El acuerdo de minerales y tierras raras: única carta para lograr la paz en Ucrania
Europa debe exigir a Washington y Kiev la participación de sus multinacionales en la explotación de los recursos

Donald Trump tiene prisa en negociar un acuerdo que acabe la guerra en Ucrania. Los contactos trilaterales entre delegaciones de EE UU, Ucrania y Rusia han producido propuestas de treguas parciales en los ataques de ambos beligerantes a sus instalaciones eléctricas y en el mar Negro. Pero Vladimir Putin no tiene ningún interés en lograr un acuerdo de paz. No respeta los ceses al fuego y plantea exigencias maximalistas de levantamiento de sanciones. Estos esfuerzos recuerdan a las difíciles negociaciones para que Ucrania pudiera exportar sus cereales por el mar Negro.
Trump acierta al afirmar que Putin tiene muchas más cartas. El presidente ruso ha reorientado sus relaciones comerciales y flujos de inversión hacia China, India, Turquía, Brasil, pero también Japón, Corea y Arabia Saudí. Un estudio actualizado diariamente del Centre for Research on Energy (CREA) calcula que los ingresos rusos desde febrero de 2022 hasta la actualidad por ventas de petróleo crudo, derivados de petróleo, gas natural, gas natural licuado (GNL) y carbón ascienden a más de 910.100 millones de dólares. Es una cantidad casi cinco veces superior a los 211.000 millones que Putin ha gastado en la guerra. En 2024 Rusia exportó hidrocarburos a la UE por un valor (23.433 millones) superior a la ayuda financiera de los 27 a Ucrania (20.009 millones).
Desde febrero de 2022, Rusia ha exportado enormes cantidades de productos energéticos a potencias emergentes y países europeos. A China, 257.315 millones de dólares, a la UE, 221.280 millones, a India 137.946, a Turquía 105.597, a Alemania 30.651, a Hungría 21.909, a Corea 20.693, a Italia 20.434, a Países Bajos 20.425 y a Brasil 18.097. Las exportaciones rusas de energía a la UE desde 2022 ascienden a 221.467 millones y las de GNL a Europa totalizan 62.630 millones. Los 910.100 millones en recaudación energética de Putin son asimismo más del doble que toda la ayuda aportada por la coalición occidental, que ha sido de 380.000 millones. EE UU es líder en ayuda a Ucrania. La militar se eleva a 66.000 millones y la total suma 119.000 millones.
Financiar una ofensiva militar ucraniana para expulsar a las tropas rusas parece imposible después del relevo en la Casa Blanca, la lealtad de los países emergentes a Rusia y el cansancio de la opinión pública occidental. La OTAN adoptará en junio el compromiso de invertir más del 3% del PIB en defensa. Pero convertir en realidad dicho objetivo costará años, porque muchos Gobiernos no cuentan con mayorías parlamentarias suficientes para aprobar presupuestos con incrementos sustanciales en defensa. La excepción para exceder el 3% de déficit público para miembros de la UE también será un proceso lento.
Trump ha retomado el envío de ayuda militar y cooperación en inteligencia con Ucrania. Putin ha endurecido sus condiciones. Exige anexionar el 20% de territorio ucraniano que ocupa y rechaza tropas europeas. Zelenski ofreció en septiembre a EE UU compartir parte de los minerales y tierras raras de su país. La negociación para crear un fondo de inversión gestionado a partes iguales por Washington y Kiev está avanzada. Se ingresaría en él el 50% de la recaudación de la venta de minerales y tierras raras. Los fondos financiarían la defensa y reconstrucción de Ucrania, que la Comisión Europea proyecta en 524.000 millones de dólares.
Algunos de los 32 minerales fundamentales son litio, grafito, germanio, titanio, uranio y zirconio. Son esenciales para la tecnología punta civil y militar. El litio y el grafito son componentes de las baterías eléctricas de automóviles, portátiles, móviles y tabletas. El germanio se emplea en fibra óptica e infrarrojos; el titanio, en aviones y medicina; el cesio, para radioterapia y mecanismos cronológicos como GPS. Ucrania posee el 33% de las reservas europeas de litio, el 20% de las mundiales de grafito, las mayores europeas en manganeso y el 7% de las de titanio.
Pero los minerales y tierras raras ucranianas están aún por extraer. El Ministerio de Economía del país estima que 350.000 millones en depósitos de minerales y tierras raras están en zonas controladas por Rusia. Moscú ocupa el 63% de las reservas de carbón y la mitad de las de tierras raras. La tecnología de empresas estadounidenses y europeas es imprescindible para excavarlos, procesarlos y comercializarlos.
Algunas de las tierras raras destacadas son: el neodimio para imanes; el lantano para cámaras y electrodos de baterías; el cerio para convertidores catalíticos y pulido de vidrio; el praseodimio para motores de aeronaves; o el samario para pequeños motores y auriculares.
China exporta el 60% de las tierras raras mundiales y es un exportador importante de litio, grafito, germanio, y titanio. Pekín ha prohibido la exportación de algunas de ellas y restringido la de algunos minerales a EE UU. Los aranceles adicionales del 25% impuestos por Trump a las exportaciones chinas también acelerarán el debilitamiento de las cadenas de producción mundiales de tecnología avanzada.
Las bajas rusas (muertos, heridos y desaparecidos) pueden alcanzar un millón, pero la población rusa es de 148 millones y los norcoreanos también luchan con el Kremlin. Ucrania ha perdido el territorio capturado en Kursk y no avanza en ningún frente. La coalición occidental no proporcionó el armamento necesario a Ucrania y no ha penalizado a los emergentes que financian la guerra de Putin. Zelenski es excesivamente nacionalista y debería ser sustituido. El ruso debe ser idioma cooficial en Ucrania y se debe fomentar la lengua, literatura y medios en ruso. Se debe sellar cuanto antes el acuerdo de minerales y Kiev debe aceptar perder Crimea y el Donbás. El conflicto determinará la geoeconomía energética y tecnológica. La financiación derivada de los minerales otorgaría armamento para recuperar parte de los óblasts de Jersón y Zaporiyía. Se ganaría tiempo para concretar garantías de seguridad a Kiev, aumentar la inversión en defensa en Europa y fortalecer los vínculos económicos y militares entre EE UU, Europa y Ucrania.
Europa debe descartar desvincularse militarmente de EE UU. Debe exigir a Washington y Kiev la participación de sus multinacionales en la explotación de minerales y tierras raras. Debe cortar sus compras de energía de Rusia e importar más GNL de EE UU, cuyas ventas totales en 2024 disminuyeron a 28.880 millones. La UE debe ofrecer los 27.000 efectivos de sus 18 grupos de combate y múltiples unidades militares intergubernamentales de sus miembros como garantía de seguridad a Ucrania.
Alexandre Muns es profesor, EAE Business School