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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

La gran madre cripto de la SEC que no teme decir lo que piensa

Hester Peirce liderará un grupo de trabajo para desarrollar un marco regulatorio claro para los activos digitales

Hester Peirce, comisionada de la SEC
Hester Peirce, comisionada de la SEC.José Manuel Esteban

Al igual que en una colmena, el mundo de los activos digitales es un ecosistema en donde hay miles de zánganos y una sola abeja reina: Hester Peirce (Cleveland, Estados Unidos, 54 años). Apodada Crypto Mom, ha sido designada por la Comisión de Bolsa y Valores de EE UU (SEC) para liderar la nueva Crypto Task Force, que se propone delinear un marco regulatorio integral que, en palabras de ella, permita “experimentar y crear cosas interesantes” sin convertir los criptoactivos en “un refugio para estafadores”. Incluso el más audaz de los criptobros, de cuando en cuando, necesita una madre que ponga orden.

El nombramiento lo anunció el 21 de enero el presidente interino de la SEC, Mark T. Uyeda, tras la renuncia de su predecesor, Gary Gensler. Según la web de la Comisión, la misión de este grupo es “aportar claridad sobre la aplicación de las leyes federales de valores al mercado de criptoactivos y recomendar medidas políticas prácticas que fomenten la innovación y protejan a los inversores”.

La iniciativa, uno de los primeros pasos concretos de Donald Trump para reducir la regulación de las criptomonedas, contrasta con el enfoque, más estricto, promovido por Gensler, considerado en ciertos círculos como el principal adversario del mundo cripto. En un documento publicado en la web de la SEC, Peirce cuestionó la visión previa de la agencia y la comparó con un vehículo que avanza sin freno por la carretera. “La gestión de las criptos por parte de la comisión se ha caracterizado por la imprecisión jurídica y la impracticabilidad comercial”, escribió.

No es la primera vez que critica las acciones del organismo. En 2023, cuando la SEC aprobó nuevas reglas para los fondos privados para mejorar la transparencia y proteger a los inversores, ella se opuso con vehemencia: “La reglamentación es ahistórica, injustificada, ilegal, impráctica, confusa y perjudicial... En nombre de fomentar la competencia, la estamos suprimiendo”.

Pierce nació en una familia cuyos intereses se hallan en la intersección de la economía y la libertad individual: su padre, agente inmobiliario, y su madre, profesora de economía que llegó a postularse como candidata a gobernadora de Ohio por el Partido Libertario. Ese ambiente forjó desde temprano su carácter crítico y su inclinación por las finanzas. Según ha relatado, cuando era una preadolescente, disfrutaba haciendo gráficos de precios de acciones y soñaba con ser analista de valores.

En 1993 se licenció en Economía por la Universidad Case de la Reserva Occidental; y luego, en Derecho por Yale. En el transcurso de 1997 a 1998, trabajó como asistente del juez Roger Andewelt en el Tribunal de Reclamaciones Federales, que marcó su entrada oficial al mundo jurídico. Luego, fue asociada en el bufete Wilmer, Cutler & Pickering (ahora WilmerHale) hasta 2000.

La SEC apareció en su horizonte poco después, cuando se unió como abogada en la división de gestión de inversiones, enfocada en políticas regulatorias para compañías de inversión y asesores financieros. Entre 2004 y 2008, asesoró a Paul S. Atkins, quien se convertirá en el próximo presidente del organismo. Esa colaboración, en la que ambos se mostraron partidarios de una aproximación más flexible hacia los mercados, adquiere hoy renovada relevancia.

Tras su primera etapa en la SEC, Peirce dio el salto al Senado, donde se incorporó como asesora principal del Comité de Banca, Vivienda y Asuntos Urbanos, presidido por Richard Shelby. Allí participó en debates acalorados sobre la reforma financiera impulsada a raíz de la crisis de 2008 y en la supervisión de la Ley Dodd-Frank, aprobada en 2010 para endurecer las normas bancarias y proteger a los consumidores.

De 2012 a 2017, ejerció como investigadora principal y lideró el grupo de trabajo de mercados financieros en el Mercatus Center de la Universidad George Mason. En paralelo, impartió clases como profesora adjunta en la Facultad de Derecho Antonin Scalia de la misma institución.

En 2015, durante la Administración de Barack Obama, fue nominada para ocupar un puesto correspondiente a los republicanos en la SEC. Aunque el Comité Bancario del Senado avaló su candidatura, nunca se votó en el pleno. Fue Trump quien la postuló de nuevo en 2017, esta vez sí con la aprobación del Senado. En 2020, logró la ratificación para un segundo mandato, vigente hasta el 5 de junio de este año.

El apodo de Crypto Mom surgió en 2018, cuando se opuso a la decisión de la SEC de rechazar un ETF de Bitcoin propuesto por los hermanos Winklevoss (conocidos también porque afirman ser los creadores de la idea de Facebook). Desde entonces, ha mantenido una estrecha relación con la comunidad cripto, lo que también le ha valido no pocos detractores. Tras su voto en contra de exigir más revelaciones a los fondos privados en enero, se popularizó el hashtag #FireHesterPeirce, y sus críticos incluso la atacaron por su apariencia física en redes como X.

Peirce, que según el Financial Times compagina las carreras matutinas con la afición a hornear pan, tiene reputación de ser metódica, apasionada por los datos y dispuesta a enarbolar opiniones propias. Su independencia de criterio, forjada tanto en el sector privado como en la burocracia de Washington, le ha valido el respeto de colegas y antagonistas ideológicos. Ahora, encara un reto que puede definir el futuro de las criptos en EE UU: trazar una regulación capaz de equilibrar la innovación y la protección a los inversores. Si logra combinar el espíritu disruptivo con una supervisión sensata, quizá el mundo cripto encuentre, por fin, la figura materna que necesita.

Una extraña maternidad

Aunque no tiene hijos, Peirce admite que siempre ha querido ser madre y, por ello, considera todo un honor haber recibido el título de Crypto Mom. “Es cierto que esta no es la forma de maternidad que imaginé, pero uno de los aspectos más maravillosos de ser madre es que los hijos suelen ser muy distintos de lo que sus madres esperan”, afirmó.


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