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A fondo
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

La crisis de Silicon Valley Bank (SVB): ¿es urgente revisar los criterios sistémicos de la banca?

Si el riesgo de tipos de interés se ha convertido en una cuestión clave debe estar incluido en la agenda de supervisión de las autoridades monetarias

Un grupo de empleados delante de la oficina de Silicon Valley Bank en Santa Clara, California.
Un grupo de empleados delante de la oficina de Silicon Valley Bank en Santa Clara, California.JUSTIN SULLIVAN (AFP/Getty Images) (Getty Images via AFP)

La quiebra de Silicon Valley Bank (SVB), que tuvo a los mercados en vilo durante el mes de marzo, mantiene ahora al mercado dividido entre quienes temen nuevos riesgos de contagio y quienes achacan la quiebra a un contexto de subidas de los tipos de interés y regulación laxa en EE UU. Esto último puede parecer irónico, ya que los bancos llevan más de dos décadas culpando a los bajos tipos de interés y presionando para que se suavice la regulación. Sin embargo, algo debe estar fallando si una quiebra de tal magnitud puede producirse de forma tan inesperada como esta y debe llevar a las autoridades monetarias a reconsiderar el concepto de riesgo sistémico.

Aunque atribuibles a una gestión del riesgo deficiente, los problemas de SVB no se derivaban de la mala calidad de sus activos. Uno de los análisis de escenarios más básicos que se realizan en la gestión del riesgo de liquidez bancaria es someter a pruebas de estrés la posición que devenga intereses, exponiéndola a variaciones simuladas de puntos básicos. No hay nada sofisticado en determinar el impacto de la subida o bajada de tipos sobre los ingresos por intereses de un banco y hubo tiempo de sobra para darse cuenta de que llegaría el momento en que los bancos centrales entrarían en un ciclo de subidas de tipos. Si una entidad quiere mantener depósitos en épocas de incremento de las tasas de interés, tendrá que pagar también intereses por ellos. Aquí es donde SVB se vio atrapado por su propio modelo y enfoque, centrado en un reducido grupo de clientes del sector tecnológico.

En 2015, la ratio préstamos-depósitos (LDP) agregada de SVB era ligeramente superior al 40%; a título comparativo, la ratio LDP de las entidades significativas de la zona euro era del 105% en 2022. Mientras que una ratio LDP demasiado alto significa una mayor probabilidad de que un banco sea incapaz de cubrir posibles pérdidas por préstamos, una ratio demasiado baja indica que el banco actúa por debajo de un grado adecuado de rentabilidad. En consecuencia, y dado que los depósitos se habían convertido en financiación totalmente gratuita para el banco en un contexto de tipos ultrabajos, SVB invirtió fuertemente en activos con grado de inversión de la máxima calidad, como bonos del Tesoro de Estados Unidos.

Todo lo anterior resultó ser un gran problema cuando el escenario de tipos cambió al alza, enturbiando el acceso a la financiación de nuevas compañías. En este entorno, los clientes veían cómo su banco agotaba los depósitos para mantener la liquidez en sus propias empresas. En cambio, una base de depositantes más amplia y diversificada habría supuesto una menor velocidad en el proceso de retirada de esos capitales, en respuesta a la incapacidad del banco para soportar las tasas más elevadas.

Por lo tanto, casos como este ponen de manifiesto que hay un error de concepto evidente cuando se habla de relevancia sistémica. Y es justo decir que, si el riesgo de tipos de interés se ha convertido en una cuestión de importancia sistémica que hay que vigilar, entonces debe estar en la agenda de las autoridades monetarias.

Si nos fijamos en la eurozona, tenemos un régimen claro para determinar la relevancia sistémica de un banco basado en su tamaño, su importancia económica, sus actividades transfronterizas o si ha solicitado o recibido financiación del MEDE o de la FEEF. Una entidad también es significativa para el sistema si es uno de los tres bancos más importantes de un país de la zona euro. Además, el BCE se reserva el derecho a clasificar un banco como de impacto general con el fin de garantizar que las normas de supervisión pertinentes se apliquen de forma coherente.

La idea errónea, en mi opinión, es que los posibles efectos indirectos de la quiebra de un banco no están necesariamente, o no exclusivamente, relacionados con su importancia sistémica. Tal y como muestra el ejemplo de SVB, a pesar de que ni el tamaño del banco ni su interconexión deberían hacer temer que el sistema financiero esté en serios problemas. Sin embargo, las noticias de los medios de comunicación parecen sugerir que el mundo está al borde del próximo colapso financiero global. Como recordatorio, los depósitos –los que no han sido retirados– siguen ahí y los activos del banco tampoco han perdido su valor.

Esto plantea la cuestión del papel de las autoridades supervisoras y de si la laxitud de la regulación ha influido. En EE UU hay un animado debate sobre si la regulación bancaria existente es suficiente, si los bancos más pequeños deben someterse a un mayor escrutinio y sobre el impacto de la desregulación bancaria bajo la Administración Trump.

Un régimen regulatorio estricto y, lo que es más importante, un régimen de supervisión fuerte, son esenciales e inevitables para el funcionamiento del sistema financiero en su conjunto. Lo que es más, el caso SVB revela un tipo de riesgo que debe denominarse idiosincrático. En los últimos años se ha consolidado la idea de un cierto tipo de astucia del inversor en startups que, en ocasiones, transforma retrospectivamente una apuesta que salió bien en una estrategia. Este argumento se utiliza para pedir a gritos la desregulación de sectores como el de las criptomonedas y la eliminación de todas las barreras que se interponen entre los inversores y su potencial fortuna. Sin embargo, la regulación existe para proteger a todos los consumidores e inversores minoristas y garantizar la estabilidad y resistencia del sistema financiero. No debe en ningún caso retroceder ante la megalomanía individual, ya lleve traje de raya diplomática o chanclas.

Alpay Soytürk es Chief Regulatory Officer de Spectrum Markets

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