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Análisis
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Bancos centrales, monedas digitales (y la perspectiva de los inversores)

Sorprendentemente, la opinión pública sigue siendo una pizarra vacía, con una considerable falta de comprensión sobre lo que son estas divisas

Christine Lagarde
Christine Lagarde, presidenta del BCE.POOL (Reuters)

Gran parte de la investigación sobre las monedas digitales de los bancos centrales (CBDC por sus siglas en inglés) se ha centrado en la perspectiva de que estos organismos están explorando si emitirlas. Sin embargo, en una reciente investigación entre profesionales de la inversión en todo el mundo, se ha analizado el lado de la demanda de la ecuación, buscando medir cuáles son las actitudes de un segmento significativo de sus usuarios finales y potenciales.

La aceptación por parte de los usuarios finales será fundamental para cualquier moneda digital que se emita. Y aunque los bancos centrales han solicitado comentarios públicos a varios documentos de consulta emitidos, aún se desconoce mucho sobre la comprensión, el interés y la demanda del público por este tipo de monedas. ¿Hasta qué punto el público entiende qué son estas monedas o apoya su emisión por parte del banco central? Si finalmente son emitidas, ¿en qué medida las usaría el público y cómo las usaría? ¿Qué diseño y características encuentran más atractivas o importantes los usuarios finales? Como observaba un informe de la Reserva Federal de EE UU de finales de 2022, “quedan preguntas clave sobre cómo el público aceptaría las CBDC, cómo podría funcionar su implementación y adopción, cómo se podrían usar en relación con otros instrumentos de pago, y cómo la estructura del mercado y la estabilidad financiera podrían verse afectadas”.

Comencemos entonces a proporcionar respuestas a partir de los puntos de vista de la comunidad de inversores profesionales reunidos en la investigación antes mencionada. Esta examina las posibles implicaciones que, para los mercados de capitales y los profesionales de la inversión, podrían surgir si los bancos centrales desarrollan y lanzan versiones digitales de monedas fiduciarias.

Si bien el estudio encontró algunos puntos en común de carácter global, lo más destacable es el contraste de actitudes según la edad, la región geográfica, el país y el nivel de desarrollo económico. Un clúster de regiones y mercados: mercados en desarrollo, la región de Asia-Pacífico y países individuales como India y China presentaron un patrón diferencial de respuestas. Los encuestados en estas regiones y países fueron, por lo general, más receptivos a las CBDC, expresando un mayor apoyo a la emisión de estas monedas y la voluntad de utilizarlas. Por el contrario, los encuestados en los mercados desarrollados, como Estados Unidos y la UE, fueron notablemente más fríos con las CBDC. Por ejemplo, los encuestados en China e India que afirmaban que los bancos centrales deberían emitir las CBDC doblaban a los de Estados Unidos.

Las economías en desarrollo otorgan mayor importancia que las desarrolladas a la percepción de la capacidad de la CBDC para mejorar la inclusión financiera. Las economías en desarrollo ven la utilización de este tipo de monedas como una manera de dar un salto adelante en su desarrollo financiero, mediante la modernización de las infraestructuras de pago y la mejora de la inclusión financiera. Ciertos elementos de diseño en particular podrían facilitar la inclusión financiera. Por ejemplo, una moneda CBDC que pueda operar sin conexión y trabajar con funciones (no inteligentes) de los teléfonos podría aumentar el compromiso financiero entre las poblaciones que disponen de acceso limitado a las infraestructuras bancarias. Los encuestados en los mercados desarrollados, por el contrario, parecen estar más satisfechos con sus actuales infraestructuras bancarias, especialmente en combinación con los nuevos avances en tecnologías de pago y sistemas de pago rápido.

La aceptación pública de una moneda CBDC, si se emite, no puede darse por sentada ni en los mercados en desarrollo ni en los desarrollados. El público puede acabar prefiriendo otras alternativas, si se le ofrecen, que van desde las tradicionales tarjetas de crédito y débito hasta los innovadores medios de pago electrónicos y las criptomonedas privadas. La cuestión de la adopción de la CBDC es más evidente en aquellos mercados que demuestran inicialmente un interés limitado. Pero incluso en los mercados y regiones en desarrollo que hoy muestran niveles más altos de receptividad al dinero digital, una CBDC, sin embargo, podría no ganar aceptación pública si la realidad no está a la altura de las aspiraciones de inclusión financiera y otros beneficios percibidos. Características como el diseño, la interoperabilidad con los sistemas de pago existentes, la capacidad de funcionar sin conexión y el pago de intereses, podrían marcar la diferencia entre aceptación y rechazo.

Sin embargo, incluso en los mercados que muestran la menor receptividad, la encuesta reveló oportunidades para los bancos centrales y otras autoridades gubernamentales, si así lo quieren, para crear conciencia y generar apoyo. En un grado sorprendente, la opinión pública sigue siendo una pizarra vacía, con un número considerable de encuestados que expresan una falta de comprensión de las monedas digitales, o tienen puntos de vista indecisos sobre ellas.

A nivel mundial, los encuestados afirmaban mayoritariamente que las CBDC pueden coexistir con las criptomonedas privadas, y en menor medida afirmaban que son incompatibles. Sin embargo, la mayoría también cree que el dinero privado siempre será inferior en calidad y seguridad al dinero del Gobierno. Solo el 17% dijo que confiaría en las criptomonedas privadas como reserva de valor sobre el dinero del Gobierno.

Cualquier divulgación pública para generar demanda de CBDC debería aprovechar esta fortaleza inherente del dinero del Gobierno. Podría convertirse en una ventaja crítica que distinga a las CBDC de cualquier método de pago y moneda de la competencia, incluidas las criptomonedas privadas. Si un banco central participa en iniciativas de divulgación y educación, debe abordar las preocupaciones del público sobre las CBDC. El estudio reveló tres preocupaciones principales: seguridad cibernética y el potencial de fraude; privacidad y el posible acceso del Gobierno a la información del usuario gracias al uso de una CBDC; y la ausencia de casos de uso válidos y la percepción de que una CBDC es una solución en busca de un problema.

Finalmente, a medida que los bancos centrales, los órganos legislativos y otras autoridades gubernamentales sopesan los pros y los contras de lanzar una CBDC, se enfrentan a una amplia variedad de problemas: necesidades técnicas y de diseño, la eficiencia de los sistemas de pago, los riesgos de desintermediación e interrupción de creación de crédito, y las implicaciones para la política monetaria y la estabilidad financiera. Pero los bancos centrales y otras autoridades no deben limitarse a estas consideraciones. También deberían analizar el lado de la demanda de la ecuación. Además de las consultas públicas, deben considerar ese lado de la demanda en asociación con el sector privado y organizaciones no gubernamentales. Los socios privados pueden ofrecer diferentes perspectivas que completarán las posibles brechas y enriquecer la comprensión general de las necesidades, puntos de vista y preferencias de los usuarios finales.

Olivier Fines/Luis Buceta son CFA, Head of Advocacy en CFA Institute / CFA, vicepresidente de CFA Society Spain y director de Inversiones en Creand Wealth Management

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