CATL se prepara para impulsar los sueños eléctricos más salvajes
Su abundante liquidez está en gran parte en su propio país, y no le vendría mal captar fondos para su expansión
Por qué querría vender acciones el mayor fabricante de baterías para coches eléctricos del mundo si ya tiene liquidez? Tras el estancamiento en marzo de un plan para captar más de 5.000 millones de dólares (4.600 millones de euros) en Suiza, la china CATL se plantea ahora añadir una cotización en Hong Kong a sus acciones cotizadas en Shenzhen tan pronto como el año que viene, informó la publicación financiera IFR en noviembre. Terminó junio con 102.000 millones de yuanes (13.300 millones de euros) de liquidez neta, según los cálculos de Moody’s. El problema es que gran parte está en China. Disponer de más fondos en el extranjero prepararía a este grupo de casi 100.000 millones de euros para una explosiva expansión en Europa y más allá.
Las conversaciones se producen después de que problemas normativos desbarataran la oferta de certificados globales de depósito suizos que la empresa tenía previsto lanzar a principios de año.
CATL (Contemporary Amperex Technology) acaba de iniciar la producción en unas nuevas instalaciones en Alemania y está construyendo una planta en Hungría, sus primeras incursiones en Occidente. Su consejero delegado, Robin Zeng, las ha financiado sacando dinero de China, donde su empresa es dominante, y endeudándose en el extranjero. A pesar de los controles de capital de Pekín, probablemente podría repetir estas maniobras si fuera necesario, declaran tres analistas a Breakingviews. Con el tiempo, también debería de poder recurrir a la importante liquidez que generarán sus operaciones internacionales; las ventas fuera de China ya representan casi el 36% de sus ingresos, según Fitch.
Sin embargo, la lista de destinos lejanos de Zeng también crece rápidamente. El ambicioso acuerdo de CATL con Indonesia incluye proyectos que van desde la extracción de materias primas hasta la fabricación y reciclaje de baterías en este país rico en recursos. También colabora con la vietnamita Vinfast, aspirante a Tesla, y la tailandesa Arun Plus. Mientras, CATL está poniendo a prueba el apetito del mercado estadounidense por los proveedores chinos concediendo licencias de su avanzada tecnología de litio-ferrofosfato a Ford Motor.
Pero la producción de baterías requiere mucho capital: la planta de Hungría por sí sola costó más de 7.000 millones de euros. Si se abren varias puertas a la vez, incluso a CATL podrían venirle bien algunos recursos adicionales, y una oferta de acciones ayudaría a evitar inflar el balance con más deuda. Desde 2020, los préstamos a largo plazo de la empresa se han multiplicado por más de diez, hasta más de 70.000 millones de yuanes (9.000 millones de euros), y sus bonos a largo plazo han crecido alrededor de un tercio, hasta casi 20.000 millones de yuanes (2.600 millones de euros), según Visible Alpha.
Por supuesto, no es un buen momento para una salida a Bolsa. El índice Hang Seng de Hong Kong ha caído un 16% este año. Pero a medida que los sueños eléctricos de Zeng se aceleran, querrá asegurarse de que las propias baterías de CATL están completamente cargadas.
Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías
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