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¿Quieres mejorar tu salud financiera en 2025? Decálogo para cumplir tus propósitos financieros

Tener mejor salud financiera empieza por trazar un plan -personal y financiero- y por cambiar viejos hábitos

Drazen Zigic (Getty Images)

El comienzo de un nuevo año es el momento perfecto para replantearnos nuestras metas y tomar decisiones que nos acerquen al futuro que deseamos construir. Si para este 2025 nos hemos propuesto organizar mejor nuestras finanzas y tener una buena salud financiera debemos saber que va más allá de ahorrar o invertir.

Se trata de reflexionar sobre nuestras prioridades vitales para, después, alinear nuestras finanzas con ellas. Es decir, hay que entender que el dinero no es un fin en sí mismo, sino que es el medio que nos va a ayudar a conseguir lo que es importante para nosotros. Este enfoque nos permite tomar decisiones con sentido, construir un plan financiero adaptado a nuestras circunstancias para poder cumplir nuestros objetivos y disfrutar de mayor tranquilidad. ¿Por dónde hay que empezar?

1. Piensa en tu proyecto de vida y define lo que quieres conseguir

La base de una buena planificación financiera empieza por conocerse a uno mismo. ¿Qué objetivos quieres alcanzar a corto, medio y largo plazo? Reflexiona sobre cómo te gustaría que fueran los próximos años y traduce esas ideas en metas concretas y realistas.

Por ejemplo, ¿te gustaría comprarte una casa en los próximos cinco años? ¿Si ya tienes una vivienda en propiedad, te preocupa la deuda de la hipoteca? ¿Quieres ahorrar para hacer ese viaje con el que llevas tiempo soñando? ¿Te preocupa cómo mantener tu nivel de vida durante la jubilación? ¿Quieres cambiar de trabajo o montar un negocio, pero no sabes si económicamente es viable?

Se trata de hacer un ejercicio sincero y honesto sobre qué es lo que quieres conseguir y por qué has decidido ahorrar e invertir y tener un mayor control sobre tu dinero. Pero, lógicamente, la clave está en plantearse objetivos realistas que se puedan cumplir porque, de lo contrario, lo que suele pasar es que se abandona el plan porque nunca se llega a alcanzar.

2. Profesionaliza tus decisiones financieras

Una vez que te has tomado el tiempo de pensar qué es lo que te gustaría conseguir con tu dinero, es el momento de ponerse manos a la obra y pasar de la preocupación a la ocupación. Y la mejor forma de hacerlo es de la mano de expertos que te entiendan, analicen tus circunstancias y necesidades y te ayuden a trazar el plan de ahorro y de inversión que realmente necesitas.

El asesor financiero va a pintar en números cuánto te cuestan tus objetivos, teniendo en cuenta cuál es tu horizonte temporal, es decir, cuándo quieres conseguirlos, y cuál es tu punto de partida: cuánto dinero tienes ahorrado e invertido, deudas, gastos mensuales, pronóstico de ahorro, etc. Eso es lo que te va a ayudar a saber cuánto dinero realmente necesitas y cuál es el déficit que tienes actualmente.

Ese déficit es la diferencia entre lo que ahora tienes y lo que cuesta todo aquello que quieres hacer, y es lo que va a marcar qué rentabilidad deberías conseguir en los mercados financieros. Tu asesor financiero analizará las diferentes opciones y te ayudará a construir una cartera de inversión equilibrada y adecuada en función de la rentabilidad que necesites, del plazo del que dispongas y, muy importante, de tu perfil de riesgo.

3. Entiende y controla tus emociones

Aunque pueda parecer contradictorio, la parte emocional es lo más importante a la hora de gestionar el patrimonio. Cuando hablamos de números y de rentabilidades, nunca podemos pasar por alto que somos personas emocionales y que, en muchas ocasiones, tomamos decisiones precipitadas y poco meditadas.

Por eso, antes de hacer cualquier inversión, debes responder a la siguiente pregunta: ¿estoy tranquilo con mi decisión o me quita el sueño? Comprender qué nivel de riesgo puedes asumir a la hora de invertir es fundamental para poder estar tranquilo y no sufrir con los vaivenes del mercado cotizado. El asesor financiero también te va a ayudar a entender que, al invertir en bolsa, es normal ver caídas, pero la clave siempre está en tener una estrategia de inversión sensata, acorde a tus circunstancias y equilibrada con el resto de tus finanzas e inversiones.

Controlar tus emociones también evitará que inviertas siguiendo las modas o que te dejes llevar por lo que te recomienda un amigo o un compañero de trabajo.

4. Comprométete con tu plan financiero

Muchas personas tienden a ahorrar y a invertir lo que les sobra a final de mes, ¿pero por qué no hacerlo al contrario? Si no se tiene un plan financiero puede resultar más complicado destinar parte del salario a ahorrar y podemos acabar gastando y consumiendo de más. Sin embargo, cuando se tiene un objetivo, es más fácil comprometerse.

Nietzsche decía que “quién tiene un porqué, encuentra más fácil el cómo”. Y eso es, precisamente, con lo que te va a ayudar el ejercicio de planificación financiera: a ser consciente de para qué estás ahorrando e invirtiendo y de las consecuencias futuras de las decisiones de consumo, ahorro e inversión que estás haciendo en el presente.

Si con tu asesor financiero estableces qué cantidad vas a ir aportando mensualmente a un fondo de inversión, por ejemplo, puedes programa tus aportaciones periódicas a comienzos de mes para interiorizar ese hábito, convertirlo en una prioridad y que no dependa de cuánto vas a gastar en otras cosas.

5. No pierdas de vista la inflación

Para poder sacarle partido a tu dinero, es fundamental que seas consciente del impacto de la inflación y cómo te resta poder adquisitivo con el paso de los años si mantienes el dinero parado, en el clásico debajo del colchón o en cuenta corriente.

Recientemente se ha publicado el dado del IPC adelantado del mes de diciembre, que ha subido cuatro décimas desde noviembre, cerrando el año en el 2,8%, es decir, por encima del objetivo del Banco Central Europeo del 2%. ¿Sabes qué impacto tiene ese 2% en el bolsillo? Por verlo con unos números, si te hubiera tocado “El Gordo” de la lotería de Navidad y decides no invertir los 328.000 euros del premio, pasados 20 años y contando con una inflación media del 2%, ese dinero equivaldría a unos 220.734 euros (actuales).

6. Piensa en el futuro y en lo posibles ¿y si...?

Aunque trazar un plan financiero y de inversión es fundamental, a la hora de organizar las finanzas y establecer el presupuesto familiar es importante pensar en los posibles imprevistos y trazar un plan para cubrirlos ante lo que pueda pasar. ¿Te has planteado cómo se quedaría tu familia si a ti te pasa algo el día de mañana o si desarrollas una enfermedad que te impida seguir trabajando?

Aunque cueste enfrentarse a momentos complicados como esos, si de antemano se tienen en cuenta, se puede incluir dentro del plan y de la estrategia financiera. ¿Cómo? Evaluando los distintos escenarios y opciones y viendo con un asesor financiero si, en el marco de cartera de inversión que ya tienes, te conviene, por ejemplo, un seguro de vida que cubra también una posible incapacidad.

7. Evalúa y reajusta tus planes periódicamente

¿Te preocupa ahora lo mismo que hace diez años? Como la vida cambia y tus circunstancias también, siempre es aconsejable ir revisando si tus objetivos han cambiado y si, en consecuencia, hay que ajustar tu cartera de inversión.

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