El salto regulatorio y operativo ya transforma la construcción

La crisis climática obliga a un nuevo modo de hacer en las grandes obras y la edificación, mientras la movilidad se digitaliza para ganar en eficiencia y seguridad

El colombiano canal del Dique, de cuya mejora se encargará Sacyr.

El mayor grupo español de infraestructuras, ACS, ha advertido a sus accionistas, en la junta del pasado 5 de mayo, de que se está dando un cambio de ciclo en el sector, pero no económico, sino tecnológico: “Las megatendencias globales relacionadas con la descarbonización de la economía, la transformación digital y la deslocalización industrial se están convirtiendo en el principal motor del crecimiento mundial de infraestructuras”, afirmó el consejero delegado, Juan Santamaría. El sector está llamado a reforzar sus capacidades de ingeniería, servicios digitales y logística para responder a la demanda de una construcción más inteligente y sostenible.

“El pasado e incluso el presente de la ejecución de infraestructuras está superado, el problema es que el futuro es poco predecible y no hay nada escrito”, explica el responsable de un gran fondo de inversión. Regular es todo un desafío, como se reconoce en la letra del proyecto de ley de movilidad sostenible, impulsado por el Ministerio de Transportes. “El sistema de transportes español se encuentra entre los mejores del mundo tanto en parámetros cuantitativos como cualitativos, con una red de infraestructuras de primer nivel, pero precisa de adaptación a las nuevas necesidades y realidades”, se puede leer en un texto que se refiere a la urgencia de una mejor “regulación de la movilidad de la ciudadanía y del transporte de mercancías de los sistemas productivos, aprovechando la potencialidad de la digitalización y las nuevas tecnologías”.

Una técnica de Ferrovial supervisa una autopista a través de Infraverse.

La especialización se impone entre las grandes constructoras a la vista de que los encargos de calado están relacionados con fábricas para el vehículo eléctrico, centros de gestión de datos, hospitales de última generación, plantas de biomedicina o las citadas infraestructuras inteligentes en las que empezarían a tener cabida a medio plazo el vehículo autónomo o el aerotaxi.

ACS dice estar “en transformación ante los profundos cambios estructurales del entorno”, tanto regulatorios como de demanda, según su presidente, Florentino Pérez. “Hay una enorme oportunidad para las empresas capaces de transformarse a sí mismas”, remachó ante los accionistas. FCC, Acciona, Sacyr u OHLA van en esa misma dirección.

Entre las más punteras destaca Ferrovial, que ha convertido en un signo de distinción su alianza con tecnológicas como Microsoft, Unity, 3M o Kapsch, entre otras, para digitalizar y descarbonizar la construcción y la movilidad. Además de dar un vuelco a sus propias operaciones, la firma de que preside Rafael del Pino busca diferenciar su oferta en las etapas de diseño, construcción y operación de los proyectos. Entre sus últimos avances figura Infraverse, un paso más allá del diseño BIM.

El Infraverse de Ferrovial es uno de los frutos de la colaboración con firmas tecnológicas

Ferrovial gana con esta tecnología la capacidad de modificar decisiones a pie de obra a través de simulaciones; ofrece capacidad a sus ingenieros para compartir salas inmersivas de trabajo aunque estén en distintos puntos del planeta, o permite medir el comportamiento de infraestructuras en función de las condiciones climáticas, de uso y desgaste acumulado con el paso de los años. Infraverse está basada en el metaverso, plataformas de videojuegos, realidad virtual aumentada, gemelos digitales o la inteligencia artificial.

Entre los múltiples avances que se avecinan, el 5G ofrece, por ejemplo, un salto en la necesidad de dar cabida a vehículos autónomos junto a los convencionales en carreteras que han de ser adaptadas. Para las constructoras ya no será suficiente ejecutar los trazados, sino que deberán entregar proyectos con sistemas avanzados de señalización y comunicaciones.

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La construcción modular de edificios, las posibilidades de la impresión en 3D, el uso de drones en trabajos de ingeniería e inspección o la robótica en labores estandarizadas son avances al alcance de estas empresas. Y cada vez es más común el uso de hormigones de alta resistencia, cristales inteligentes o de materiales compuestos en proyectos de edificación, así como la arquitectura bioclimática en busca de viviendas eficientes. La carrera por la transformación está lanzada y la construcción española quiere estar al frente.

Claves sobre el cambio de escenario

La revolución en el sector de las infraestructuras alcanza a la regulación y gobernanza, señala KPMG en el informe sobre tendencias emergentes en este terreno que lleva publicando diez años. La financiación de las grandes infraestructuras con cargo al usuario, por ejemplo, es una tendencia imparable en todo el mundo en un contexto de gasto público en máximos históricos. 

Otras líneas a tener en cuenta son la dependencia de una logística que ha disparado la volatilidad del coste de materiales; la exposición a las crisis económicas; la necesidad de encontrar las mejores condiciones de financiación para competir con los gigantes asiáticos y su respaldo público; la falta de mano de obra cualificada; la compleja gestión de los programas públicos de ayudas; la búsqueda de un equilibrio de riesgos con las Administraciones públicas, o una relación con el mercado de capitales en la que ya se prima la sostenibilidad de la actividad.