El impacto de los aranceles impulsa las monótonas acciones autárquicas
La firma de neumáticos GoodYear y el gigante de las patatas Lamb Weston reindivican la inversión ‘value’

Los aranceles de Donald Trump están trastocando la ortodoxia reciente del mercado de valores. Hasta el momento, las apuestas fáciles en acciones tecnológicas de moda han hecho subir a la mayoría de los barcos. Ahora, la búsqueda de seguridad frente a los caprichos arbitrarios del presidente podría reavivar el arte de la inversión en valor.
Las empresas que se ajustan a la visión de Trump de la autosuficiencia nacional podrían parecer puertos seguros. Pero la política y unos mercados tremendamente febriles hacen que las apuestas inactivas sean arriesgadas. Lo que se necesita es un buen ojo para las empresas que tienen valoraciones baratas en relación con su potencial aumentado. Eso es más o menos inversión en valor, la estrategia de detectar verdaderas gangas entre las aberraciones.
Últimamente, los nombres tecnológicos de alto vuelo, no las acciones aburridas con bajas ratios de valoración, han prosperado a medida que los inversores se suben al tren de la publicidad impulsada por la inteligencia artificial. Esta estrategia es lo opuesto al valor: el impulso o momentum. Durante la última década, el S&P Momentum ha obtenido una rentabilidad anualizada del 14%, el doble que su homólogo de valor.
Hay indicios de un cambio. La acción del fabricante de neumáticos Goodyear Tire & Rubber sufrió una caída de un tercio en el año anterior a la revelación de los aranceles. Ha subido un 10% desde el miércoles. Dirige ocho fábricas nacionales y decenas más para otros mercados. En EE UU, los neumáticos de repuesto, necesidades perennes independientemente de la compra de coches nuevos, supusieron el 82% del volumen de ventas de 2024. Y una cotización de solo 6 veces las ganancias esperadas, según Visible Alpha, está por detrás de Michelin y Bridgestone.
Del mismo modo, el gigante de las patatas fritas congeladas Lamb Weston se desplomó un 48% durante el año hasta el jueves; ahora ha subido un 10%. Más del 67% de sus ventas proceden de EE UU, suministradas por instalaciones nacionales, una oportunidad de negocio, ya que el cuarto mayor importador de patatas del mundo está castigando a sus socios comerciales.
Los inversores ya han predicado la fortaleza de las patatas y los neumáticos. El agitador hedge fund Elliott comenzó su impulso para lograr cambios en Goodyear en 2023, y Jana Partners apareció en Lamb Weston el otoño pasado. Pero ambas se han mantenido estables desde los respectivos anuncios. Es necesario apreciar más sus monótonas virtudes.
Menos refugios seguros
Los operadores de divisas suelen describir el dólar como la camisa menos sucia. Pero los aranceles han empañado el estatus de la moneda como opción preferida en una crisis. En crisis anteriores, como la de 2008 y la pandemia, los inversores buscaron por reflejo la relativa seguridad del dólar. En los meses posteriores a la reelección de Trump, los operadores impulsaron el valor de la moneda de EE UU con la expectativa de que sus políticas desencadenaran el crecimiento. Incluso en vísperas de los aranceles anunciados el día 2, los economistas y los inversores esperaban que los gravámenes condujeran a un dólar más fuerte.
Eso no ha sucedido. El día después del “Día de la Liberación”, el dólar perdió casi un 2% de su valor frente a una cesta de sus principales socios comerciales, y no ha logrado recuperarse por completo. El creciente temor de que una guerra comercial provoque una recesión en EE UU y una bajada de los tipos ha debilitado su atractivo. La errática política de Trump también ha hecho tambalear la fe de los inversores en los activos de EE UU.Pero los que buscan alternativas han recibido señales contradictorias. El oro ha sido históricamente un refugio contra la agitación, pero el precio al contado del metal, que había subido casi un quinto desde principios de año, se ha desplomado. Puede deberse a que los operadores y los hedge funds están vendiendo activos para cubrir pérdidas en otros lugares.
El franco suizo y el yen son los ganadores relativos. Ambos se han fortalecido frente al dólar, pese a que sus economías están recibiendo aranceles más altos de lo esperado. Mientras, el euro ha sido un beneficiario sorpresa. La UE afronta aranceles adicionales del 20%, pero el euro subió un 1,8% frente al dólar el día 3, su mayor subida diaria desde noviembre de 2022. Una vez más, la falta de alternativas puede estar ayudando.
La próxima ola puede ser igualmente impredecible. Si los aranceles hacen subir los precios, puede que la Fed tenga que mantener altos los tipos, lo que apoyaría al dólar. El oro también puede prosperar en un entorno inflacionario. Incluso si se reanuda la caída del dólar, no todos los refugios seguirán siendo igualmente atractivos. Si los inversores abandonan realmente la divisa, las rivales podrían dispararse. Eso presionaría a otros bancos centrales para contrarrestar la subida de los tipos de cambio, como hizo Suiza en 2011. Mientras, la zona euro podría verse atrapada en una ola de represalias arancelarias que dañarían su economía y su moneda. En una crisis verdaderamente global, no hay camisas limpias.
Las endebles defensas del petróleo
Trump quiere que el petróleo caiga a 50 dólares el barril, y lo está logrando: el Brent ha bajado de 75 a menos de 64 dólares. Es posible que caiga aún más. En los 9.675 días de negociación desde que comenzaron los contratos de futuros del Brent en 1988, solo ha habido 24 casos en los que cayera un 12,5% en dos días, calcula Morgan Stanley. Este es uno más.
En teoría, el crudo podría recuperarse. El colapso de la Bolsa puede llevar a Trump a reconsiderar su postura. Los riesgos geopolíticos siguen altos en lo que respecta a Rusia e Irán, que exportan juntos más del 5% de los 103 millones de barriles diarios de suministro mundial: Trump ha amenazado con imponer aranceles a los compradores de crudo ruso y con bombardear Irán si no llegan a un acuerdo con Ucrania y a uno nuclear, respectivamente. Mientras, los inversores pueden confiar en la OPEP+ para organizar recortes que detengan la podredumbre.
Pero la OPEP+ no es precisamente un modelo de unidad. Mientras que el grupo liderado por el principal productor, Arabia Saudí, ha retirado del mercado casi 6 millones de barriles diarios desde 2022, miembros como Kazajistán han estado desesperados por generar ingresos bombeando más. Al día siguiente del anuncio de los aranceles, la OPEP+ triplicó por sorpresa el aumento de la producción que había planeado en mayo, lo que exacerbó la caída de los precios.
Podría ser solo el preludio de un caos generalizado. En 2020, Riad, cansada de producir muy por debajo de su capacidad para mantener los precios altos mientras Rusia bombeaba sin parar, dijo de repente que produciría lo que quisiera. Si intenta compensar los menores ingresos por la caída de los precios, puede que acabe persiguiendo en su lugar cuota de mercado, lo que llevaría la cotización hasta 50 dólares.
Hace cinco años, la disputa con Rusia terminó rápido cuando quedó claro que el colapso de la demanda por la covid requería un enorme recorte coordinado de 10 millones diarios por parte de los productores. En 2025, las diferentes opiniones podrían impedir este tipo de acuerdo instantáneo. Morgan Stanley prevé un impacto de 1 millón de barriles al día si los aranceles provocan una recesión mundial, lo que anularía de hecho el crecimiento de la demanda de este año, pero Goldman Sachs solo ha rebajado 300.000 barriles al día sus estimaciones. Con Trump potencialmente demasiado ocupado con la guerra comercial, los precios del petróleo parecen peligrosamente colocados.
Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías