El atajo de Volkswagen en China tentará a sus rivales
Su alianza con Xpeng para acceder a su tecnología de eléctricos puede ser imitada por otras marcas occidentales
El atajo de Volkswagen en China marca una hoja de ruta complicada para sus rivales occidentales. El fabricante de automóviles tiene previsto invertir 700 millones de dólares en el fabricante chino Xpeng para adquirir una participación del 4,99%, y acceder a su tecnología y acelerar el desarrollo de sus propios coches eléctricos. El mercado del país asiático es cada vez más competitivo, por lo que es posible que otros también tengan que trazar una nueva ruta.
La idea surgió de la necesidad. Los modelos estrella impulsados por baterías de VW tuvieron un comienzo lento en China y han tenido dificultades para mantenerse al día, incluso cuando los consumidores del Reino Medio empezaron a interesarse seriamente por los eléctricos. Además, los retrasos en su unidad de software Cariad dificultaron su capacidad para lanzar nuevos productos.
Aunque el país sigue siendo el mayor mercado individual de VW y la marca sigue siendo la más vendida en China en motores de combustión interna, con una cuota de mercado del 20%, el grupo tiene ahora un mísero 2,6% del segmento de los eléctricos, según Automobility, una consultora con sede en Shanghái. En su lugar, gigantes chinos como BYD han tomado la delantera. El acuerdo con Xpeng, anunciado el 26 de julio, puede contribuir a frenar esta tendencia.
La serie ID se produjo junto a las también chinas FAW y SAIC (precisamente, esta última, que es estatal, y Audi, marca de VW, han firmado un memorando para ampliar su cooperación actual: desarrollarán eléctricos inteligentes y conectados para el mercado chino). Esas joint ventures se remontan a una época en la que los fabricantes de coches extranjeros se veían obligados a asociarse con otros nacionales para entrar en el mercado, pero aportaban la mayor parte del know-how. El último acuerdo va más allá: VW se asocia con un nuevo tipo de fabricante de automóviles que ha dado prioridad a los eléctricos desde el principio, y se va a apoyar en su tecnología.
Para un líder mundial como VW, supone una lección de humildad, pero puede resultar rentable. Además de obtener una participación del 5% y un puesto en el consejo, puede utilizar el software de vanguardia de Xpeng, como la conducción asistida, los comandos activados por voz y los sistemas de entretenimiento. También puede desarrollar diseños con la misma estructura subyacente que la firma china usó para su modelo G9, que será más capaz de acomodar estas características que una configuración tradicional. Preparar un nuevo producto para el mercado puede llevar hasta cinco años, pero tras el acuerdo con Xpeng, VW espera lanzar dos nuevos modelos eléctricos antes de 2026.
Es posible que los colegas occidentales de VW piensen que no necesitan seguir sus pasos. Tesla sigue disfrutando de una sólida segunda posición en China, mientras que sus competidores de gama alta, como BMW, aún no se han visto afectados por la misma competencia que afectó a las marcas de volumen de VW. Y, al igual que esta, las marcas tradicionales son rentables. La mayoría de las firmas chinas de eléctricos aún no han obtenido beneficios, y el margen bruto de Xpeng cayó hasta un -3,9% cuando presentó el viernes sus resultados de abril-junio. Sin embargo, es posible que las multinacionales rivales se vean obligadas a considerar la posibilidad de asociarse con compañías chinas, como ha hecho VW, por dos razones.
Primero, la concentración en China se está acelerando. Las ventas de turismos tocaron techo en 2017. La producción anual supera con creces la demanda: Bernstein calcula que el país puede producir 40 millones de coches al año, casi el doble de los 23,6 millones de unidades vendidas en 2022. Hay demasiadas marcas compitiendo por la tarta. La consultora Alix Partners registra 167 empresas de eléctricos en el país.
La concentración puede dejar a las marcas occidentales en una posición cada vez más débil. Ya están cediendo terreno en los eléctricos. VW, pese a sus problemas, es la única marca extranjera, aparte de Tesla, que aparece entre las 10 primeras de China en cuanto a eléctricos en lo que va de año. Mercedes, Nissan, GM, Honda y Toyota, todas ellas con un 5% o más del mercado de motores de combustión interna, no aparecen. A medida que las firmas chinas crezca, dispondrán de mayores presupuestos de investigación y poder de fijación de precios, con lo que la competencia será más feroz.
Segundo, el acuerdo de VW con Xpeng pone de relieve que las empresas deben adaptarse rápidamente para seguir siendo relevantes en China. Según un estudio de Bernstein, los consumidores chinos eligen coches basándose en los gadgets, como cabinas inteligentes y sistemas de información y entretenimiento, áreas en las que chinas como Xpeng han invertido mucho. Estos artilugios pueden ser más útiles en las congestionadas vías urbanas que los sofisticados sistemas de frenado o las baterías de larga autonomía. También ayudan a los consumidores a diferenciar entre los muchos modelos que se ofrecen en un momento en que terceros como CATL suministran baterías a todo el mundo, desde Geely a BMW, haciendo que los coches se parezcan más entre sí en cuanto a autonomía y forma de acelerar y sonar.
Si los rivales de VW se animan a seguir un camino similar, hay muchos socios potenciales, ya sea para joint ventures o para fusiones directas. La startup Leapmotor, que cotiza en Hong Kong, ha anunciado que está en conversaciones con dos firmas extranjeras que se han fijado en su nuevo sistema de fabricación, que incluye una plataforma informática integrada. Medios chinos informaron el día 2 de que VW está en conversaciones con ella sobre la opción de cooperar con su marca Jetta, Nio, pionera en eléctricos, y Li Auto, especialista en híbridos, también han desarrollado su propio software. Y hay nuevos competidores, como Xiaomi (smartphones), que aportan sus conocimientos digitales, pero podrían beneficiarse de la capacidad de fabricación de una automotriz ya establecida.
También hay riesgos. Asociaciones más estrechas con actores chinos pueden dejar a los grupos occidentales expuestos en caso de reacción política, especialmente si dependen del software o la tecnología de terceros. Y las diferencias culturales siguen dificultando las colaboraciones estrechas. Aun así, la decisión de VW hará que incluso sus rivales occidentales más confiados se planteen aventurarse por un camino menos transitado.
Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías
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