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La tribuna de los fondos
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Es el momento del capital privado

Si se es cuidadoso y selectivo, puede convertirse en un complemento muy interesante para las carteras tradicionales

Empleados de una firma de capital riesgo.
Empleados de una firma de capital riesgo.GETTY IMAGES

La política de los bancos centrales de recorte de los tipos de interés está estimulando el apetito inversor, y la renta variable gana protagonismo por la cada vez menor rentabilidad de la renta fija. Sin embargo, los contextos geopolítico y social han añadido a los mercados financieros una elevada volatilidad e incertidumbre, lo que obliga a buscar nuevas alternativas con atractivo para aquellos inversores que buscan rentabilidades a largo plazo, que aporten diversificación a sus carteras más tradicionales y sin la ansiedad que puede generar el liquidativo diario.

Con todo esto, el private equity (o capital privado, como nos gusta más llamarlo) emerge como una alternativa que tiene sentido incorporar en los planes de inversión, tanto de inversores profesionales como particulares que busquen esa diversificación y rentabilidad de la que hablábamos. La posibilidad de incorporar inversiones que reduzcan la volatilidad, puedan tener correlación con la inflación, y persigan flujos periódicos de retorno de la inversión, rentabilidades más explosivas o más conservadoras convierte a los mercados privados en una opción sólida para alcanzar rentabilidades muy atractivas.

En España, si nos comparamos a otros países, queda mucho recorrido en el sector de los alternativos, porque nos encontramos en una fase muy temprana de incorporación de estos activos en las carteras de los inversores, y las entidades están tardando en adaptar sus estrategias. Sin embargo, aunque el capital privado ha tenido años francamente buenos, el ritmo de operaciones se ha reducido en los últimos meses, y este año cerrará en niveles sensiblemente más bajos, aunque se augura un futuro más positivo. El comienzo del descenso de los tipos de interés y los elevados niveles de liquidez han propiciado un mejor entorno para la oferta y para la demanda: las condiciones son más favorables, por lo que no solo es interesante invertir, sino que las empresas tienen una mayor predisposición a financiarse a través del capital privado, utilizándolo como instrumento financiero para crecer. Más del 80% de las empresas se financian en mercados privados, lo que ofrece unas oportunidades de inversión inmensas.

Una ventaja adicional que ofrece la inversión en mercados privados es la capacidad de poder dirigir el capital a inversiones que generen un impacto medible. Cada vez más, muchos inversores buscan generar un cambio positivo en la sociedad y el medio ambiente a través de sus inversiones, abordando problemas como la salud, la educación o la sostenibilidad. Creemos que una de las vías más interesantes para generar impacto real y medible es a través la inversión en capital privado con estos objetivos.

La regulación está siguiendo una senda que hace acreditar políticas y prácticas de sostenibilidad, sociales y de gobernanza a todas las empresas, incluidas las no cotizadas. La posibilidad de participar en ellas con una hoja de ruta de mejora, no solo de sus ratios financieros, sino también de sus métricas de sostenibilidad, ofrece una oportunidad inmensa de contribuir a su impulso en la senda de transición.

Pero no debemos olvidar que los mercados privados exigen un compromiso y una capacidad de inversión distinta a los de los activos financieros convencionales (fondos, renta fija, renta variable…). Los inversores necesitan ser conscientes de la complejidad del producto, ya que, además de una inversión mínima elevada por lo general (no muchas entidades están reduciendo su mínimo de inversión por dejado de los 100.000 euros), se caracterizan por su iliquidez, por lo que no es un producto a integrar en todo tipo de carteras. Los asesores financieros deben ser conscientes de ello al recomendarlo a sus clientes, proporcionando información clara y detallada, y analizando cómo complementa las otras inversiones del cliente.

Estamos hablando de productos que no son rescatables en periodos medios de ocho, diez años. El capital comprometido (importe total que se desea invertir en un producto) se desembolsa de manera gradual, lo que hace que aumente la Tasa Interna de Retorno (TIR), pero no es para aquellos que busquen o vayan a necesitar de una liquidez inmediata, ya que no se les podrá proporcionar. Por todo ello, no son adecuados para todo tipo de inversores, con independencia del volumen de patrimonio financiero que puedan tener.

Es importante tener en cuenta el encaje o complementariedad en el conjunto de la cartera del inversor, el horizonte temporal, el perfil de riesgo y los objetivos de inversión personales al considerar este tipo de inversiones. La denominación de producto complejo en muchas ocasiones no está tan relacionada tanto con la dificultad de comprensión del instrumento como con sus características intrínsecas (iliquidez, capital calls periódicos, devolución de flujos no predefinida, activos no cotizados y no regulados…).

Hay varias alternativas para iniciar la inversión en capital privado, ajustándolo siempre al perfil de nuestros clientes, y que ofrecen rentabilidades esperadas muy diversas. Así, con el venture capital, la estrategia se centra en la inversión en empresas emergentes con un alto potencial de rendimiento, en muchas ocasiones en etapas iniciales; con el private equity, en cambio, se buscan empresas con un modelo de negocio consolidado y flujos de caja estables, con la intención de expandir o hacer crecer esa empresa. Los mercados de deuda privada son una parte muy importante de los mercados privados y una opción cada vez más demandada por los inversores. Las infraestructuras son un sector en el que participar en activos estables a largo plazo, que genera flujos y tiene correlación con la inflación. Las estrategias son muy variadas y con ellas las oportunidades. Hay que pensar en qué tipo de rentabilidad esperamos y luego analizar qué estrategia es la más adecuada para abordarlo.

Cada vez más, veremos la recomendación de incorporar estas inversiones a las carteras por parte de las entidades financieras. Hay que ser cuidadosos y asegurarnos de que los productos son idóneos para nosotros, nuestro perfil de riesgo, capacidad de asunción de pérdidas, horizonte temporal de la inversión y sobre todo la iliquidez. Si todo esto encaja, son inversiones que tiene todo el sentido incorporar gradualmente. Las oportunidades de inversión por geografías, sectores, tamaños de compañías, tipo de proyectos... es enorme. Sean cuidadosos y selectivos en la elección y podrá convertirse en un complemento muy interesante para sus carteras tradicionales.

Sonsoles Santamaría es directora general de negocio de Tressis


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