La compra de Hess por Chevron es una arriesgada imitación de Exxon
La operación, de 53.000 millones de dólares, sugiere que la petrolera confía en la resistencia de la demanda
Chevron ha decidido, al igual que Exxon, que es mejor descubrir petróleo en la Bolsa de Nueva York que perforar el subsuelo. El gigante petrolero anunció el lunes que comprará Hess por 53.000 millones en una operación totalmente en acciones. Es más especulativa que la incursión de 60.000 millones de Exxon en el shale de Texas, anunciada a principios de mes cuando acordó la compra de Pioneer Natural Resources. También es arriesgada para el CEO, Mike Wirth, con los precios del Brent rondando los 91 dólares y unas perspectivas, en el mejor de los casos, inestables.
Hay algunas similitudes entre las dos transacciones. Ambas están comprando empresas dirigidas por sus familias fundadoras en un momento en el que los precios del petróleo han subido, y quizá bajen pronto. En el caso de Pioneer, es Scott Sheffield, de 71 años, quien vende, mientras que John Hess, de 69, deja ir la empresa homónima de su familia.
El principal atractivo para Chevron es la participación del 30% de Hess en un consorcio productor de Guyana. Es un yacimiento prolífico, del que se espera que extraiga más de 1,2 millones de barriles al día en 2027. Hess ha declarado que el precio de equilibrio de cinco proyectos de la zona oscila entre 25 y 35 dólares por barril, por lo que, aunque los precios bajen mucho, los yacimientos dan dinero. Y, más importante, Chevron recupera terreno con Exxon, que dirige y posee el 45% del mismo consorcio de Guyana. Si el acuerdo se cierra, Chevron será socio de Exxon.
La oportunidad ya se refleja en la acción de Hess. En los últimos cuatro trimestres ya se valoraba en 11 veces el ebitda, frente a las 6 de Chevron. Vale que la prima de la operación es solo del 5% sobre la base del precio de cierre del viernes. Pero el beneficio antes de impuestos de Hess el año que viene, según LSEG, será de 4.700 millones. Si se añaden los 1.000 millones de sinergias anuales de la combinación, gravados al tipo legal, la rentabilidad es del 9%. Es ligeramente superior al coste medio ponderado del capital de Hess, según Morningstar. Pero no deja mucho margen para el error o las alzas de tipos.
Una mayor producción en Guyana después de 2024 aumentará la rentabilidad de Chevron, suponiendo que el precio del petróleo siga siendo favorable. El acuerdo de Exxon con Pioneer supone un mayor rendimiento a corto plazo. Ambas tienen gigantescos yacimientos en el Pérmico que pueden activarse y desactivarse rápidamente. Pero, en esencia, el jefe de Chevron está haciendo la –más agresiva– apuesta de que la demanda se mantendrá en los próximos años al pagar por Guyana. Eso hace que su camino sea más complicado. Con la aceleración de las ventas de coches eléctricos, el riesgo puede ser que se esté expandiendo a través de una megaadquisición justo cuando la demanda de crudo comienza a evaporarse.
Exxon-Pioneer
La operación de Exxon con Pioneer, de 64.500 millones incluyendo deuda, es la mayor de la firma desde que adquirió XTO Energy, cuando pagó de más por su experiencia y por las superficies cuando los precios del gas estaban cerca de su máximo. Después de más de una década en el fracking, Exxon sabe ahora lo que está haciendo, pero el momento podría ser el equivocado de nuevo.
En 2009, el entonces CEO de Exxon, Rex Tillerson, quería diversificar aún más. El productor de gas natural XTO era la apuesta, y costó 31.000 millones. Pero se estaba gestando un exceso de oferta. El perfeccionamiento de la tecnología facilitó aún más la extracción del combustible, y la industria se expandió en exceso. Ahora el gas cuesta la mitad que hace 14 años. Exxon sufrió una pérdida de 19.000 millones en 2020, gran parte de ella relacionada con la compra.
El sucesor de Tillerson, Darren Woods, al menos se beneficia de ese fracaso. XTO sentó las bases del fracking de Exxon en el Pérmico. Produce unos 620.000 barriles equivalentes de petróleo en la región, y está haciendo dinero. Con Pioneer, Exxon duplicará con creces sus reservas en la cuenca, hasta 1,4 millones de acres, y se propone ahorrar 2.000 millones anuales de media en los próximos 10 años gracias a la aplicación de sus conocimientos de extracción y la reducción de costes.
Si todo va según lo previsto, los beneficios parecen razonables. Los analistas, según LSEG, estiman que el beneficio operativo de Pioneer será de 7.500 millones en 2025. Si se suman las sinergias y se aplica el tipo impositivo legal, la operación arrojaría una rentabilidad del 12%.
Aun así, se trata de un volátil negocio de materias primas que decaerá a largo plazo. La producción del Pérmico parece atractiva al precio actual y el coste de suministro de Exxon está por debajo de los 35. Años de gastos de capital moderados han restringido la oferta, pero la industria podría volver a excederse.
De nuevo, si se acelera el ritmo de ventas de coches eléctricos, Exxon puede encontrarse con que ha vuelto a cometer el mismo error.
Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías
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