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La tribuna de los fondos
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Renta fija flexible: la estrategia ganadora ante los desafíos del mercado

Los próximos años traerán más volatilidad e incertidumbre, impulsadas por una inflación mayor

Un 'broker' en la Bolsa de Fráncfort.

En el contexto financiero actual, la renta fija se presenta como una opción atractiva para muchos inversores. Estamos de acuerdo con esa opinión, pero no lo será de la misma forma que lo ha sido hasta ahora. La evolución del mercado y las condiciones económicas cambiantes - el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, es solo un factor adicional –exigen un enfoque más ágil y adaptativo–. La estrategia de comprar un bono y sentarse en él a cortar cupones funcionará en algunos nichos de mercado… pero cada vez más nicho. En este escenario, la renta fija flexible, que es aquella que no parte de un índice de referencia, gestiona de forma activa su exposición a los diferentes factores de riesgo de la renta fija, ya sea la duración, la exposición a crédito corporativo, high-yield o la estructura de capital. Esta parte del mercado se perfila como una de las estrategias más prometedoras para los próximos años, particularmente por su capacidad para adaptarse a un entorno más volátil, con un aumento de la inflación (y desde luego, de su predictibilidad) y una estructura del mercado de renta fija, en la que la gestión pasiva gana peso a un ritmo frenético.

El mercado de renta fija está experimentando cierta transformación. En primer lugar, la volatilidad en tipos de interés ha sido muy superior a la histórica, mientras que los diferenciales de crédito se han mantenido tremendamente estables. En un contexto histórico, el comportamiento de los últimos años ha sido excepcional en este sentido y como tal, el escenario razonable de medio plazo no es más de lo mismo. El riesgo se ha manifestado en el tradicional activo libre de riesgo (bonos de Gobiernos) y la deuda corporativa de baja calidad ha sido una balsa de aceite. Se ha generado una falsa sensación de seguridad en algunos nichos de la renta fija, especialmente el high-yield a corto plazo, y nada nos hace pensar que el final sea inminente, pero si es hora de recordar que los ciclos siempre han existido y siempre existirán. No obstante, en los niveles de valoración actuales, el riesgo asumido en ese tipo de inversiones es alto para el beneficio esperado. Hay aún factores técnicos, de oferta y demanda, que perfectamente pueden soportar el activo durante algún tiempo más.

En segundo lugar, la gestión pasiva sigue ganando terreno, también en los mercados de renta fija. La gestión pasiva se caracteriza por una estrategia de seguimiento de índices, sin realizar ajustes según las circunstancias del mercado. Esto limita la capacidad de adaptación a escenarios cambiantes y genera unas dinámicas de oferta y demanda, que no siempre son racionales.

Por último, los grandes fondos de inversión, debido a su tamaño y estructura, enfrentan dificultades para ser flexibles. La concentración de activos en unos pocos fondos lleva a algunos actores a ser demasiado grandes para moverse con flexibilidad en un entorno de mercados cambiante. Buffet defiende que sus rentabilidades serían más del triple si gestionara una cartera pequeña, y eso lo decía pensando invertir en acciones. En bonos, el argumento aplica incluso de forma más acentuada.

Los fondos de renta fija verdaderamente flexibles, que pueden ajustar sus estrategias rápidamente a medida que evolucionan las condiciones del mercado, están en una posición única para capitalizar las ineficiencias que genera el crecimiento de la inversión pasiva y la rigidez de los grandes fondos. La flexibilidad en este caso no solo significa capacidad de adaptación a las tasas de interés cambiantes, sino también la habilidad de identificar y explotar las distorsiones en los precios de los activos que se dan cuando las estrategias pasivas dominan.

En los mercados de renta fija, los bonos tienen un valor fundamental inherente: el valor nominal que se recibe al vencimiento. Sin embargo, la percepción del mercado, los flujos masivos de capital y la inversión pasiva pueden llevar a precios ineficientes que no reflejan el valor real de los activos. Esta es una oportunidad para los gestores de fondos flexibles que, al tener una visión activa y dinámica, pueden identificar estos desajustes, variando sus posiciones de manera eficiente para obtener rendimientos superiores.

Además, la volatilidad puede ser un aliado para los fondos flexibles. En lugar de ver la fluctuación de los tipos de interés y la incertidumbre económica como una amenaza, los fondos con capacidad de adaptación pueden aprovechar estas oscilaciones para realizar ajustes de duración o de crédito, lo que les permite optimizar los rendimientos incluso en condiciones de mayor incertidumbre.

Por ejemplo, en un entorno de subida de tipos de interés, un fondo flexible puede reducir su exposición a bonos de larga duración, que serían más sensibles a los movimientos de tipos. A la inversa, cuando los tipos bajen, puede aprovechar la apreciación de los bonos de largo plazo. De igual modo, ante un cambio en las expectativas económicas, los fondos flexibles tienen la capacidad de alterar su exposición a diferentes segmentos del mercado de renta fija, como los bonos corporativos, los bonos de Gobiernos emergentes o los bonos de alto rendimiento.

El mayor reto a la hora de identificar fondos de inversión en renta fija flexible es que se trata de un cajón de sastre donde es complicado comparar peras con peras y manzanas con manzanas. Tienen diferentes perfiles de riesgo y rangos de presupuesto para cada uno de los diferentes activos, pero es una de esas categorías en las que buenos gestores añaden valor de forma consistente, y hay opciones magníficas en el mercado, como Paradigma Flexible Bonds, DNCA Alpha Bonds o Carmignac Flexible Bonds.

Los próximos años traerán un mercado de renta fija más volátil y con más incertidumbre, impulsado por una inflación mayor comparada con la década anterior, una gestión pasiva en auge y la concentración de activos en grandes fondos que, por su tamaño, carecen de la flexibilidad necesaria para adaptarse rápidamente. En este escenario, la renta fija flexible se presenta como una estrategia ganadora, capaz de aprovechar la volatilidad del mercado, identificar ineficiencias generadas por la inversión pasiva y adaptar su estrategia a las condiciones cambiantes. Los gestores que puedan operar con agilidad, en lugar de seguir rígidamente un índice, estarán mejor posicionados para obtener rendimientos superiores, incluso en tiempos inciertos.

Diego Fernández Elices es director general de inversiones en A&G Global Investors.

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