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Editorial
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Ronda electoral en un tablero geopolítico explosivo

Si algo puede hacer descarrilar el mercado en 2024, seguramente tenga que ver con los equilibrios políticos internacionales y la agenda de los distintos comicios

CINCO DÍAS
ELECCIONES PRESIDENCIALES EN ATLANTA
ERIK S. LESSER (EFE)

Con las elecciones suele pasar lo mismo que con los partidos de fútbol: casi siempre son, antes de celebrarse, las más importantes de la historia, por unos u otros motivos. Entra dentro de la norma que la maquinaria de los partidos, y a su rebufo los medios de comunicación, conviertan cada batalla en la definitiva. Normalmente, el mundo del dinero observa estas peleas desde la barrera y con la suficiencia del que se sabe a salvo del temporal. No es así esta vez.

Todos los informes de análisis de 2024 citan la geopolítica como el factor con más potencial de desestabilizar los mercados. La geopolítica ha dominado, también, buena parte de las discusiones del foro de Davos. Motivos no faltan, pues en múltiples focos (Ucrania, Gaza, Mar Rojo, Taiwán) ya se dan conflictos de distinta intensidad. Sobre este tapiz se celebra un gran ciclo electoral: India, la UE, Reino Unido y, sobre todo, EE UU. Los electores deben decidir (allá donde puedan) qué líder y qué políticas prefieren para afrontar lo que se ha dado en llamar policrisis. Particularmente, el resultado de las elecciones de la UE y de Estados Unidos puede contribuir a unificar el bloque occidental o a disgregarlo, tanto en términos políticos como militares. Las apuestas son altas.

No en vano, son las instituciones internacionales los objetivos predilectos de los movimientos populistas, que también suelen poner su foco en el establishment político y económico, por más que en casi todos casos procedan de este mismo. Así, en paralelo a los movimientos geopolíticos, también las tendencias de política económica están sujetas a las urnas. Un mayor proteccionismo, con una nueva oleada arancelaria, es un riesgo que puede impactar en las empresas más internacionalizadas o en aquellas con las cadenas de suministro más largas. Un menor compromiso con la estabilidad de las cuentas afecta, por su parte, a la deuda.

El mercado lidió durante décadas, y sin mucho sobresalto, con el eje clásico entre izquierda y derecha. Ahora que la dicotomía es fuerzas populistas y tradicionales, el impacto de las elecciones es mayor, perdido el espejismo de estabilidad que trajeron los años de la globalización. La relevancia, en términos económicos, del atracón electoral de este 2024 es la mejor prueba de este cambio de paradigma. Los inversores tienen una nutrida lista de interrogantes para comenzar el año, empezando por la inflación y los tipos. Pero si algo puede hacer descarrilar el mercado, seguramente tenga que ver con la geopolítica.

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