Las fusiones explotarán este año
El fin del alza de tipos, la adaptación al endurecimiento antimonopolio y la descarbonización deberían de fomentar un aumento de las operaciones
Los banqueros de inversión a los que se les ha ordenado volver a la oficina este año podrían haberse quedado en casa sin hacer nada. En 2024, empero, deberían de poder volver a acumular millas de viajero frecuente, a medida que una creciente lista de operaciones esbozadas sobre el papel se pongan finalmente en marcha.
La ralentización de las fusiones ha ensombrecido el ánimo de los profesionales del sector, habitualmente alegres. Ni siquiera las megaoperaciones desveladas por Exxon y Chevron en el cuarto trimestre, por un valor combinado de 113.000 millones de dólares, han levantado mucho el ánimo. En el mundo, las empresas habían registrado 2,6 billones en operaciones a finales de noviembre, en camino de alcanzar el total anual más bajo desde 2014 y muy por debajo del pico de 5,7 billones de 2021.
No es de extrañar que los consiglieri se hayan mostrado inusualmente cautos. Jim Esposito, cojefe de banca y mercados globales de Goldman Sachs, espera que las fusiones sean “un poco menos fuertes” a medio plazo. Los bajos niveles de confianza de los CEO le respaldan.
Pero llega un momento en que la presión es demasiado fuerte. En 40 años, el valor de las fusiones nunca ha caído tres seguidos. Y en 2014-22 alcanzó una media del 4,5% del valor de las acciones cotizadas en el mundo, sin bajar nunca del 3%; en 2023, es del 2,4%. Una reversión a la media arrojaría 4,7 billones en operaciones.
En términos más prácticos, con la Fed poniendo fin a su ciclo de alza de tipos, el capital es más fácil de conseguir y su coste más fácil de evaluar. La coincidente recuperación de la Bolsa hace que las acciones sean una moneda más valiosa. Y los responsables de las operaciones han tenido tiempo de adaptarse a la nueva normalidad de los enérgicos antimonopolio, tanto en cuanto a limitaciones legales como a gastos. Pueden aprender del éxito de Microsoft con Activision.
Esta estabilidad debería de ayudar a reducir la brecha entre las perspectivas de valoración de vendedores y compradores. La abundancia de efectivo tampoco hace daño. Los miembros del S&P 500 –excluidas financieras, servicios públicos, inmobiliario y transporte– cuentan con 1,8 billones, los mismos que a finales de 2021, según S&P Dow Jones Indices. El reloj también corre para las empresas de compras y sus 2,5 billones de potencia de fuego.
Hay además cierta urgencia estratégica por gastar. Los Gobiernos que persiguen descarbonizar y reestructurar la cadena de suministro deberían de despertar el entusiasmo de los inversores en esas áreas. Llegar a acuerdos en 2024 requerirá más valentía y creatividad, pero la inspiración no falta.
Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías
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