El BCE avisa de que el riesgo de shock financiero por la guerra comercial sigue siendo alto
Reclama a la banca vigilancia sobre su exposición al comercio con EE UU, en especial a entidades pequeñas de Alemania y España


El Banco Central Europeo no se cansa de advertir del riesgo que supone para el crecimiento económico y para la inflación la guerra comercial iniciada por la Casa Blanca. Los aranceles de Trump son la gran incertidumbre con la que lidiar en la aplicación de su política monetaria y sus efectos ya han sido el detonante en gran medida para la rebaja de tipos para la zona euro decidida en abril. Pero el riesgo de la guerra comercial también se extiende a los mercados financieros, lo que puede terminar por afectar a la estabilidad financiera de la zona euro, un peligro que sigue vivo hoy a pesar de la calma que han recobrado los mercados de renta fija y renta variable, según advierte el BCE.
“El aumento de la incertidumbre en la política comercial podría tener un impacto adverso tanto en el sistema financiero como en la economía real”, insiste el BCE en el informe de Estabilidad Financiera que publica este martes. El impacto negativo de los aranceles no llega a la zona euro solo por el menor crecimiento que supone un menor flujo comercial, la reconfiguración de las cadenas de producción o el retraimiento de las inversiones empresariales sino también por el efecto desestabilizador de las caídas bursátiles, el repunte de las rentabilidades de los bonos o la depreciación del euro. El BCE advierte de hecho de que la incertidumbre dominante respecto al comercio mundial resulta en un aumento del riesgo sistémico. “La incertidumbre de la política comercial no solo frena la actividad económica futura, sino que también aumenta las vulnerabilidades financieras recogidas por el indicador de riesgo sistémico, aunque de forma mucho más limitada”, explica el BCE.
La autoridad monetaria expone en su informe los obvios efectos negativos de una guerra comercial. “La aplicación de restricciones comerciales tiende a reducir la demanda externa, aumentar los precios e incrementar los costes de producción. Las restricciones comerciales obstaculizan el avance tecnológico, ahogando la innovación, la productividad y el crecimiento económico”, asegura. Y esos efectos van más allá al extenderse al ámbito financiero, un frente que para el BCE aún no está en calma a pesar de la fuerte recuperación que registra la Bolsa europea tras el shock inicial que causó Trump con su anuncio de aranceles del día 2 de abril. “La reevaluación de precios en los mercados sigue siendo un riesgo importante para la estabilidad financiera de la zona euro, y la posibilidad de que se produzcan nuevas perturbaciones por la política comercial estadounidense sobre los mercados de la zona euro sigue siendo elevada”, avisa el BCE.
Los bancos son pieza clave en esa espiral potencial de inestabilidad financiera y sobre ellos el BCE también lanza una advertencia. No en vano, el encarecimiento del coste de financiación tiene amplias implicaciones en la capacidad de los bancos para captar capital y sostener así la maquinaria de concesión de créditos. Y el impacto económico de una guerra comercial también se puede traducir en mayores tasas de impago y en la necesidad de más provisiones por insolvencias. El BCE reconoce que la exposición de la banca europea a actividades económicas con una dependencia significativa del comercio con EE UU representa el 9,6% del total de riesgos del sector, el equivalente a apenas el 1,5% de sus activos totales. El riesgo es limitado pero varía dependiendo de los sectores, de las instituciones individuales y también de los países. Como señala el BCE, “las exposiciones a sectores dependientes del comercio estadounidense en Alemania y España tienden a ser mayores para los bancos más pequeños”.
La institución monetaria reclama por tanto a la banca una actitud vigilante con la que hacer frente a los retos de la incertidumbre comercial. “Las instituciones financieras también deberían adoptar una serie de medidas proactivas para hacer frente a los riesgos derivados de las tensiones comerciales. Aunque unos sólidos colchones de capital y liquidez constituyen la primera línea de defensa para absorber las perturbaciones derivadas de las tensiones comerciales, las instituciones financieras deben realizar evaluaciones periódicas para identificar y evaluar los riesgos específicos asociados a las tensiones comerciales”, añade el BCE .
La espiral de riesgo sobre la estabilidad financiera ya se hizo evidente en el mes de abril. La declaración de guerra comercial de Trump hundió las Bolsas y disparó las ventas en la deuda soberana estadounidense. Sus rentabilidades se dispararon en una dinámica que hacía temer una oleada de desconfianza por parte de los inversores capaz de complicar la financiación de EE UU en el mercado, ante lo que Trump terminó por anunciar una tregua de 90 días en la aplicación de aranceles. Como recuerda ahora el BCE, la volatilidad y la inestabilidad en el mercado financiero aumentan el coste de financiación y provocan cuantiosas pérdidas a los agentes financieros, que se ven obligados a ajustar sus carteras de inversión a menudo realizando más ventas de activos, lo que amplifica el estrés financiero.
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