La inusual estabilidad del S&P 500 refleja un principio clave de la inversión
El comité que elige sus miembros lo deja igual, lo cual recuerda que, en Bolsa, a menudo lo mejor es no hacer nada

El grupo de expertos que está detrás del S&P 500 ha dado un paso audaz: no ha hecho nada. Por primera vez en más de tres años, no ha añadido ninguna empresa. Esto nos recuerda una incómoda verdad sobre la inversión: a menudo, lo mejor es no hacer nada.
La cautela calculada del panel se deriva de un proceso de selección que es a la vez cuantitativamente riguroso y estratégicamente discrecional. Los analistas y economistas de S&P Dow Jones Indices, una firma conjunta entre el gigante de datos S&P Global y el operador bursátil CME, evalúan a los posibles candidatos según criterios exigentes, que incluyen un valor de mercado de al menos 20.500 millones de dólares y un 50% de capital flotante. Esta vez, descartaron a 27 candidatos aptos, entre ellos la gestora de fondos Blue Owl Capital, el concesionario de automóviles online Carvana y la aseguradora especializada Markel.
Para las firmas de inversión que se nutren de los reajustes de las cestas de acciones, llega en un momento delicado. Las oportunidades de arbitraje, que antes eran fiables, han generado retornos cada vez más marginales desde 1995, según S&P Dow Jones Indices. Los equipos de reequilibrio de índices de Millennium Management, gestora de fondos de cobertura con 61.000 millones, perdieron 900 millones en los dos primeros meses del año, simplemente por las convulsiones del mercado, informa Bloomberg.
Las incorporaciones y eliminaciones del S&P 500 pasan desapercibidas para la mayoría de los inversores. El 90% de los cambios se producen entre las actualizaciones trimestrales programadas, con una media de 25 empresas que entran y salen cada año. La mayoría ni siquiera son decisiones del comité, sino más bien inevitables desde el punto de vista corporativo. El 70% de las salidas se deben a acontecimientos como fusiones.
La paralización de este mes ofrece a los inversores habituales un respiro poco frecuente de la bizantina maquinaria de Wall Street. El reequilibrio institucional cuesta a los seguidores del índice unos 16.000 millones al año, al crear patrones de precios explotables, según un estudio publicado en marzo. Cuando los índices deben ajustarse, los hedge funds intentan sacar partido de las operaciones predecibles que deben ejecutar los grandes fondos, obligándoles de forma parasitaria a pagar precios inflados.
La inercia deliberada de los diseñadores del índice refleja una característica importante de la inversión a largo plazo. La volátil mezcla actual de inestabilidad geopolítica y de la política monetaria hace que el impulso de actuar sea casi irresistible, y casi siempre erróneo. Lo único más fiable que poseer un indicador ampliamente diversificado de grandes acciones es tener la disciplina de no tocarlo.
Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías