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El Foco
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Qué ha pasado con Twitch, la plataforma revolucionaria

La dimisión del anterior director ejecutivo el año pasado no reproduce, pero sí recuerda a otras salidas épicas de responsables de empresas que ellos mismos crearon

Twitch en un teléfono
Unsplash

Qué lejos parecen haber quedado aquellos tiempos en lo que jugar en tu propia casa con un ordenador era una mezcla entre sensación de privilegio, por ser uno de los pocos, y el tedio por la espera durante eternos minutos, en los que la carga del software parecía un trabajo casi manual de trasladar bit a bit de una caja a la pantalla.

Aquellos pocos (más de 40 años atrás) luego se han convertido en todos o casi todos los de la franja de edad, cada vez más temprana, y del tedio se ha pasado a una suerte de inmediatez aprehendida que parece formar parte ya de los derechos fundamentales del usuario.

En la teoría de la estrategia empresarial, el ciclo de vida de una empresa o proyecto pasa indefectiblemente por la etapa de declive antes de acabar desapareciendo. O, dicho de otro modo, nuestro cerebro se ha construido como una cebolla, capa a capa, desde hace más de dos millones de años, sobre la base extremadamente práctica de que, si un proceso empeora, esto supone un cierto aviso de que acabará desapareciendo. Los tiempos en los que el ciclo de vida era predecible con meses y años debido a la velocidad del flujo de información han quedado atrás. La sobreabundancia de información plantea una disyuntiva a la hora de pilotar la nave de una empresa, máxime cuando dicha empresa se mueve en el mar de la información cambiante al microsegundo y transmitida al segundo. El que el anterior director ejecutivo de Twitch dimitiera el año pasado no reproduce, pero sí recuerda otras salidas épicas de responsables de empresas que ellos mismos crearon (Steve Jobs) y eso hace del panorama de fatalidad algo más fatal, como ya le pasara a Apple en aquella época.

¿Será esto lo que está ocurriendo con la plataforma Twicht? ¿Los despidos en los últimos 12 meses, planteados en varias etapas, es la respuesta de Amazon como propietaria (tras pagar en 2014 por Twicht unos 970 millones de dólares) para hacer frente al aparente declive de la archiconocida plataforma? ¿Es la pérdida de audiencia por la política cambiante muy de moda últimamente, la razón del desinterés de los espectadores o potenciales espectadores? ¿Son necesarias intervenciones incrementales en los procesos productivos de los responsables de Amazon para reflotar el barco con medio casco por debajo de la superficie? ¿Es el coste de los streamers el responsable de la aparente caída o son las políticas empresariales erráticas a modo de cortafuegos, como el enfoque a publicidad, lo que hace tambalear cimientos en este megasistema de entretenimiento?

¿Tienen la culpa del cierre de la plataforma en Corea del Sur los impuestos de este país, o es una más de las razones de bolsillo para soltar lastre?

Puede que el lector encuentre tendenciosas bastantes, si no todas, las cuestiones planteadas arriba, y creo que no andaría muy desencaminado. Todos esos interrogantes tienen como origen los clichés de moda para etiquetar las razones o causas de los eventos, sobre todo en el mundo empresarial. Si sabemos algo, por pura constatación histórica, es que las decisiones empresariales son, en un gran porcentaje, de carácter emocional y realizadas por personas. Eso no hace de las decisiones que sean mejores o peores, simplemente forman parte de la herencia genética del cerebro que resuelve los problemas basándose en su análisis sistematizado de su realidad percibida.

La clave podría estar quizá en si la persona que toma las decisiones (puede que el mismo Dan Clancy, como actual CEO de Twicht) considera seriamente ese análisis sistematizado o esa realidad percibida como base firme de las determinaciones que lleva a cabo en la empresa.

A fin de cuentas, los usuarios de las plataformas también son personas que tienen sus propios análisis sistematizados y sus realidades percibidas. La misma razón por la que una empresa cae en un mercado de la noche a la mañana parece inextricable y más allá del entendimiento humano. Los usuarios de Twitch tomarán sus decisiones según una emocionalidad subyacente a todo lo demás, que manda y dispone, colectivamente, sobre el uso de los sistemas de entretenimiento.

A veces, las más de las veces, las razones de las tendencias a la baja (o al alza) de las empresas, descansan silentes bajo una finísima capa de ruido ambiental, que nos impide escucharlas con claridad. Están ahí, pero su mensaje se ha entremezclado e incluso contaminado del apabullante ruido ambiental en un totum revolutum.

Puede que la colectividad de usuarios “perciba” casi como un ente único, una especie de consciencia colectiva, una falta de rumbo, improvisación, incoherencia, o falta de principios básicos, quizá una misión, una visión y un objetivo claro en el futuro desarrollo de la plataforma.

Carlos González Bravo es profesor de Dirección Estratégica y Production Management en EAE Business School y CEO de A+I Arquitectura e Ingeniería

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