La defensa de la UE requiere inversores más audaces
Los Gobiernos deberían ejecutar planes de gasto a largo plazo seguidos de carteras de pedidos previsibles
La defensa tiene mala fama. Más de dos años después del ataque a Ucrania, sigue siendo tabú por muchos inversores. Las autoridades de la UE intentan promover un enfoque más flexible, pero no basta.
Grandes empresas como Rheinmetall o Leonardo difícilmente pueden quejarse de falta de amor de los inversores. El Stoxx Europe Total Market Aerospace & Defence ha subido un 94% desde la invasión rusa, frente al 14% del Stoxx Europe 600. Pero el 40% de las firmas europeas pequeñas del sector encuentran “difícil” o “muy difícil” el acceso a la financiación, según un estudio de enero de la Comisión Europea. Casi la mitad no la buscan mediante deuda (el porcentaje general de todos los sectores es del 7%), mientras dos tercios se abstienen de captar capital en el mercado.
Bancos y fondos tienden a mantenerse alejados debido a la opacidad de las contrataciones, las estrictas normativas y las barreras a la concentración transfronteriza por motivos de seguridad nacional. Bruselas señala además que “una interpretación demasiado estricta de los criterios ASG” está disuadiendo a algunos inversores. Quiere que la construcción de una sólida defensa de la UE se considere un objetivo “social” de buena fe.
Las cosas están cambiando algo. Las armas controvertidas, como las bombas de racimo o las minas antipersona, seguirán quedando fuera del ámbito de actuación de los inversores. Pero el Banco Europeo de Inversiones, que durante mucho tiempo se abstuvo de financiar el sector, eliminó en mayo un antiguo requisito que solo le permitía participar en proyectos de doble uso –civil y militar– si menos de la mitad de los ingresos previstos procedían de la defensa. El banco sueco SEB cambió en 2023 sus criterios para tener en cuenta “el derecho de toda nación a defenderse”. Y algunos fondos ASG parecen haber adoptado ya un enfoque diferente, según Deutsche Bank.
Los inversores tienen otras razones para seguir siendo prudentes. Los únicos clientes del sector son los Gobiernos. Los volúmenes son bajos, los inventarios, difíciles de predecir, y la rentabilidad, ardua de evaluar en tiempos de paz. Los Ejecutivos europeos deberían dar más seguridad a la industria mediante planes de gasto a largo plazo seguidos de carteras de pedidos previsibles, algo que no han hecho hasta ahora. Poner la etiqueta de “social” no resolverá el problema.
Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías
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