China podría ganar más que la UE con la tregua sobre los automóviles
Fijar un umbral de precios mínimo para los vehículos fabricados en el país asiático es una medida arriesgada

Una distensión en la guerra arancelaria sobre los vehículos eléctricos podría beneficiar más a China que a Europa. Bruselas y Pekín están negociando una forma de que los fabricantes chinos vendan vehículos eléctricos sin aranceles, pero con un umbral mínimo de precios. Adoptar un sistema de este tipo sería una medida arriesgada.
Los aranceles europeos sobre los vehículos eléctricos apenas tienen un año de antigüedad. Bruselas añadió gravámenes adicionales de hasta el 35% para compensar las ventajas competitivas que los vehículos fabricados en China obtienen gracias a las subvenciones gubernamentales o a la mano de obra barata.
Ahora, la República Popular está impulsando una alternativa: en lugar de gravar las importaciones, los fabricantes de automóviles se comprometerían a no vender por debajo de un precio determinado, un modelo utilizado anteriormente con los paneles solares.
Este sistema podría tener ventajas. Los fabricantes chinos no tendrían que absorber la carga de los impuestos mediante descuentos en los precios. Europa, por su parte, podría apaciguar a Pekín y evitar así las tarifas arancelarias en represalia sobre el coñac y otras exportaciones, pero seguiría impidiendo el dumping de automóviles baratos. Esto último supone una amenaza potencialmente mortal para Renault o Volkswage.El año pasado, el país asiático exportó alrededor de 1,25 millones de vehículos eléctricos, más de la mitad de la producción total de Europa, según datos de la Agencia Internacional de la Energía.
Sin embargo, si miramos bajo el capó, hay problemas. Probablemente, Europa querrá encontrar un nivel que refleje el alcance de las subvenciones de que disfruta cada fabricante de automóviles, como hizo con los aranceles. Un arancel único, que probablemente sería la opción preferida por China, sería menos preciso. En cualquier caso, establecer un suelo de precios mínimo para un vehículo complejo con muchas piezas móviles sería todo un reto.
Además, podría quedar rápidamente obsoleto. Renault y Volkswagen están lanzando modelos de vehículos eléctricos más baratos para competir con China, y los cambios en la tecnología de las baterías reducirán los costes. Un mínimo podría reducir el incentivo para innovar.
Aplicarlo parece un quebradero de cabeza aún mayor. Los aranceles tienen la ventaja de ser sencillos. Sin embargo, los precios de los automóviles son variables: los concesionarios ofrecen descuentos e incentivos como préstamos baratos. Además, los fabricantes de automóviles chinos ya son expertos en agrupar productos para hacer más atractivos sus artículos en el mercado nacional. BYD incluye su software de conducción asistida Ojo de Dios en todos los vehículos con un precio superior a 100.000 yuanes (12.000 euros). Los fabricantes que participaron en el Salón del Automóvil de Shanghái en abril promocionaron ventajas como múltiples pantallas y cocinas pequeñas integradas. Los propietarios de Nio tienen acceso a los clubes sociales de la marca.
Por lo tanto, los fabricantes de automóviles europeos podrían seguir viéndose perjudicados por sus rivales chinos, lo que incentivaría la producción en el país asiático. Es cierto que Europa podría imponer cuotas mínimas de importación, como hizo con Japón en la década de los ochenta. O podría fijar un precio mínimo alto, pero seguir imponiendo aranceles por debajo de ese nivel. Pero, en general, el precio mínimo puede ser el coste que Europa deba asumir para mantener las relaciones con Pekín y garantizar el acceso a las tierras raras, lo que significa que China sería muy probablemente la ganadora.
Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías