que hicieron en la anterior crisis económica, tras comenzar la guerra del Golfo. Ahora esperan a que nuevos datos económicos permitan revaluar la situación. Lo probable, tras el estancamiento, es que se produzca otro periodo fuertemente expansivo.

En España, el Ibex oscila con el ancla echada en 8.000 puntos, que es el nivel que le corresponde si utilizamos como referencia el crecimiento de la economía española de los últimos 15 años. Con la situación descrita, las Bolsas deberían empezar a descontar el nuevo periodo de crecimiento a comienzos de 2003 como muy tarde.

Para el inversor en fondos, la capacidad de cartografiar un futuro ignoto por definición es crucial. En su ayuda viene un reciente estudio de la asociación británica de gestoras, Autif, que afirma que el comportamiento pasado de los fondos sirve de guía a la hora de tomar decisiones de inversión adecuadas, y que el comportamiento bueno o malo de los fondos tiende a mantenerse con el tiempo. Los instrumentos de análisis de fondos le ayudarán. Son su brújula y su sextante. Tiene todo este año para estudiar los fondos de renta variable que más le interesan y para tomar posiciones.

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