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Editorial
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Vigilar a las nuevas plataformas

El estudio de la Complutense, que revela que los nuevos negocios de plataformas no ofrecen un trabajo justo, debería servir para que las autoridades refuercen el escrutinio sobre estas empresas

CINCO DÍAS
Rider de Glovo en el centro de Madrid.
Rider de Glovo en el centro de Madrid.Claudio Alvarez

La Universidad Complutense de Madrid publicó este jueves un análisis sobre las condiciones de trabajo de las grandes plataformas tecnológicas que operan en España. La conclusión es que Glovo, Uber y Cabify no garantizan una retribución justa a sus trabajadores e incluso no pagan el salario mínimo a sus repartidores o conductores. El estudio académico, que está basado en los criterios internacionales del proyecto Fairwork (trabajo justo), una idea alumbrada en la Universidad de Oxford, evalúa la situación laboral de siete plataformas como Just Eat, Glovo y La Pájara, Cabify y Uber, MyPoppins (limpieza) y TaskRabbit (mudanza y montajes). Tras analizar diez variables como si proporcionan una retribución justa, condiciones adecuadas, calidad de la gestión y representación suficiente, el grupo de académicos de la Complutense suspende a todas las plataformas, excepto a Just Eat.

Glovo, fundada por Oscar Pierre y Sacha Michaud, no cumple ni uno sola de los requisitos del estudio de la Complutense para asignar puntos. Es la plataforma que peores condiciones laborales mantiene. El caso de esta compañía, nacida en Barcelona, es especialmente llamativo. La Fiscalía de Barcelona la investiga por operar reiteradamente con falsos autónomos.

El desafío de Glovo a la Ley Rider para evitar contratar a los falsos autónomos que emplea para dar servicios a su plataforma ha provocado un enfrentamiento con el Ministerio de Trabajo. Glovo acumula multas en España por más de 205,3 millones de euros. El auditor de Delivery Hero, la dueña de Glovo, pone en duda la viabilidad económica de la compañía española de reparto a domicilio por su modelo de contratación de falsos autónomos. Si cumpliera estrictamente la ley no sería rentable.

El modelo de las plataformas es concebido como un movimiento disruptivo por la aplicación de la tecnología en modelos de negocios tradicionales. Pero no siempre funciona. Glovo acumula pérdidas millonarias. Su viabilidad está en la confianza de los fondos de inversión que financian a este tipo de firmas con la esperanza de que una estrategia agresiva las lleve a acaparar el mercado y hacer que sus negocios sean rentables. Pero esto no puede ser a costa de incumplir reiteradamente las normas laborales. Ya le ocurrió a Uber en sus inicios cuando su fundador Travis Kalanick fue destituido por sus excesos.

Las conclusiones del estudio divulgado por la Complutense no hacen más que reforzar esta idea de que es necesario vigilar estos nuevos modelos. Las autoridades públicas deberían ser firmes en controlar y vigilar los abusos de estas nuevas plataformas. Deben garantizar que las plataformas cumplen con la normativa laboral que protege a los trabajadores y asegurar que todas las empresas compiten en igualdad de condiciones.

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