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El Foco
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Regreso al futuro en los mercados: hacia los corros virtuales

Junto a las ventajas de seguridad e inmediatez, la tecnología permite, aunque suene paradójico, volver a la esencia original de la Bolsa

Bolsa
Vista general del parqué madrileño de la Bolsa.Ana Bornay (EFE)

La historia del cine y la literatura está repleta de viajes en el tiempo. Quizá pocos tan conocidos como Regreso al futuro, la película de 1985 en la que Marty McFly viajaba a bordo del DeLorean. Hoy la tecnología es, de alguna manera, el condensador de fluzo que permite viajar en el tiempo en los mercados financieros.

Me explico. Cuando se estrenó aquella mítica película aún quedaban cuatro años para que se pusiera en marcha en España el pionero sistema de interconexión bursátil electrónico. Hasta entonces, todas las empresas cotizadas en Bolsa estaban en el mercado de corros, es decir, se negociaban a la vieja usanza, a viva voz, al grito de tomo o doy para las órdenes de compra y venta. Con motivo del 175 aniversario del Palacio de la Bolsa tuve oportunidad de ver algunas imágenes grabadas de los corros en los años ochenta y es curioso ver la frenética actividad de un modelo completamente presencial, complejo, pero muy eficiente para la escala del momento. También llama la atención, por cierto, ver la poca diversidad de género, estilos y colores, pero ya es otro tema.

Desde entonces hasta hoy, impulsados por las continuas mejoras tecnológicas, hemos vivido unos años de cambios frenéticos, un atropellado viaje al futuro. Llegó un momento en que el incesante aumento de las órdenes hizo inviable el modelo de corros, que poco a poco fue desapareciendo. Hoy todas las órdenes son digitales y se negocian en plataformas que están continuamente exprimiéndose para ganar micromilésimas de tiempo que permitan un acceso más rápido a los miembros de mercado. El primer mercado electrónico se puso en marcha en 1989 con un grupo de siete grandes valores, se finalizó el año en 51 valores y en pocos años la digitalización era completa del mercado español. Desde entonces hasta ahora el mercado no ha dejado de incorporar mejoras.

Los mercados financieros son el motor del sector financiero. Muchos de las mejoras tecnológicas que los mercados han incorporado en los últimos años van dirigidas al incremento de la seguridad y a la reducción de los tiempos de procesamiento. Hemos invertido en mitigar los riesgos de ciberseguridad que se han incrementado estos últimos años y hemos pasado de medir en minutos a medir en microsegundos. En el tiempo que los eficientes traders de antes gritaban su tomo o doy ahora se negocian miles de operaciones.

La tecnología está transformando también la forma en la que los inversores interactúan con los mercados financieros. Todos los roles de los actores del sector se han digitalizado y demandan accesos rápidos e intuitivos, interoperabilidad y mayor transparencia en los datos, condiciones de negocio que faciliten la toma de decisiones informadas.

La tecnología permite reforzar la ciberseguridad para la mejora de la seguridad en las transacciones y aplizar el big data para ser capaces de procesar y utilizar eficientemente la cantidad de datos que se generan en el sector y para conocer bien las necesidades del mercado y adaptarnos a la demanda. A esto se suman las tecnologías de visualización y experiencia de usuario, encriptación, activos digitales, blockchain…El sector financiero es uno de los que más rápido reacciona a cualquier novedad tecnológica que pueda reportar beneficio. No somos capaces ni de imaginar hasta dónde llegaremos con todo esto, porque está evolucionando muy rápidamente, pero sí sabemos que algunos cambios muy disruptivos ya están en marcha:

• Nuevos tipos de activos digitales de distinta naturaleza (arte, tokens de videojuegos, derechos sobre deportistas/artistas…) transaccionables de una forma homogénea.

• Transacciones financieras utilizando tecnología de computación cuántica que mejoren la seguridad y la eficiencia al aumentar significativamente la velocidad y capacidad de procesamiento de los sistemas financieros.

• Sistemas financieros autónomos y descentralizados más eficientes gracias a la integración de la inteligencia artificial y la tecnología blockchain.

• Monedas digitales respaldadas por bancos centrales como pieza fundamental para los activos digitales, que faciliten la automatización de modelos disruptivos.

• Sistemas con realidad virtual y aumentada en la que los inversores podrán visualizar y analizar los mercados financieros de manera visual, más intuitiva y efectiva y a través de modelos muy distintos a los actuales.

• Mecanismos para generar datos alternativos, cálculos y estimaciones que nos permitan avanzar en sostenibilidad y faciliten la toma de decisiones para las inversiones sostenibles.

Además, la tecnología también está contribuyendo a un cambio de mentalidad en todos los actores de los mercados financieros, incluidos los reguladores y, por supuesto, las infraestructuras gestoras de los mercado. La tecnología acelera el mundo y obliga a seguir su ritmo. No es una opción quedarse al margen.

Y con todo esto la tecnología permite de algún modo, aunque suene paradójico, volver a la esencia, a los principios. Tenemos las capacidades tecnológicas necesarias para potenciar la cercanía que siempre caracterizó a la Bolsa y nos permite recrear de algún modo esos corros del pasado. Los corros 2.0. Los corros virtuales. Lejos de la caricatura de la tecnología como causante de una cierta frialdad en las relaciones personales y laborales, es un hecho que en realidad facilita el contacto y elimina las distancias.

Y lo importante es que en todo este viaje, la esencia de la Bolsa se mantiene, como lugar en el que poner en común a personas que promovían proyectos empresariales con otras que confiaban en ellos y querían invertir. Más grande, rápido, eficiente y mejor, pero con el mismo objetivo. Para ello, los mercados financieros deben facilitar y promover estos cambios que construyen el futuro, para que nadie pueda decirnos, como en una escena de Regreso al futuro, aquello de “supongo que ustedes aún no están listos para eso, pero sus hijos lo adorarán”.

Berta Ares es Directora general de BME Inntech

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