Los analistas creen que la Bolsa aún no está valorando una recesión y que puede seguir bajando
El retroceso económico sigue sin ser el escenario principal de los bancos de inversión, aunque han elevado con fuerza esta posibilidad. El mercado da un 40% de probabilidad a que la Fed ejecute una rebaja de tipos de emergencia


“Habrá sangre”. Con esa expresión sintetizan los analistas de JP Morgan el temor de inversores y gestores al impacto en los mercados de la guerra comercial activada por Donald Trump contra el resto del mundo. Por el momento, y a falta de que los aranceles entren en vigor, su efecto ha provocado un fuerte desplome en las Bolsas. Los analistas del banco de inversión estadounidense consideran que el efecto bola de nieve provocado por las tasas se verá magnificado por las represalias que adopten el resto de países frente a Estados Unidos, las interrupciones de la cadena de suministro global y el hundimiento del sentimiento inversor que acercarán, o desembocarán directamente, una recesión a escala global que genere daños duraderos en la economía mundial.
Aunque el secretario de Estado del Tesoro estadounidense, Scott Bessent, descartó durante el fin de semana movimientos que supongan la entrada de Estados Unidos en una recesión económica inminente, los analistas están actualizando a toda velocidad el empeoramiento de las expectativas. Con ello buscan hacer frente a lo que el exsecretario del Tesoro, Larry Summers, ha advertido que podría derivar en una corrección comparable a episodios históricos como el crash del 87, la crisis financiera de 2008 o el estallido de la pandemia, según apuntan desde Tressis. En los últimos días, se han sucedido las voces de grandes empresarios y gestores en contra de la guerra comercial activada por Trump. Junto a Bill Ackman y Stanley Druckenmiller, este lunes se ha posicionado el presidente de JP Morgan, Jamie Dimon, que ha reclamado resolver cuánto antes esta situación, dado que “algunos de los efectos negativos aumentan acumulativamente con el tiempo y serían difíciles de revertir”.
En JP Morgan reconocen que “las políticas perturbadoras de EE UU se han convertido en el mayor riesgo para las perspectivas mundiales durante todo el año” y destacan que el impacto de la política comercial estadounidense “se ha vuelto decididamente menos favorable para las empresas de lo que habíamos previsto”, lo que les lleva a aumentar el riesgo de recesión sobre la economía mundial del 40% al 60%. En Goldman Sachs, por su parte, han reducido su estimación de crecimiento de la economía estadounidense para cierre de año a la mitad, del 1% previo al 0,5% y han elevado su estimación de entrada en recesión desde el 35% al 45%. Porcentajes que, apuntan, podrían verse actualizados a la baja si entran en vigor los aranceles el próximo 9 de abril, tal y como han sido planteados por la Administración Trump.
Tampoco en Lazard tienen como escenario central que Estados Unidos entre en recesión, aunque reconocen que la probabilidad ha aumentado hasta el punto de que podría ser “una moneda al aire”. Así, creen que en 2025 el país crecerá por debajo del 1%, que el paro se eleve hasta el 5% y el índice de precios al consumo (IPC) subyacente finalice sobre el 4% este ejercicio.
Pese al fuerte desplome acumulado en la renta variable estos tres días, los estrategas de Goldman Sachs creen que las Bolsas de EE UU aún no están poniendo en precio la recesión. “La experiencia de 2022 muestra que el mercado puede seguir bajando ante el deterioro de los fundamentales”, reconocen al mismo tiempo que avanzan que las Bolsas seguirán volátiles y advierten que los “riesgos a medio plazo siguen sesgados a la baja mientras el riesgo de recesión siga siendo elevado”. Es por ello que muestran su incertidumbre sobre las expectativas de beneficio por acción de las empresas del S&P 500, si bien reconocen que “a pesar de la volatilidad del mercado y de las sorpresas sobre los aranceles, las revisiones de las estimaciones de beneficios de consenso para 2025 más allá de las cifras del primer trimestre han sido mínimas. Desde principios de año, los analistas han revisado a la baja las estimaciones de beneficios por acción para todo el año 2025 del S&P 500 en tan solo un 2%”.
Desde Citi calculan que el impacto directo de los aranceles podría situar el crecimiento mundial del beneficio por acción de las empresas en un dígito bajo, pero que el aumento de las probabilidades de recesión sesga los cálculos a la baja. En el caso del S&P 500 los analistas dan por eliminado el crecimiento del beneficio por acción este año, mientras que reducen el avance del de las empresas del Stoxx 600 del 7% al 4%. Una situación que lleva a los estrategas de Lazard a mantener cautela sobre la renta variable, especialmente en los países desarrollados, aunque creen que a corto plazo las ventas podrían detenerse si los bancos centrales optan por ejecutar algún recorte de los tipos de interés.
¿Hacia dónde va a ir el mercado? En JP Morgan reconocen que “el destino del mercado de renta variable está esencialmente en manos de una sola persona que puede suavizar unilateralmente o agravar este choque”, esto es, Trump, de ahí apunten que “el abanico de resultados para los activos de riesgo a escala mundial es anormalmente amplio y binario”. Aun así, predicen tres posibles escenarios: uno bajista, en el que creen que el S&P 500 se iría por debajo de los 4.000 puntos —el viernes cerró en los 5.074,08 puntos— si no se suavizan los aranceles; uno central, que confía en una rebaja parcial de las tasas a las importaciones, que llevaría al S&P 500 a los 5.200 puntos, y el más positivo, que permitiría al índice situarse sobre los 5.800 puntos. “La falta de la put de Trump y el desprecio por la Bolsa ha alimentado aún más la venta implacable. Sin embargo, es posible que la put se haya desplazado al mercado de criptomonedas”, comentan.
Ante la incertidumbre actual, los gestores han activado uno de sus mantras: proteger la cartera de sus clientes. Una prueba de ello es Bankinter. Desde su departamento de análisis creen “imposible extraer conclusiones racionales de medidas irracionales, pero eso no exime a nadie de reaccionar rápidamente en base al sentido común: protegerse ante aquello que no se comprende, pero deteriora seriamente el contexto (menos PIB y más inflación, para resumirlo)”. En su opinión, “no es momento para debatir sobre la probabilidad de una rectificación de las medidas arancelarias que permitiera que las Bolsas rebotasen enseguida” y han optado por reducir la exposición a activos de riesgo. En concreto, para los perfiles conservadores han optado por eliminar cualquier exposición que pueda implicar un riesgo de pérdida, mientras que en el resto de perfiles, ni siquiera en el denominado agresivo creen que deberían tener una exposición igual o superior al 50%, por lo que la bajan desde el 70% al 40%.
A falta de que Trump cambie el paso, el mercado ha optado por confiar en una posible rebaja de tipos extraordinaria por parte de la Reserva Federal. Pese a que el presidente de la institución, Jerome Powell, insistió el viernes en que la Fed no tiene prisa por bajar tipos, la probabilidad de que la Fed tome medidas de emergencia se ha disparado: el mercado da un 40% de probabilidad a que el banco central rebaje tipos la próxima semana, en una reunión extraordinaria previa a la de mayo. Asimismo, el mercado descuenta ahora que la Fed ejecute cinco bajadas de tipos este año, cuando hace a penas una semana calculaba tres. Entre los más moderados se colocan los expertos de Goldman Sachs, que en un escenario de no recesión prevén tres recortes consecutivos de 25 puntos básicos a partir de junio, dejando los tipos en la banda del 3,5%-3,75%. En cambio, en un escenario de recesión estiman que la Fed baje en torno a 200 puntos básicos durante los próximos 12 meses.
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