La teoría del caos frente a DeepSeek
China reinició el contador de la carrera tecnológica por la inteligencia artificial el 20 de enero

La irrupción de la inteligencia artificial ha aportado un dinamismo vertiginoso a una rivalidad digital que ya comenzó a consolidar hitos históricos cuando ChatGPT abrió una ventana de innovación a finales de 2022. Poco más de dos años después, la incorporación de la china DeepSeek se suma a una teoría del caos que determinará cómo evolucionará el esquema geopolítico de la IA en, digamos, los próximos dos años. Esa es la velocidad que imprime la IA y a la que deben responder las economías que busquen ser protagonistas de su desarrollo.
Cuando la disrupción de imposición de aranceles podría estar marcando el nuevo escenario de rivalidad, ha sido la fecha elegida de presentación de DeepSeek la variable inesperada que se ha sumado a esta teoría. Si el potente modelo de lenguaje (LLM) DeepSeek-V3 deslumbraba a la comunidad tecnológica en diciembre de 2024, la presentación de DeepSeek-R1 el día que comenzaba una nueva era Trump no ha dejado a nadie indiferente, dando un giro inesperado al tablero de rivalidad geopolítica. No solamente porque DeepSeek ha conseguido desarrollar capacidades equiparables a las de GPT-4, utilizando los chips menos sofisticados que Nvidia diseñó para cumplir con las restricciones entonces vigentes, y ofreciendo un rendimiento equiparable por solo un 4% del coste de sus rivales, sino porque DeepSeek sitúa a China en un lugar preeminente en la carrera por la IA.
China reiniciaba el contador de la carrera tecnológica por la IA el 20 de enero. Un golpe de efecto que ha despertado nuevos desafíos a escala global y que pasaba desapercibido mientras la comunidad internacional asistía a la inauguración de la nueva administración Trump, dando mayor simbolismo a una fecha histórica. Con DeepSeek, China ha conseguido elevar el nivel en la rivalidad geopolítica, y la disrupción que podría haber generado un anuncio agresivo de aranceles pierde peso, teniendo Washington que recomponer el enfoque estratégico de una relación que no continúa donde acabó la primera administración Trump.
DeepSeek ha abierto el debate tecnológico sobre cómo abordar el desarrollo de nuevos niveles de IA, pero también sobre la velocidad y el coste a la que se generan, pudiendo desafiar, al menos en esta etapa, la estimación de Sam Altman, CEO de OpenAI, de que en un año se reduce hasta 10 veces el coste de usar un determinado nivel de IA.
Una startup disruptiva de apenas 150 jóvenes talentos recién graduados que no han estudiado en el extranjero y que han motivado el cambio de múltiples variables en la rivalidad geopolítica. Como resultado, los titanes chinos han recuperado momentum, y el potente anuncio del presidente Trump junto a Altman del proyecto Stargate asociado a una inversión de 480.000 millones de euros, terminaba compensándose con el renovado interés de los inversores internacionales por las tecnológicas chinas. El entusiasmo despertado por la inteligencia artificial china elevaba las acciones de Alibaba un 46%, empresa que ya ha integrado DeepSeek entre sus servicios y cuya IA estará presente en los iPhone en China. Nvidia, por su parte, intenta recuperar con nuevos lanzamientos la solidez de su ecosistema de software.
Entre las variables geopolíticas desencadenadas por DeepSeek está también el uso de la IA en aplicaciones militares, donde nuevas capacidades marcarán la diferencia. Washington se adelantaba derogando la orden ejecutiva de 2023 de Biden que buscaba un uso ético y seguro de la IA, mientras se replantea su estrategia de restricción de exportación de tecnología a China. Pero DeepSeek ha conseguido dar aliento a China en su objetivo de impulsar la IA como prioridad nacional, aunque plantea una disyuntiva para el gobierno chino sobre cómo recuperar el papel de las empresas privadas tras la ofensiva regulatoria de hace unos años.
Mientras la comunidad internacional se divide ante DeepSeek, Italia ha bloqueado la aplicación y Taiwán prohíbe su uso entre las agencias gubernamentales, la asequibilidad que proporciona el código abierto de DeepSeek potenciará su uso entre otros países menos restrictivos y más afines a la diplomacia china, construyendo colaboraciones con el Sur Global. Cuando la carrera por la inteligencia artificial apenas comienza a generar sus grandes hitos, DeepSeek podría propiciar una disociación de ecosistemas tecnológicos y normativas mayor de la que rodea a Internet en China.
DeepSeek no ha destacado por aportar a la comunidad un avance científico, pero sí por innovar desarrollando un modelo 45 veces más eficiente y preciso que su competencia. Futuras disrupciones podrían alcanzarse si la empresa china consigue mantener el apoyo económico necesario, y la libertad de creatividad y gestión, aun cuando China tardaría todavía unos 10 a 15 años en conseguir desarrollar los chips más avanzados, según un director ejecutivo de ASML.
DeepSeek ha sido fruto de la geopolítica, y una mayor adopción de su modelo es una variable poderosa en una carrera por la IA en la que China ha recortado distancias con Estados Unidos y se sitúa por delante de una Europa que podría correr el riesgo de quedarse fuera de la ecuación.
Águeda Parra Pérez es analista del entorno geopolítico y tecnológico de China. Fundadora y editora de #ChinaGeoTech, es autora de China, las rutas de poder.