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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Polonia y los fondos de la UE congelados

El regreso de Donald Tusk al Gobierno estrechará las relaciones con Bruselas, pero deberá vérselas con el presidente del país

Donald Tusk
Donald Tusk, favorito para gobernar Polonia tras las elecciones del domingo.KACPER PEMPEL (REUTERS)

Donald Tusk será probablemente el nuevo líder polaco, al frente de una coalición de centroizquierda. Desbancar al nacionalista Ley y Justicia (PiS) pondría fin a una amarga disputa con la UE sobre Estado de derecho, inmigración y derechos civiles. Pero para recibir 35.400 millones de fondos congelados, tendrá que sortear al derechista presidente Andrzej Duda.

La sexta economía europea asiste a un terremoto político. La preocupación de los votantes por la inflación y los controles fronterizos parece haber provocado una dura derrota de Mateusz Morawiecki y puesto fin a ocho años del PiS. Tusk, de 66 años, primer ministro en 2007-14 y expresidente del Consejo Europeo, reconstruirá las relaciones con la UE. Los inversores lo acogieron con satisfacción.

Puede ser prematuro. Tusk no podrá entrar al puesto antes de finales de noviembre. Incluso cuando Polonia empiece a beneficiarse de sus estrechos vínculos con la UE, puede que le siga siendo difícil acceder a los fondos que Bruselas congeló en mayo de 2021 por su preocupación por la influencia política sobre el poder judicial. El Parlamento polaco aprobó en febrero una ley para contrarrestar esa injerencia, pero Duda se negó a firmarla, y la remitió a un controvertido Tribunal Constitucional.

Este podría resolver el conflicto. Tusk podría conseguir que se aprobara una nueva ley que abordara las preocupaciones de la UE, apostando por que Duda no quiera enemistarse con el Ejecutivo en un asunto demasiado arcano para los votantes. Pero Duda, cuyo mandato termina en 2025 y no puede ser reelegido, podría prolongar el estancamiento para complicar la vida a Tusk y demostrar que este no tiene una varita mágica europea. Tusk también podría intentar anular otro veto presidencial, pero necesitaría el apoyo de la extrema derecha de Confederación.

Los fondos de la UE ayudarían a una economía que solo crecerá un 0,6% este año, con una inflación del 12%; y podrían reducir un déficit que alcanzará el 5,3% del PIB, según Barclays, frente al 3,4% de 2022. El dinero permitiría a Tusk cumplir promesas electorales como el aumento de las prestaciones por hijos a cargo.

Con un crecimiento que probablemente repunte al 2,3% en 2024, Tusk necesita que la UE haga borrón y cuenta nueva y mucho dinero para llevar el país a una nueva era proeuropea. Cuándo ocurrirá es una incógnita.

Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías

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