Las claves: la necesidad de asumir que China ahora es exportador de tecnología y fábricas
Bruselas debe mantener un delicado equilibrio entre Washington y Pekín


De ser destino de la producción de las marcas occidentales, gracias a su mano de obra otrora barata, China ha pasado a ser exportador de tecnología y de fábricas, y los países europeos a acoger con los brazos abiertos a las compañías automovilísticas punteras. Es el objetivo de mínimos de la política proteccionista de la Unión Europea: ya que Europa no puede competir demasiado en cuanto a innovación, que al menos la industria china genere empleo en el Viejo Continente. España, país tradicionalmente productor, puede ser el nuevo destino de gigantes como BYD, gracias al Plan Auto 2030, recién presentado.
Mientras, Bruselas va y viene en lo relativo a su política arancelaria respecto a los coches producidos en el país asiático, que cuentan con jugosas subvenciones públicas. Ahora revisará los que afectan a Volkswagen, que, como otras firmas europeas, también fabrica allí. El bloque comunitario debe mantener un delicado equilibrio entre su –debilitada– alianza con Estados Unidos y la necesidad de mantener los lazos económicos con China. Eso sí, tanto en un caso como en otro, hace tiempo que Europa perdió la iniciativa.
Otra propuesta para estabilizar el suministro energético... que no saldría gratis
Un PP renovadamente pronuclear, tras el ascenso del exsecretario de Estado de Energía Alberto Nadal en el escalafón económico del partido, propondrá contratos a precio fijo para las centrales nucleares, a fin de garantizar la rentabilidad necesaria a las eléctricas. Es un sistema similar al que se mantiene con las energías renovables, y al que impera en Francia con las propias nucleares. La idea puede ayudar a dar estabilidad al mercado eléctrico, pero viene a recordar una vez más el alto grado de intervención y de regulación de esta industria, en la que los contribuyentes deben pagar siempre un poco de más para asegurarse el suministro.
El problema de la vivienda es multifactorial, y tiene mucho que ver con la oferta
Cuando hay un problema tan enquistado como el de la vivienda en España, el motivo suele ser multifactorial. Enrique Losantos, presidente de la consultora inmobiliaria JLL, señala a la falta de suelo, a la necesidad de mano de obra especializada, a los caros precios de la construcción, a la falta de vivienda flexible para personas solas o parejas, a la escasez de vivienda social, y a la falta de seguridad jurídica para los propietarios, que, a su juicio, puede estar haciendo que estos no saquen al mercado de alquiler sus casas.
Unos elementos son más fáciles o más rápidos de atacar que otros, pero tienen algo en común: se centran en aumentar la oferta, a diferencia de las medidas políticas adoptadas últimamente, que no están obteniendo unos resultados precisamente alentadores.
La frase del día
El trabajo del presidente de la Reserva Federal es observar los datos, ajustar y explicar por qué están haciendo lo que están haciendo. Por lo tanto, decir “voy a hacer esto durante los próximos seis meses” sería realmente irresponsableKevin Hassett, jefe del Consejo Económico Nacional de la Casa Blanca
El oro del Banco de Italia despierta el euroescepticismo del partido de Meloni
Giorgia Meloni ha logrado una estabilidad política en Italia con pocos precedentes, y lo ha hecho manteniendo una relación ortodoxa con la UE, en particular en el aspecto económico, y con el BCE. Pero ha surgido un punto de conflicto en torno a la propiedad del oro del Banco de Italia, que el partido de la primera ministra, Hermanos de Italia, quiere declarar del Estado.
De fondo subyace la incertidumbre en torno a la propiedad de activos financieros generada por la confiscación por parte de EE UU de las reservas de divisas rusas en el extranjero. La gestión de las reservas de los bancos centrales de los países europeos está sujeta a la política comunitaria. La propuesta de Hermanos de Italia ha despertado un euroescepticismo y una reivindicación de la soberanía nacional que se habían apagado.

